Los niños que gritan en el centro de la cancha Campeones, Campeones, luego de ganar su primer torneo infantil. El capitán que se acerca al 9 que se falló el gol y con dos carajos, lo arenga. La señora en Occidente que sonríe cómplice y dice: Sí, él es mi hijo. La canción que hace ganar partidos. El sonido hueco de una avalancha. Las monedas que suenan en el bolsillo antes de pagar por un boleto a la final. El ruido de la impresora antes que te den el ticket. La bocina de panadero que ahora es del tribunero. El zumbido de abeja de los contómetros. El aire que se escapa de los globos. La parrilla de los choripanes en el acceso de Oriente. El aviso de WhatsApp, señal de que mi padre está llegando, para ir a cantar por su equipo.
Y claro, el Bombo de la barra.
En el fútbol todo es música.
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Debutaron un año que fue feliz: 2013. Como tantos otros nombres cuyo origen todavía se explica, por su misterio o su polémica -el de la Trinchera Norte, por ejemplo-, Bombo de la Barra tiene una historia. Los nombres nos resumen, se sabe. Lo contó Alejandro Gálvez, El Ruso, en una esperada edición del programa de FB Pasión Popular, un medio partidario del club estudiantil: “Para nosotros el bombo es el corazón de una tribuna. Es de allí donde salen las voces y se contagia el estadio. Para nuestro mensaje de paz y unidad, de no violencia, fue perfecto. Queremos transmitir esa cultura en los niños, en las niñas, que ahora van en mancha a los estadios”, dice El Ruso, vocalista de esta banda de reggae y ska para el merengue. Es un espectáculo, un domador de leones. El rollo de la banda, urgente en este caótico club del cual son hinchas todos sus integrantes, incluye también un mensaje que no siempre se advierte en aquellos que solo entran y salen del fútbol, y por eso mismo no lo entienden: como en un concierto, las tribunas cantan para sentir que sus equipos están vivos.
Es una necesidad.
¿Por qué reggae o ska, para un club que siempre se sintió cercano al punk rock con bandas como Atados a Un Sentimiento, Actitud Crema, Raúl Montañéz, Montaña de Leusemia, o Nos Sobra Aliento? Hay en la adolescencia de dos de sus integrantes el secreto: el guitarra David Robles y el mismo Ruso formaron parte de la banda de reggae peruano Ascesis Nativa, que en 2004 editó su álbum Extremadamente Roots, con canciones como Jah Creación, Sexto Día, Jah Ras o Bendito. La música era un vínculo, casi tan fuerte como la popular. Escuchaban a Bob Marley, leían sobre su legado de hermandad, y también los goles de Baroni o Martínez. Allí se habían visto alguna vez y, como la camiseta hermana y explota abrazos espontáneos, la idea de formar una banda para la ‘U’ fue absolutamente natural. Se les sumó de inmediato Betto Amaro, primera guitarra de Bombo. Luego Edwin Sandoval (saxofón), Enrique Cumpa (teclado) y Paul Rojas (batería).
El ritmo del corazón.
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Desde aquel debut en el Festival Universo Crema del 2013, Bombo ha sumado una legión de seguidores que se traducen en 28 mil fans en FB, 7.700 en Instagram y videos en su canal de YouTube que superan los 250 mil reproducciones. Su repertorio pone, ironía, la piel de gallina: han reversionado dos viejas polkas muy queridas para el hincha de Universitario -Y Dale U, conocida en todo el país como el Himno Crema y la maravillosa Me Creo Lolo Fernández, letra de Ángel Lamas Romo-; además de reinterpretar los clásicos de la Barra Oriente de los años 90. Esa mezcla explosiva los ha convertido en una banda de culto, y ha servido de puente para unir a los ya agotados y canosos hinchas de hace 30 años con sus hijos, o con hinchas más jóvenes que de alguna forma también lo son.
¿Por qué no han conseguido todavía grabar un disco?, le pregunto a Betto Amaro, primera guitarra de Bombo. “Lo estuvimos haciendo antes de la pandemia, pero bueno. Hoy estamos preparando shows de manera virtual, tratando de mantener viva la esencia de tocar en vivo para el público. Como diría el gran Ángel Cappa, contra todo y contra todos”.
La única banda de rock, reggae y ska de la hinchada de Universitario ofrecerá un concierto virtual post el U-San Martín de este jueves. Para convertir la sala de la casa en una tribuna y no salir, pero estar.
EL ANUNCIO DE BOMBO DE LA BARRA
ME CREO LOLO FERNÁNDEZ, VERSIÓN BOMBO DE LA BARRA
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No es nueva la música en el fútbol. Ni el vínculo con los músicos. Ni los géneros diversos que han sido prestados para celebrarlo. Desde tiempos en que veíamos fútbol en VHS, Alianza Lima, Universitario, Sport Boys o Sporting Cristal han inspirado a sus hinchas a cantarle, a figuras nacionales a inspirarse y grabar discos. Emocionante es la canción que Augusto Polo Campos compuso para Los Potrillos de 1987, el estilo rockero del grupo Dudó y el rap celeste para el campeón 1991, o las polkas de Universitario (el Himno Crema, compuesto por el poeta barranquino Teodoro Rosales) y Sport Boys (en la voz de El Carreta Jorge Pérez y la letra de Francisco Pancho Quirós). En esta nota de Dechalaca.com se puede encontrar más información sobre la relación entre el criollismo y el fútbol peruano.
En el fútbol, ya se sabe, todo es música. Comfort y música para volar.
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Una noche del 2019, en una azotea en Miraflores, Bombo de la Barra tocó para una familia de hinchas de Universitario de Deportes. No lo había hecho antes, nunca. Nuevamente sin campeonato, con una peor crisis que el año anterior pero la sensación en el aire de que, tarde o temprano, su equipo va a sanar.
Yo estuve ahí. Como dice la canción, fui un niño con muchas ilusiones.
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