Solo tiene 29 años, pero sabe de cacao y chocolate como pocos en el Perú. Aprendió a procesar el fruto desde muy pequeña, allá en la ciudad de Atalaya, en su Pucallpa querida. La abuela Clarita fue quien le enseñó. Desde esa época, le cuenta a Somos Gianina Flores Cavero Egusquiza, no ha dejado de prepararlo en distintas y maravillosas versiones un solo día. El sueño va a mitad del camino. Ya conquistó Pucallpa y desde hace cinco meses viene domando con sigilo y contundencia Lima, pero la misión es llegar a los mercados internacionales. Tener una chocolatería boutique en París, Madrid o Londres. De hecho, que sus bombones de aguaymanto o plátano muquichi se vendan por todo el orbe no va a estar difícil. Algunas de sus entrañables productos ya recibieron premios internacionales.
“Los chocolates tienen que ser una experiencia”, repite una y otra vez esta administradora de empresas y madre de dos. Y tiene razón. Saborear sus bombones de camu camu o las trufas de sal de maras y cacao nibs te transportan automáticamente a la orilla de la laguna Yarinacocha, a sentir su brisa, a admirar su belleza, a sentirte bien. Aunque pareciera no estás allí, sino en la cuadra 4 de Alcanfores, en Miraflores. Es ahí donde abrió hace cinco meses un espacio que se ha convertido en un templo que buscar honrar el cacao de Ucayali: Ukaw. Así se llaman también los chocolates que vende por todo el país.
Pero la historia de Gianina y Ukaw, en realidad, empieza cuando ella cumplió los 18 años. “Atalaya es una tierra fecunda para la producción del cacao. Mi abuela no lo cultivaba, pero sabía prepararlo estupendamente. Yo aprendí de muy niña y cuando entré a la Universidad Nacional de Ucayali comencé a vender mis chocolates para costearme los estudios y ganarme la vida. Como todo emprendedor empecé colocándolos con mis amigos; luego, los amigos de mis amigos y así. La cocina de mi mamá dejó de darse abasto porque era una fábrica, prácticamente”, detalla Gianina.
Armaría, luego, un pequeño laboratorio que daba a la pista frente a su casa: “El sitio comenzó a ser incluido en los city tours de los visitantes que llegaban a la ciudad. Entonces todo lo que había aprendido en las clases, con mi abuela o en la universidad, se me venía de golpe. He ido aplicando esos conocimientos al negocio y aprendiendo de mis propias experiencias para conocer el rubro en su más mínimo detalle”. Así participó varias veces de Mistura, del Salón del Chocolate y de ferias en las que ayudaba a productores a generar contactos. Gracias a la fábrica de chocolates que tienen en Yarinacocha, venden el producto en todo el Perú desde el 2016. Iban a abrir una tienda en el aeropuerto de Pucallpa cuando cayó la pandemia.
“Por algo pasan las cosas. Nuestros planes se estancaron en el 2020 y recién decidimos retomarlos el año pasado. Pero mi esposo, quien es parte también de este sueño, y yo pensamos en ir más lejos. Así llegamos a Lima. Arrancamos con un stand chico en el Centro Cívico, luego nos fuimos a la feria de Barranco. Finalmente terminamos en Miraflores. Hemos ido conociendo al consumidor capitalino, muy distinto al de la selva. Sus preferencias, lo que le gusta comer, lo que le gusta regalar. A ustedes les encanta, por ejemplo, los chocolates con altos porcentajes de cacao y con perfiles de sabores frutales. Mientras más exóticos, mejor”, narra. Entre ellos se cuenta una barra de chocolate con café tostado que obtuvo medalla de bronce en el International Chocolate Awards Americas 2020-21. Aquel también ha ganado el premio AVPA 2021 en Francia.
Como en muchos aspectos, la pandemia cambió la mentalidad de muchas personas, señala Gianina. “Antes no se valoraba tanto como ahora lo que comemos. Hoy leemos lo que consumimos y en ese interés está el chocolate”.
Visitar Ukaw en Miraflores, ciertamente es una experiencia. Allí no solo se pueden comprar los productos, sino también consumir una variedad de platillos en base a cacao desconocida para la mayoría de mortales. Fetuccini de cacao, hamburguesas con papa hecho con cacao, lomo saltado con nibs de cacao, alitas fritas con salsa bbq de cacao. Refrescos, tragos. Un mundo enorme por explorar. Además, el local tiene terraza y hasta espacio para escuchar música en vivo.
Ya lo sabes. Si te gusta el chocolate y sus derivados, los productos y la cafetería son un gol. Y sino, sin duda, cambiarás dulcemente de parecer. //
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