Carlos Añaños Jerí vive en España hace 17 años, pero viene sin falta al Perú cada quince días. Se mudó allá para liderar la expansión mundial del grupo AJE, el cual fundó como parte de su aporte a la empresa de gaseosas creada por sus padres, Eduardo y Mirtha, en su Ayacucho querido. Después de abrir plantas en Asia, África y el reino de Bután, Añaños decidió jubilarse al cumplir cinco décadas de vida. Al mismo tiempo, fundó el patronato Pikimachay al que está abocado desde el 2017. El fin, como él mismo lo ha dicho sin descanso en encuentros, ferias, charlas TED, clases magistrales y redes sociales es poner en valor la región en la que creció a través de la promoción de sus artesanos y productores, y de la riqueza cultural e histórica del sitio. De ahí que casi no haya rincón al que no haya llegado para conversar en quechua con la gente en un afán de saber qué más se puede hacer.
En tanto, y porque el espíritu empresarial no lo termina de soltar, dirige Tiyapuy, una marca de alimentos elaborados con productos orgánicos ayacuchanos, entre los que destacan las papas nativas y café del Vraem. Aquella la creó durante la pandemia buscando siempre la oportunidad dentro de la crisis. Políticamente está inscrito en Avanza País, aunque la vinculación, esgrime, solo llega hasta ahí. Es reacio a dar entrevistas, pero con Somos ha hecho una particular excepción. Sobre sus proyectos presentes y futuros, y los eventuales planes de ser candidato presidencial, conversamos con él a continuación.
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Cuáles son las memorias más entrañables que tiene de Ayacucho?
Las más antiguas se remontan a mi niñez. Mis padres tenían algunos sembríos y yo vivía en el campo en un ambiente de absoluta paz y serenidad. Mi madre cuenta que de niño me quedaba dormido debajo de cualquier buena planta con sombra. A veces los vecinos iban a avisarle: “Señora Mirtha, su hijo está ahí dormido en el parque...”. Ese ambiente de paz y de conocernos todos es inolvidable. Así viví hasta que llegó el terrorismo y muchos tuvimos que irnos a Huamanga.
¿Y los recuerdos más recientes?
Estos se vinculan a la gente. En seis años que tiene el patronato he tenido la suerte de haber recorrido decenas de miles de kilómetros en Ayacucho. Conozco todos sus rincones y con eso me queda absolutamente claro que su gente es bondadosa y amable.
La historia de la familia Añaños comienza en Ayacucho. Tras migrar del campo de San Miguel a la ciudad de Huamanga debido a la llegada del terrorismo en los años 80, Eduardo y Mirtha Añaños (en foto) montan en el patio de su casa un sistema para producir gaseosas. Es así como en 1988 nace la primera Kola Real. Pronto llevarían el producto a otras ciudades del Perú hasta llegar a Lima en 1997. Dos años después, se iniciaría la expansión internacional. Hoy el grupo AJE –fundado por Carlos Añaños Jerí, uno de los seis hijos de la pareja– está presente en más de 20 países de Latinoamérica, Asia y África. Además, cuenta con 10 marcas, entre ellas, Big Kola, Cielo, Pulp, Free Tea y Volt.
¿Por qué decide crear el patronato?
Gracias a mi trabajo (en el grupo AJE) recorrí el mundo, conozco más de 100 países. Al jubilarme, regresé a Ayacucho el 17 de abril del 2017 y vi que la ciudad en la que había crecido se había quedado en el tiempo. En su momento, el terrorismo lastimó, mató a muchísimos ayacuchanos y esto produjo retraso. Poco se había hecho, lo que motivó a preguntarme: ¿y qué puedo hacer yo? Ahí surgió la idea de crear un patronato que intentase poner en valor Ayacucho. Cuando empiezo a investigar me encuentro frente a una infinidad de valores fundamentales. Yo vengo disciplinadamente todos los meses al Perú, así que puse manos a la obra.
Uno de los ejes en que ha trabajado Pikimachay ha tenido que ver con que Unesco reconozca el centro de Ayacucho como patrimonio. ¿Qué han ido consiguiendo?
Nosotros trazamos el objetivo de conseguir un reconocimiento por parte de esa entidad y lo hemos conseguido. Trabajando con autoridades, la sociedad civil y artesanos se ha incluido a Ayacucho en la red de ciudades creativas de Unesco, ello basado en la gran riqueza que esta acuna en términos de arte.
¿Y cómo están cumpliendo el objetivo de potenciar el trabajo de los artesanos?
Queremos acercar la artesanía al arte y para eso se necesita innovación, diseño e investigación. Hemos armado diversos programas de capacitación para ellos, teniendo como inspiración al primer imperio Wari, que sienta las bases del incanato. La riqueza de sus alcances en la textilería, pero también en la arquitectura y demás. Hay que regresar a las raíces y a partir de ahí volar (…). Íbamos bien, pero los tres últimos años han sido atípicos y tristes. Esperamos retomar con fuerza en beneficio de artesanos y productores.
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Para poner en valor una región hay que trabajar en conjunto con las autoridades locales. ¿Cuán viable ha sido esa dinámica?
Al inicio fue un poco difícil, pero eso ha ido cambiado. No me puedo quejar de la relación que tenemos con las autoridades. Aprecian nuestra labor, nos ven trabajando hace seis años. El patronato Pikimachay es un ente sin fines de lucro o políticos y lo han corroborado. Ayuda el que yo no gestiono. Es decir: no cotizo, ni licito, ni estoy en procesos operativos de las autoridades. Nuestro interés es aportar desinteresadamente.
¿Y cuál es la respuesta de la gente a este trabajo?
Con la gente pasa lo mismo porque ven que hay una representación de la sociedad civil ordenada intentando ayudar. Yo hubiese sido más famoso si compraba contenedores con frazadas o si hacía una plaza de toros. Eso hubiese sido lo fácil, hasta me habría salido más barato, pero no me interesa la popularidad o la fama. Nosotros queremos que la gente mejore su calidad de vida con base en lo fundamental. Qué bonito cuando se abre un restaurante o se generan puestos de empleos dignos. Qué alegría apoyar a 56 emprendedores de la marca Ayacucho que se esfuerzan por sacar adelante a sus familias y la región. La gente sí responde.
Creó en la pandemia la marca Tiyapuy, que ofrece papas nativas en la forma de chips, y también café. ¿Qué tan complicado viene siendo hacer empresa en un Perú convulso y golpeado?
Es bastante difícil hacer empresa en el país, tanto que muchos emprendedores truncan su sueño porque las condiciones no ayudan. Todo es muy burocrático. Por eso, queremos ayudar a los productores. Ojalá otros empresarios nos sigan en esta línea de comerciar con papas nativas o con café del Vraem.
Usted está actualmente inscrito en Avanza País, ¿tiene relación con la bancada o algún nivel de coordinación?
Soy militante desde el año 2020. Me invitó Hernando de Soto a postular con él a la vicepresidencia de la República. Al final no acepté por razones personales y me quedé apuntado. Pero no tengo más vinculación. No estoy en la gestión (del partido) ni tengo responsabilidad de ningún tipo.
¿Ha pensado ser eventualmente candidato presidencial?
No es mi intención, pero no escupiré al cielo. No puedo decir sí o no... Como vengo del mundo empresarial, no calculo lo políticamente correcto que debo decir (ríe)… A veces a uno se le pasan por la cabeza estos pensamientos… Mi sueño es continuar con lo que hago hoy en el patronato y ver a un Perú mejor. Lo estoy intentando. //