De saque, Cecilia Tait (Lima,1962) no puede evitar referirse al difícil momento que atraviesa el vóley peruano, un deporte que supo llevarnos a lo más alto, pero que hace unas semanas tocó fondo: la selección quedó en último lugar del Campeonato Sudamericano. “Yo me encuentro de luto. Me da mucha pena ver el puesto en el que nos encontramos”, nos dice la exvoleibolista en la terraza de su casa, rodeada de las medallas y trofeos de su época como ‘matadora’. Así las cosas, los logros obtenidos por la generación dorada de voleibolistas a la que perteneció se engrandecen aún más con el paso del tiempo. El próximo 29 de setiembre se cumplirán 35 años de aquella final olímpica contra la URSS que, a pesar de no definirse con una victoria, llenó de orgullo a todo un país escaso de triunfos.
MIRA TAMBIÉN: Vanessa Robbiano: la actriz que se hizo famosa en los noventa volvió al Perú después de 20 años
¿Por qué estamos tan mal en el vóley?
Son muchas razones, pero una de las principales es que no se respetan los procesos. Hoy en el deporte vemos lo mismo que sucede en el Estado. Cuando entra un nuevo ministro, lo hace con un nuevo equipo y todo lo que se pudo avanzar queda en ‘stand by’. Entonces, viene un nuevo presidente a la federación y si no le gusta el entrenador se corta el proceso. Mientras se siga manteniendo esa filosofía de trabajo, va a ser bien complicado que el vóley o cualquier otra disciplina colectiva pueda surgir.
¿La medalla obtenida en Seúl fue parte de una política deportiva o pesó más el esfuerzo personal de ustedes?
En el Perú, nunca se ha apoyado a otros deportes más allá del fútbol. Lo que más pesó fue el hambre de triunfo que teníamos. Yo soñaba con ser la mejor del mundo. Por eso, me decían que era una creída, una sobrada. Pero esa era mi mentalidad y la de mis compañeras. Entrenábamos ocho horas al día, por la mañana y por la tarde. Dejábamos de lado las fiestas y todas las distracciones que podía haber. El sacrificio era muy fuerte. Hoy, sin embargo, veo mucho conformismo. Y no solo en el vóley.
Mucho se ha hablado de lo estricto que era el entrenador Man Bok Park. ¿Cree que sus formas son aplicables hoy en día?
Míster Park era como un padre. De hecho, muchas de nosotras no teníamos papá, como era mi caso. Si él nos decía “tírate de cabeza”, lo hacíamos. Le teníamos mucho respeto y admiración. Si llegabas tarde al entrenamiento, te castigaba con cuarenta vueltas a la cancha. Para él no había excusas, no le importaba si tu mamá o un familiar estaban enfermos. “¿Tú los vas a curar?”, te decía. Era una persona dura, pero creo que esa disciplina era necesaria. Al final, se vieron los resultados. Ahora, a los chicos no se les puede decir nada porque te salen con mil excusas.
Supe que la van a incluir en el comité olímpico internacional. Desde esa posición, ¿cómo puede contribuir al desarrollo del vóley?
Estoy a la espera de que se pueda ratificar esa resolución. La idea es velar por todas las federaciones, no solo por el vóley. Y que, sobre todo, se haga un buen uso de los recursos. Muchas veces, toqué las puertas de la federación, pero no me las abrieron. Ahora los estoy ayudando a través de la federación internacional. Hemos podido traer a un entrenador que solo se va a dedicar a la búsqueda de talentos en todo el país. Mi deseo es ayudar al vóley peruano en todo lo que me sea posible. Año a año, recordamos nuestra hazaña; pero es muy triste seguir viviendo de recuerdos. Ojalá esta situación se pueda revertir.
Usted fue congresista en tres oportunidades. ¿Le gustaría volver a hacer política?
Yo sigo haciendo política deportiva. Desde el lugar en que me encuentre, siempre voy a luchar por el desarrollo del deporte.
¿Pero desde el Congreso?
No, ya no. Es una etapa que ya cerré. Me siento muy orgullosa de todo lo que pudimos lograr en materia deportiva. Sacamos la Ley 28036, de promoción y desarrollo del deporte. Yo era un dedo en el Congreso. Pero más allá de lo que hicimos en ese período, no hay nada nuevo. Soy muy respetuosa de las instituciones, pero siento que desde el Estado, y más precisamente desde el Ejecutivo, el deporte no es un tema prioritario.
¿A qué más dedica su tiempo ahora?
Yo trabajé muy duro para poder jubilarme joven. Odiaba ser pobre. Jugué en Italia, en Brasil... La casa en la que ahora estamos la pude adquirir antes de entrar al Congreso. Ahora, me dedico a comprar y vender propiedades. Siento que soy una arquitecta frustrada, porque me gusta mucho remodelar y decorar espacios.
¿Y cómo está de salud?
El 2010 volví a nacer. Soy una sobreviviente. Cuando te da cáncer, también afecta a tu entorno. Y si tu enfermedad es larga, tu familia se acostumbra a vivir con ello. Es muy duro. Felizmente, en mayo me hice mi último control y todo está limpio. Cada día que tengo es una oportunidad de celebrar la vida.
¿Cómo le gusta celebrar?
Disfrutando de mis dos hijas maravillosas. Tratando de ayudar a otras mujeres que están pasando por el mismo trance que yo pasé. Y también dedicándome a mí, haciendo deporte en mi gimnasio, estudiando inglés, o leyendo novelas de amor. Soy una romántica empedernida. Eso es algo en lo que nunca voy a cambiar. //
Cecilia Tait fue declarada la mejor jugadora de los Juegos Olímpicos de Seúl, como recuerda esta nota del archivo histórico de El Comercio. Sin embargo, luego de ese evento deportivo, renunció a la selección peruana. En 2005, se convirtió en la primera sudamericana en ingresar al Salón dela Fama del Vóley.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- El prosecco de cada día: un viaje a la región italiana de Veneto para conocer las bondades de sus uvas
- Torbellino, 25 años después: los exintegrantes de la banda se reúnen y cuentan detalles de su próximo gran concierto
- Eladio: el espacio en San Isidro para disfrutar de ostras, langostas, camarones y otras delicias del mar
- Escolares emprendedores: proyectos que nacieron en un salón de clases y buscan conquistar el mercado local
Contenido Sugerido
Contenido GEC