El pasado 19 de agosto Pamela López denunció a su aún esposo, el futbolista Christian Cueva, por agresión física y psicológica, asegurando temer por su vida y con pruebas contundentes en videos, fotografías y audios que demuestran los episodios de violencia. Su abogada, la Dra. Rosario Sasieta, dialoga con Somos acerca del panorama legal del caso, además de reflexionar sobre la realidad crítica de la violencia de género en nuestro país.
-Cuando los casos de violencia doméstica son mediáticos desatan mayor revictimización contra la agraviada. ¿Cómo maneja este asunto?
Uno pensaría que con el tiempo las cosas cambian, las cifras bajan y el machismo también. Pero con casos como el de Pamela se ve lo contrario, lamentablemente. Cuando los casos son mediáticos suelen ser más desgastantes, al punto de que la situación puede desbordarse y la víctima querer bajar los brazos. Por eso, con Pamela vamos día a día, luchando de a pocos.
-¿Cómo llegó Pamela López a usted?
Hace poco más de un año. Y puedo decirte que era una Pamela completamente diferente, no la mujer valiente que hoy cuenta su testimonio ante cámaras. Por eso, siempre digo que no se juzgan los tiempos de las víctimas. No se cuestiona el porqué no salían del patrón, o por qué no fue antes. Es muy difícil para cada una, se tienen que enfrentar muchísimos factores.
-¿Qué es lo que sigue en el caso?
Bueno. De momento viene siendo una bocanada de esperanza haber logrado la protección para Pamela y sus tres hijos. Además, ya le instalaron también un botón de pánico en el celular. Seguiremos el proceso con el PJ hasta que haya una solución justa. De momento, la prioridad era proteger su integridad.
-¿Cree que las autoridades y el proceder del sistema es revictimizante?
Este año, sobre todo, siento que el Estado se está rindiendo ante la pandemia de la violencia de género. No hay soporte suficiente, recursos, lugares a donde puedan acudir las víctimas sin volver a pasar por temor.
-La propuesta de fusión entre el MIMP y el Midis complicaría aún más el panorama.
Traería cosas negativas. Los casos, que ya tienen tan poca atención, quedarían relegados. Sería un atentado contra los avances que, aunque pocos, ya se venían logrando en el ámbito de la violencia de género.
62 mil casos de violencia psicológica y física han sido registrados por mujeres entre enero y julio de este año.
5 casos de acoso sexual son denunciados en el Perú cada día.
30% de las víctimas de feminicidio del año pasado tenían medidas de protección o habían denunciado violencia.
-¿Por qué cree que, aún en pleno siglo XXI, muchos peruanos siguen justificando la violencia?
Tengo más de cuatro décadas trabajando en esto y todo tiene como punto de partida la educación y la normalización de múltiples actitudes. Aún hoy hay violencias de género sutiles como la participación económica en el hogar, siendo muchas mujeres relegadas al trabajo doméstico, que no es reconocido como una labor real; el acoso en el trabajo, el acoso en redes sociales, etc. Esas actitudes, aunque parezcan mínimas, siguen perpetuando el machismo en nuestra sociedad.
-Sobre ese último punto, resalta el caso de la periodista Manuela Camacho junto a cuatro colegas más. Los casos de acoso cibernético son desestimadas aún más.
Porque se escudan en que no hay pruebas más allá de lo tecnológico. Se desestima el panorama completo y es alarmante. El acoso es violencia. El acoso puede terminar en feminicidio. No podemos esperar a que la muerte les respire en la nuca a estas víctimas, a que sean llevadas al extremo para ser escuchadas.