“Que no me olviden” fueron las palabras de despedida de Clorinda (Cusco, 1852 - Buenos Aires, 1909) en una carta dirigida a una íntima amiga. Poco después salía rumbo a una clínica bonaerense, donde se sometería a una cirugía de la que no saldría con vida. En la madrugada del 25 de octubre, Matto de Turner muere a leguas de distancia de su familia y de la nación que soñó forjar.
Escritora empedernida, su último libro, Viaje de recreo, estaba camino a las rotativas cuando ella, que había sido una gran viajera, partió sin boleto de retorno.
Condenada al ocaso, su obra permaneció en zozobra por décadas, hasta que las señales de rescate comenzaron a llegar desde la academia. Primero se realizaron estudios indigenistas y posteriormente estudios feministas. Otro espacio importante ha sido abierto por sus paisanos cusqueños. El resultado es que se ha conformado un heterogéneo grupo ‘Clorindista’ que el año pasado se reunió en la Ciudad del Sol, en un congreso internacional dedicado –por primera vez– a la autora cusqueña.
-Letras turbulentas-
Con 29 años, luego de enviudar, dejó su natal Cusco y se trasladó por trabajo a la ciudad de Arequipa. Posteriormente, establecida en Lima, publica Aves sin nido (1889), donde narra abusos sexuales contra mujeres indígenas, cometidos nada menos que por autoridades eclesiásticas. La respuesta de la Iglesia no se hizo esperar. Recibió múltiples ataques –ya existían trolls–; su efigie y cientos de ejemplares de sus libros fueron quemados y, finalmente, fue excomulgada.
Los hechos más graves ocurrirían seis años después, cuando las tropas montoneras pierolistas destruyeron el local donde funcionaba su imprenta y saquearon su hogar. La brutal ola de violencia se produjo en represalia por las simpatías políticas que Matto hacía públicas en Los Andes, un periódico con una línea editorial cacerista que se imprimía por mujeres en La Equitativa, cuya propietaria era Matto. Con profunda amargura ante la magnitud de los ataques, en el otoño de 1895 la tenaz defensora de los indígenas y de la mujer ilustrada abordó un vapor rumbo al exilio.
-Mujer de prensa-
En una época en que era muy mal visto que las mujeres de clase acomodada trabajaran, Clorinda –una rubia quechuahablante– se dedicó a fundar y dirigir periódicos. “Su quehacer periodístico fue enorme, una veta tan rica como la de novelista”, expresa con tajante admiración Francesca Denegri, investigadora y profesora en el Departamento de Humanidades de la PUCP.
“Fue una pionera en el periodismo femenino, una precursora en el periodismo en general del Perú en el siglo XIX. A los 18 años Matto comienza a escribir para periódicos artesanales del Cusco y en 1876, a los 24, funda El recreo, un periódico que atrae a escritores connotados no solo del Cusco o de Lima. Colaboran con ella desde Argentina, Chile, Colombia. Es en este momento que empieza a tejer redes entre mujeres, como forma de desarrollar un discurso de género”.
En la misma posición, Rocío Ferreira, catedrática en la Universidad DePaul, comparte su admiración. “Ella, más que escritora de novelas, fue periodista. Aún se desconoce el valor de su trabajo como editora y columnista. Tenía una línea de reivindicación femenina, otra empresarial y una política, que se leen claramente en Los Andes”.
“Se publicaban diarios a diestra y siniestra. Los periódicos tenían un peso impresionante en la política. El hecho de que Matto haya sacado durante un año El recreo, con una periodicidad quincenal, era increíble. Es verdad, los lectores eran pocos, pero ella trabajaba arduamente, desde todos los frentes: escribía, hacía repartos y también se dedicaba a las cobranzas”, puntualiza Mariemma Mannarelli, historiadora, directora de la Biblioteca Nacional del Perú y confesa clorindista.
-Impactos colaterales-
La noticia de la excomulgación de Clorinda Matto causó revuelo internacional. Mientras en Perú se quemaban sus libros, en Londres Aves sin nido se traducía al inglés y en Buenos Aires era publicada por la Editorial Losada. “No creo que ningún libro del siglo XIX haya tenido tanta acogida y –en paralelo– se hayan manifestado de manera tan violenta en contra de la autora”, comenta Ferreira.
“Si lees alguna de sus tres novelas, no puedes dejar de ver una denuncia clarísima frente a lo que hoy sale a la luz a partir de #niunamenos. En toda su obra aparecen escenas de feminicidio, de violencia de género y actos de perversión sexual desde la Iglesia; en ese sentido fue una escritora muy moderna”. Francesca Denegri recuerda una de las múltiples líneas de estudio que ha dedicado a la obra de Matto.
“Como la crítica literaria estuvo siempre en manos de hombres, ha habido un desprecio por las obras de Clorinda; incluso a otras escritoras contemporáneas, como la moqueguana Mercedes Cabello, se les embarró. Ella puso el ojo en el comportamiento de los poderes locales y en las alianzas corruptas que involucraban al juez, al gobernador y al cura”, concluye Mannarelli.
La tinta que corrió en su contra intentó acallar su voz. Hoy que se rompen corsets mentales y resurgen redes de redes femeninas en todo el mundo, Clorinda sonríe. //