Que no existe trabajo alguno que una mujer no sea capaz de hacer, es algo que se ha venido demostrando ya en los últimos años. Con orgullo y alegría, hemos visto aparecer la primera mujer piloto, la primera general de la Policía, la primera guardiana de bosques, y así. Pero si aún quedaba dudas por asuntos referidos a la fuerza que se requiere en algunos oficios, conocer a Milagros Goñe (30), la primera operadora de grúas del Perú, en el sector vial, te las aclarará todititas.
Hasta hace poco, Milagros se desempeñaba como recaudadora de peaje cuando se enteró del programa Ángeles de la Vía, dirigido al personal femenino de la empresa LAMSAC. Por primera vez, el programa les ofrecía la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en puestos que hasta entonces solo eran ocupados por varones, como el de inspector vial o el de gruero.
“Como requisitos, debíamos contar con licencia de conducir categoría AIIB, participar de pasantías en el área de Monitoreo y Auxilio Vial (MAV) y, finalmente, pasar por un entrenamiento, donde dejamos las plazas de peaje para poner en práctica todo lo aprendido en las capacitaciones, atendiendo los incidentes de la vía, de la mano con nuestros compañeros. El trabajo me encantó”, recuerda Milagros.
Tras la capacitación, Milagros volvió por un pequeño tiempo a sus funciones de recaudadora, hasta que se abrió una vacante como Operador de Grúa Liviana. “Yo sabía que esa era mi oportunidad, así que sin dudarlo postulé, porque cumplía con los requisitos, estaba preparada y lo logré. Mi mayor motivación fue mi familia: mis hijos, mi esposo y mis padres, que siempre estuvieron ahí apoyándome. Cuando les conté sobre esta oportunidad, me dijeron que no la deje pasar, que la aproveche, que yo sí podía, que demuestre que las mujeres también podemos. Mi vida cambió completamente. Para mí ha significado una mejora laboral y económica”, dice.
Actualmente, uno puede encontrar a Milagros brindando el servicio de auxilio vial y/o remoción de los vehículos de los clientes que transitan las vías entregadas en concesión desde el trébol de Javier Prado hasta el óvalo Habich y los nueve kilómetros de la vía expresa Línea Amarilla.
“Tanto hombres como mujeres se sorprenden de ver que una mujer se acerca a su vehículo. Me dicen que les parece muy bien ver a una mujer o ¡qué bueno, una mujer gruera! Incluso una clienta se tomó una foto conmigo”, comenta entusiasmada.
Según Ivonne Choy, gerente de Gestión Humana de LAMSAC, programas como Ángeles de la Vía están alineados con las políticas de Equidad, Inclusión y Diversidad de la empresa. “Nos hemos propuesto fortalecer las capacidades y el potencial de nuestro personal femenino, para cada año, ir incorporando a cada vez más mujeres en posiciones de liderazgo”, finaliza.