Habían cables malogrados, restos de cámaras viejas, pilas usadas, chucherías y folders con notas de prensa pasadas en un marginado rincón. Debajo de todo eso había una mezcladora de audio Yamaha MG12/4. Cuando descubrí esa máquina, sabía que nos iba a servir. Tenía pinta de que no prendía, pero encendió. En ese momento no sabía ni cómo usarla, pero como escribió el poeta Martín Adán: “La cosa real, si la pretendes, no es aprehenderla, sino imaginarla”.
Después de revisar el manual en internet, avisé a los demás periodistas del proyecto que todo iba bien. “Ya tenemos con qué grabar los instrumentos de los grupos”. Todos pusieron cara de sorpresa y conformidad.
Para entender fácil el tema. A la mezcladora van los cables de las voces y los instrumentos. Este artefacto era necesario para lo que queríamos hacer: llevar bandas a El Comercio para que toquen un par de canciones enteras. No solo se trataba de registrar buenas imágenes, también era un tema de sonido.
Era julio del 2015. Frágil promocionaba “Avenida Larco, la Película”. Nos comunicamos con ellos y quedamos en la fecha y la hora. Sería en el local histórico de El Comercio en el Centro de Lima. Esa imponente esquina del jirón Miró Quesada es una joya arquitectónica que brilla más conforme pasan los años. La belleza de su Hall impresiona por su diseño y calidez. Teníamos que empezar ahí. No podía ser en otro lado. Los que han visto la luz del sol entrar por los vitrales de su techo, saben de lo que hablo.
Teníamos los equipos más básicos. A pesar de todo, sabíamos que podíamos hacerlo bien.
El resto fue la magia de Frágil y del Hall de El Comercio.
Algunas imágenes de la grabación:
Luego llegaron más bandas, transmisiones en vivo por redes sociales y grabaciones en estudios. También divertidas anécdotas (buenas, muy buenas, malas y malazas) que siempre recordamos entre quienes hicimos realidad estas grabaciones. Fue una chamba hecha con el corazón.
Está claro que trabajar con pocos recursos nos hizo aprender aceleradamente mientras buscábamos soluciones. Los electricistas de El Comercio nos apoyaban con interminables extensiones y nos prestaban su reflector (que usualmente era usado en obras de construcción). Alumbraba tanto que teníamos que ponerlo a varios metros de los músicos o apuntando hacia algún lado del techo.
Ahora que el coronavirus viene arrasando con la “normalidad” que conocíamos y que viene estableciendo formas de vida que recién empezamos a sospechar, es bueno relajarse con algo de arte.
Son tiempos nuevos, pero la música siempre está. Disfruten de El Comercio EN VIVO FEST en nuestro Facebook el 1 de mayo a las 8pm.