Marco Vigil es fundador de la plataforma virtual Dare, la cual busca ser un nexo entre personas que necesitan donaciones y gente que quiere donar. (Foto: Fidel Carrillo)
Marco Vigil es fundador de la plataforma virtual Dare, la cual busca ser un nexo entre personas que necesitan donaciones y gente que quiere donar. (Foto: Fidel Carrillo)
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El latín de la palabra dar es dare. Y dare significa, a su vez, en inglés: ser valiente para conseguir algo. Atreverse. Los dos actos reunían exactamente lo que Marco Vigil tenía en la cabeza cuando, al dejar su trabajo en una de las más compañías de software más grandes del mundo, decidió no ponerse a repartir su CV o a actualizar su perfil de Linkedln. El ingeniero electrónico está desde hace mucho convencido, contrario a lo que se cree, que la tecnología sí puede contribuir a humanizarnos más y por eso utilizó aquel término para nombrar un proyecto suyo en Internet con el que quiere hacer cambios trascendentales movilizando un recurso tan poderoso como a veces esquivo: la solidaridad. Eso de una manera segura, amigable y simple. Eso a través de un solo click. O, bueno, hasta dos.

Dare es, pues, una plataforma alojada solo por ahora en Facebook que busca facilitar el que las personas podamos hacer donaciones, empresa poco frecuente y más complicada de lo que puede parecer. La dinámica es sencilla y va de ida y vuelta: alguien publica allí algo que necesita. Desde una silla de ruedas, libros escolares o kits de aseo para niños con padecimientos oncológicos hasta prendas, bicicletas o tablas para aprender a surfear. De la misma manera, cualquiera puede ‘postear’ algo que posea en buen estado y que quiera legar. Por ejemplo, una televisión, un impresora, una cama, juguetes o cualquier otro artículo.

Un caso que revela que la idea funciona es el de Yolanda Huilca. No había pasado mucho desde que se abrió la comunidad en la red social, hace cuatro meses, cuando ella llegó a Lima desde Piura para tratar a su hija que padecía de cáncer. Lamentablemente la pequeña falleció. Dolida y sin ganas de volver al norte donde todo le recordaba a ella, decidió pasar tiempo en la capital. Consiguió un lugar, pero no tenía nada, solo una maleta con ropa. Supo de Dare por un amiga, habló con Vigil y este publicó su caso. Se pidió lo básico para empezar. Otros seguidores de la página se contactaron con Yolanda y le donaron una mesa y cuatro sillas y un sillón. Y con ello está buscando seguir adelante.

Yolanda Huilca fue una de las primeras beneficiadas con donaciones que se hicieron a través de la plataforma Dare. (Foto: difusión)
Yolanda Huilca fue una de las primeras beneficiadas con donaciones que se hicieron a través de la plataforma Dare. (Foto: difusión)

La llama que prendió la mecha

La proyección de la plataforma, claro, es mucho más compleja y ambiciosa (puedes seguir la cuenta de Facebook ). Para entenderla hay que remontarse 20 años atrás, cuando germinó en Marco la idea: "Enrique, mi hermano mayor, que es casi la Madre Teresa de Calcuta camuflado de médico, era en ese tiempo bombero. Un día se roba la cafetera de la casa y la lleva a la estación a la que estaba asignado. Cuando mi papá se da cuenta le llama la atención, pero al poco tiempo, Kike le entrega hábilmente una foto de la cafetera siendo usada en la bomba. Esa foto hizo una diferencia enorme. Papá lo vio todo desde otra perspectiva. Con la foto, lo que hizo mi hermano fue hacerle entender a papá que la cafetera no se iba a algún agujero negro, sino que estaba contribuyendo específicamente con voluntarios que arriesgaban su vida por los demás. Hizo una suerte de pedagogía con él, le despertó el interés por dar. Después de eso papá le dijo: ‘cholo, tienes razón, llévate si quieres la olla arrocera, la tele, lo que necesiten...”. Según explica Marco, esa es la intención que persigue Dare, que las personas que dan y reciben conecten entre sí y con el hábito de pensar con frecuencia en los demás.

Para lograr que aquello se concrete a la velocidad de un meme viral, dice Vigil, se necesita que el proceso sea tan fácil como pedir una pizza en una aplicación del celular. Pasa que para muchos, concretar una donación resulta a veces una tarea titánica porque no se sabe a quién ayudar, si lo entregado llegará a su destino, realizar 15 llamadas, mandar cartas... “El que donar sea engorroso hace que la mayoría de veces la gente termine desistiendo”, puntualiza. Y agrega: "Hace dos años vi por televisión cómo fallecían tres bomberos en un incendio en un almacén del Minsa. Otra vez, como en todas las tragedias, las noticias informaban sobre sus necesidades… Allí supe que tenía que hacer algo concreto. En agosto pasado tuve la oportunidad de salir de la empresa donde laboraba con un paquete que me permitía iniciar esta iniciativa que apunta ir a lo más lejos posible. Dare quiere anclarse primero en el Perú, luego ir a la región y después al mundo en un mediano plazo. Ello se puede precisamente gracias a las virtudes de la tecnología”, detalla el ahora emprendedor.

Tecnología al servicio de los demás

¿Qué valores agregados ofrece Dare para que esos objetivos de expansión se cumplan? Desde ya, la gente que dona, por ejemplo, sabe qué pasó con sus objetos, ellos hacen el seguimiento y le informan del impacto que tuvo esa entrega en alguien. Asimismo se piensa implementar una valoración de la experiencia con calificaciones cruzadas. Tal como se hace en Uber o Airbnb. “Calificas al que dona –si todo estaba en buen estado, si hubo compromiso real-, como al que recibe –certificando que realmente necesitaba algo. Eso va a permitir la verificación o depuración de casos”, puntualiza el ingeniero de 43 años egresado de la Universidad Católica y poseedor de un MBA por el Instituto Superior Tecnológico de Monterrey.

“Pronto queremos vincular a las empresas. Que ellas confíen en Dare para encausar, por ejemplo, sus acciones de responsabilidad social. Nosotros apuntamos a gestionar la donación completa y retroalimentaríamos con información sobre lo que pasó con su donación", indica Marco. Para convocar gente y empresas, evidentemente, necesitan recursos para abrir un portal propio más potente que la cuenta de Facebook y de un equipo de personas que se dedique solo al proyecto. De ahí que él y las cuatro personas que lo han ayudado a despegar inicien pronto una campaña de crowdfunding (una suerte de colecta pública, usualmente on-line, que a través de donaciones económicas permite concretar un proyecto en particular) en GoFundMe.

“Nosotros ya empezamos a trabajar para que donar sea realmente sencillo. Si logramos hacerlo en dos clicks, todo despegará aún más. Ese es nuestro grano de arena para contribuir a reducir la pobreza y la desigualdad. La tecnología puede devolvernos el poder de ayudarnos entre nosotros mismos como ciudadanos, como sociedad”, culmina el también padre de dos niñas. Vale la pena darle la chance//.




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