Decía el filósofo Martin Buber que “los ojos de un animal tienen el poder de hablar un gran lenguaje”, frase con la que Erika Mur no podría estar más de acuerdo. En especial cuando empezó a notar, mientras veía televisión local y caminaba por las calles de la capital, que en cada publicidad con mascotas la mirada de los canes y mininos transmitía tristeza, estrés y agobio. Era 1998 y ella regresaba de Argentina, de la Escuela de Manejo y Coordinación de Animales para Cine y Televisión, para ser más precisos. Decidió, entonces, crear –junto al veterinario Juan Carlos Gálvez– Animal Action Films, una empresa peruana que prepara animales para cine, televisión y eventos, salvaguardando su integridad física y sanitaria.
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