Un día tienes trabajo en una empresa cualquiera en la que estás contento y te sientes muy útil. Al día siguiente estás en la calle porque hubo recortes de personal, por quiebras repentinas que nadie vio venir, porque eres mayor y tu momento ya pasó. A descansar nomás.
Con distintos matices, esta es la historia de muchos Papás Noel peruanos. Es la de Sergio Cárdenas (75), quien trabajó por 26 años para una mutual hasta que esta dejó de existir. Sin nadie más que le diera empleo, con niños que alimentar, Sergio se vio empujado al taxeo. Así fue como una pasajera, que vio sus cabellos canos y su barba larga, le planteó la posibilidad de trabajar como Papá Noel. Fue cosa de ponerse el traje para decidirse. Vestido de rojo se dio cuenta de que cada diciembre hasta el fin de sus días iba a trabajar del personaje navideño. Eso fue hace 20 años.
De enero a noviembre, Cárdenas trabaja como recepcionista en la Academia Nacional de la Magistratura. Los jueces y fiscales de ahí son tan buenos que no le exigen que se corte la larga barba blanca que lo caracteriza. En diciembre pide vacaciones y sale con su bicimoto a llevar el mensaje de la Navidad. Ha tenido satisfacciones como ser elegido imagen de una conocida gaseosa. Incluso, en una cadena de pollos fritos, le han pedido que encarne a su coronel fundador. Sergio se ha negado porque eso implicaría cortarse la barba y estar lampiño equivale a no poder hacer de ‘Santa’. El salario justo y las toneladas de cariño son la mejor recompensa en estas épocas.
Como Cárdenas, el señor David Neira (69) se enfundó en el traje rojo de Papá Noel por necesidad, en un momento en que la calle estaba muy dura. Él también estuvo en una empresa años hasta que fue ‘desvinculado’. “Muchas veces he trabajado de Papá Noel sin cobrar, solo por el gusto de ver los rostros de los niños. Y no solo de ellos, hay gente adulta que me ve en la calle y me abraza. Lloran. Pienso que la Navidad nos convierte en niños también, y por eso uno sigue en esto. Yo ya tengo 20 años como Papá Noel y no me canso”, dice.
Para el traje, Neira no necesita relleno, dice con una sonrisa grande mientras se frota la panza. Con la barba natural a veces sí tiene problemas porque demora un poco en crecer. Esta Navidad ha optado por usar una artificial. No es lo ideal, pero es la solución más rápida que encontró para llegar al personaje en diciembre y cumplir con los niños, acaso el público más exigente que hay.
-UN PAPÁ NOEL MÁGICO-
Nacido en Bellavista hace 73 años, Genaro Aldón es otro Santa peruano que divide su tiempo al año entre el descanso, la actuación (lo llaman para trabajos universitarios) y el rol navideño. A él lo conocen como el ‘Papá Noel chalaco’, aunque hoy se presente bajo el nombre de Papá Noel Mágico, una marca que ha creado para distinguirse. Hasta un mánager tiene, que le consigue las mejores fechas.
Ser un Santa Claus es un apostolado y él, que es devoto, lo sabe muy bien. Para empezar, su figura invernal, de botas, guantes y sombreros, parece incompatible con el rigor del verano limeño, pero a Genaro esto no parece importarle. Cuando hay eventos, a veces no puede ni ir al baño. Pero todo calor, sudor o urgencia es recompensada con las sonrisas de los pequeños, en especial de los que le preguntan emocionados si se trata del verdadero Papá Noel. Y le jalan la barba real para comprobarlo.
Cuando Aldón va por la calle, sea con su originalísimo traje azul de Papá Noel, de su creación, o el más convencional de color rojo, lo normal es que se pierda en el personaje. Nunca dice que no a un selfie, sea de un adulto que lo saluda o de niños, que le piden que los cargue, cosa que hace con encomiable paciencia bajo el sol de diciembre. Si le pasan la voz desde adentro de un negocio, entrará y saludará a todos. El Papá Noel Mágico anima eventos privados y públicos, familiares y también hace acción social en su barrio, golpeado por la violencia.
Quien no es adulto mayor pero tiene una historia interesante por contar es Paul Suárez, 38 años, conocido en el ambiente artístico como el payaso Plumerito Di Caprio. Este habitué del elenco de la Chola Chabuca tenía el sueño de ser Papá Noel desde chico pero su estatura pequeña lo inhibía. Un día lo pensó mejor: por qué Papá Noel tenía que ser alto si los peruanos somos de talla mediana, y se mandó con una intepretación del personaje muy personal. Lo vistió con telas andinas y así nació su versión del pascuero, que un periodista bautizó como el Tayta Noel. Y así quedó.
Esta semana, Tayta Noel recorrió el Centro de Lima con algunos amigos suyos, para regalar juguetes, panetón y chocolate a los niños de madres que trabajan allí. Cada escena vista fue más emotiva que la anterior, con criaturas que despertaban de su día duro y al verlo sonreían con la atención más pura, y de madres que lloraban por la atención recibida. El mensaje de Tayta Noel a los transeúntes que se arremolinaban a ver el alboroto era que no había que esperar a que hubiese cámaras para notar que hay personas en indigencia que necesitan ayuda, una atención, unas palabras de aliento para cerrar su día. //
-CONTACTOS NAVIDEÑOS-
Si gusta ponerse en contacto con los Papás Noel que protagonizan esta nota, puede llamar a:
Genaro Aldón, el Papá Noel Mágico: 959 266 866 (mánager)
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David Neira: 980 604 137
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Sergio Cárdenas: 997 900 064 (preguntar por Doris)
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Tayta Noel: 993 297 359 (Paul Suárez)