Es cierto que en estos momentos no hay muchos motivos para sonreír. Pero piense a largo plazo. Lo que estamos viviendo, lo dice la ciencia y la historia, pasará. No hay mal que dure cien años y, en la medida que las principales necesidades para vivir estén satisfechas, claro, aprovechar el tiempo ahora en un tratamiento estético que en otras circunstancias hubiese considerado pesado, poco práctico y engorroso puede resultar útil. De ahí que, en el mundo, se haya notado un aumento en el interés por continuar o empezar procedimientos de ortodoncia, es decir, aquellos que corrigen la posición de los dientes y las muelas para alinearlos y así mejorar la sonrisa.
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