Utilizar los óvulos que años atrás había congelado era la única forma que Marina Mora (La Libertad, 1979) tenía para quedar embarazada. La historia la cuenta sentada en la sala de su casa, en Miraflores, a un lado del corralito de juegos donde Sofía —su hija de siete meses— se divierte lanzando pelotas multicolores. “Primero busqué ser mamá de manera natural, luego por inseminación y, al final, la solución fue hacerlo ‘in vitro’”, explica Marina.
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Como muchas mujeres, la Miss Perú Mundo 2001 eligió postergar la maternidad por priorizar su vida profesional, mientras su vida personal también llegaba a un equilibrio. Todo esto cambió cuando en 2018, durante un desayuno de trabajo, conoció al empresario chileno Alejandro Valenzuela, quien radica en nuestro país desde hace una década. Ambos se casaron cuatro años después, en una ceremonia a la que asistieron solo sus familiares más cercanos debido a las restricciones por la pandemia. “Yo congelé mis óvulos porque siempre tuve el deseo de ser madre. Pero quería hacerlo estando casada. Quería traer a mi hijo o hija dentro de una familia”, comenta. En esa etapa de su vida la encontramos hoy y conversamos con ella al respecto.
—¿Cómo lidiaste con los intentos de quedar embarazada?
Para mí, el proceso fue realmente un reto. Siempre que hablo de este tema trato de hacerlo de una manera positiva, porque sé que hay muchas mujeres que, ya sea por edad, por estrés o por genética, no lo pueden lograr. En nuestro caso, nunca nos dimos por vencidos. El mejor consejo que puedo dar es no dejar de insistir. Nosotros pasamos por muchos momentos tristes, hasta que nos dieron la noticia de que por fin lo habíamos logrado. Ese día lloramos de felicidad.
—¿Tuviste algún cuidado en especial durante los meses de gestación?
Yo tengo más de 40, entonces sí, había muchas indicaciones que tenía que seguir, desde la alimentación hasta el calzado que podía vestir. Los tres primeros meses me recomendaron reposo absoluto. Luego me preparé física y mentalmente para la llegada de Sofía. Me hacían bastantes exámenes para saber si estaba creciendo en buenas condiciones. Felizmente no tuve muchas complicaciones. Haberme convertido en mamá a esta edad ha sido una bendición.
—¿Qué sorpresas te ha traído la maternidad?
Estos siete meses, la verdad, han estado llenos de aprendizajes y emociones muy lindas. Es una experiencia que ha superado todas mis expectativas. Es agotador, sí, pero para mí es un sueño hecho realidad. No esperaba que, durante mis malas noches, por así decirlo, se me vaya el cansancio con solo ver sonreír a mi bebe.
—¿Cómo compartes la crianza de Sofía con tu esposo?
Bueno, durante el día nos turnamos. Tratamos de no dejarla sola con la persona que la cuida. En las noches, es mi brazo derecho. Él prepara los biberones mientras yo cargo a Sofía cuando llora de hambre. Sabe cambiarle los pañales y sacarle los chanchitos. Es un padre bastante presente.
—¿Cuál es tu mayor reto ahora?
Me estoy topando con una situación bastante compleja, que es tratar de volver cien por ciento al trabajo. Siento que ya no puedo. Tener un hijo pequeño no es una tarea fácil. Me cuesta imaginarme estar ocho o diez horas fuera de mi casa, como solía hacer. Ahora tengo que administrar mejor mis horarios para poder darle tiempo de calidad a Sofía.
—¿Extrañas la vida que tenías antes, dedicada íntegramente al trabajo?
Sí, me da un poco de nostalgia el ritmo de trabajo que tenía. Pero también creo que trabajé mucho desde los 16 años hasta que salí embarazada y que me merezco el tiempo que le dedico exclusivamente a mi hija. Doy gracias a Dios por eso, porque mi empresa me lo permite. Soy consciente del privilegio que tengo.
—Han pasado 22 años desde que fuiste Miss Perú Mundo. ¿Qué recuerdos vienen a ti de esa época?
Yo comencé a modelar y viajar por el país de manera profesional desde muy joven. Cuando estaba en la tele, me llamaron para el Miss Perú, pero ya tenía ese bichito de representar a mi país. El reconocimiento de la gente es algo que agradezco. Hasta el día de hoy, muchas personas se acercan de manera cariñosa a saludarme.
—Eres una de las misses más queridas y recordadas del país. ¿En su momento te costó lidiar con la exposición mediática?
Mira, la verdad es que no siento que me haya afectado. Tampoco es que nadie me haya enseñado a cómo manejar el tema de la exposición. Fue algo que fui descubriendo sobre el camino. Si bien hubo momentos en los que yo decía “oye, ya paren” o “cómo se inventan tantas mentiras”, debo haber tenido una autoestima fortísima para que todo lo que decían de mí no me afectara.
—Muchas veces has sido blanco de comentarios por tu físico. ¿Sientes que vivimos en una sociedad obsesionada por opinar de los cuerpos de los demás?
Lo que siento es que somos seres humanos que, muchas veces, no somos consecuentes entre lo que decimos y hacemos. Vivimos señalando la vida de los demás, antes de mirarnos a nosotros mismos. Entonces, ejercer comentarios sobre el físico de otras personas me parece fatal. Si no vamos a decir nada positivo, nada bueno, lo mejor es quedarnos callados. La mayoría de veces, no sabemos qué hay detrás de la vida de esas personas a las que acusamos o criticamos por tal o cual cosa.
—¿Cuál crees que es el valor de los certámenes de belleza hoy en día?
Son una plataforma más para dar a conocer la riqueza de nuestro país. Es una industria muy grande donde se mueven marcas de moda, cosméticos y más, que nos permite tener una mayor visibilidad. Pero, sobre todo, promueven el empoderamiento de las mujeres. No solo caras bonitas. Nosotros en la escuela trabajamos con niñas y adolescentes en el desarrollo de su autoestima, un asunto crucial en estos tiempos.
—¿Qué planes tienes tras la llegada de Sofía?
Seguir descubriendo talentos en todo el país. De los concursos que hacemos, han salido chicas que son modelos, actrices y conductoras de televisión. Y en lo personal, me gustaría tener un hijo más, el hombrecito. Tengo que esperar un año para saber si estoy o no en condiciones. Así que bueno, vamos a ver qué me dice mi ginecólogo. //
Marina apareció por primera vez en la portada de la revista Somos en marzo de 2001, como parte de un especial con las nuevas figuras del modelaje que estaban dando la hora en esa época, entre las que se encontraban Laura Huarcayo y Viviana Rivasplata. Entonces, era una estudiante de Márketing Empresarial que soñaba con representar al país en los certámenes de belleza. El reportaje cuenta que Marina se había preparado en el modelaje desde los 16 años. En 1999 participó en el Miss Perú por primera vez.