JOSÉ DEL CASTILLO, COCINERO
“Lo más importante que nos ha inculcado mi mamá es la unión”
Mi mamá, Isolina, ha sido mamá y papá para mis tres hermanos y yo. Siempre ha sido una relación de protección, de tratar de estar siempre para nosotros, de estar en un ambiente seguro. Ha hecho que mis hermanos y yo seamos muy unidos, que estemos siempre el uno para el otro. Nos ha inculcado, además de valores morales y éticos, que sepamos responder ante cualquier adversidad de la mejor manera. Nos ha preparado para eso. Cuando estás bien, hay bonanza, nos enseñó a compartir, a ayudar, a ser empáticos. Cuando no se está bien, a saber cómo defenderte y no morir de hambre. Como mamá gallina que es, siempre nos hizo sentir que nunca faltaba nada, a pesar de que nos dábamos cuenta de lo contrario. Ella tiene 80 años y se vale por sí misma, pero ahora de adultos nos toca devolver ese sacrificio que hizo, su cariño, amor y respeto.
Lo más importante que nos ha inculcado ha sido la unión. En estos meses complicados, donde nos necesitamos, nos hemos unido –entre hermanos– para sacar adelante la empresa familiar, que es como si fuera ella. Fue su emprendimiento, que construyó por años, y ahora nos toca a nosotros salvarlo. Mis hermanos y yo tratamos de inculcar eso a nuestros hijos: el respeto, la unión y el cariño a la familia. Esto además de demostrar su cariño mediante la comida. Es su mejor manera de decirnos “te quiero”: a veces no con un abrazo, sino con un plato de comida.
“No sería quien soy si no fuera por mi abuela y mi madre”
FLOR PABLO, PROFESORA Y POLÍTICA
Mi mamá, Airopajita, y mi abuela, Máxima, son mujeres luchadoras que han logrado sobreponerse a muchas dificultades. Mi abuelita nunca fue a la escuela y procuró que sus hijos estudien. Siempre ha apostado por la educación como posibilidad de salir adelante, de lograr proyectos y alcanzar sueños. Hizo que mi mamá y sus hermanos salgan adelante. Máxima es una mujer de carácter. Es una ventaja hablar quechua porque así puedo comunicarme con ella. Siempre le digo “si hubieras accedido a la educación, hoy serías una de las magistradas del Poder Judicial”. Tiene una fortaleza para defender su familia, su tierra, sus costumbres, que admiro mucho.
Airopajita ha heredado esa fortaleza. Vinimos de San Marcos, Áncash, a Lima –yo tenía seis años– cuando murió mi hermano mayor de 11 años por falta de atención médica. Llegamos a un pueblo joven (Carabayllo), a una invasión. De tener nada a construir algo, hacer una familia y darle un futuro a sus hijos. Mi mamá ha trabajado como vendedora ambulante… ha hecho tantas cosas, que de verdad me siento muy orgullosa. Uno de sus trabajos fue tejiendo chompas. Tenía una perfección con sus tejidos y eso también me inculcó: a hacer bien las cosas, con el máximo esfuerzo. Cuando era niña, también me decía que tengo que valerme por mí misma. “Tienes que estudiar, trabajar, ganar tu propio dinero para que te valgas por tu cuenta. Nunca debes depender de un hombre”.
Vengo de una familia con cultura de comunidad, de construir con los otros. No sería quien soy si no hubiera tenido la abuela y la madre que he tenido. Eso ha marcado los temas que trabajo ahora y defiendo tanto: la inclusión, la educación igualitaria, el empoderamiento de las mujeres, los temas de género. Así como ellas se sienten orgullosas de mí, yo de ellas.
“Mi mamá me enseñó a entender la vida”
EMANUEL SORIANO, ACTOR
El mejor ejemplo que me ha dado mi madre, Sofía, fue irse a trabajar al extranjero por mi futuro, a pesar de las adversidades. Me preparó desde muy chico para ese momento y me enseñó a entender la vida, a cuidarme, a observar y a escuchar. Tenemos una gran comunicación y compartimos nuestras experiencias. Seguimos aprendiendo y desaprendiendo mutuamente. Sabemos aceptar fácilmente nuestras faltas para reconciliarnos. Muchas veces coincidimos en llamadas y pensamientos antes de hacerlo o decirlo. Siempre nos trae nostalgia escuchar Usted, de Diego Torres. Se la dediqué cuando estuvo fuera. “No olvide que la espero, no espere que la olvide. Si por usted me muero, me muero cuando ríe, corazón”. Tenemos una gran conexión.
“Mi mamá es mi compañera de lucha”
RENATA FLORES, CANTANTE
Mi mamá Patricia y yo somos hermanas, mejores amigas, compañeras de trabajo, compañeras en la lucha por las buenas causas y cómplices en los grandes logros. Quise hacer música por ella (fue vocalista en la banda Patty y los Caletas). Cuando quise aprender quechua, ella me daba la tarea de sacar palabras fonéticamente. Sus enseñanzas me han ayudado a superarme y ser autosuficiente. Siempre me dice “¡no vas a esperar que las cosas sucedan por arte de magia!” y también que hay que esforzarse muchísimo y tener un propósito en esta vida. Solo así tendré un sueño alcanzable que me hará feliz. En tiempos de pandemia, he entendido mucho más todo esto, que me repite una y otra vez.
“El ejemplo que nos ha dado mi mamá es de ayudar a los demás”
PAUL MARTIN, ACTOR
Amanda siempre ha sido la mamá del corazón bueno, noble. Una mujer muy buena. Hizo voluntariado en el hospital Casimiro Ulloa por 30 años, donde ayudaba emocionalmente a los enfermos y hacía coordinaciones con la parte médica. Ha sido un ejemplo de servicio para mis cuatro hermanos y yo, que soy el último. Fue directora de un colegio nacional en Surquillo, donde estudié cuando tenía cuatro años. Como están vacunando a los adultos mayores y le tocaba a Amandita, lo puse en Twitter. Me escribió un alumno de ella, que debe tener más de 50 años, hablando muy lindo de mi mamá: “Era una maravillosa profe, a la que teníamos como segunda mamá”. Nos emocionaron mucho esas palabras. El ejemplo que nos ha dado es de tratar de tener un buen corazón y ayudar a los demás. En pandemia no podíamos verla, solo por la ventana. De manera natural salió la canción A través de la ventana, un homenaje a ella.
“Mi madre siempre dice que le baje un cambio al carro. A veces un par”
VERÓNICA LINARES, PERIODISTA
La relación con mi mamá, María, siempre ha sido muy estrecha. Coordinaba con ella 50 millones de cosas. Me ayudaba con las cosas de mi hijo y a mi hermana también con mi sobrina. Su vida ha cambiado mucho con la pandemia; por eso me alegra que ahora pueda vacunarse. Que se sienta con menos temor. Siempre me aconseja que baje las revoluciones. Para qué hacer todo ahora, si puedo esperar un poco. Si no es necesario, que no lo haga y me quede en casa. Está preocupada por mi descanso y mis horarios. Me hace reflexionar de que no me atolondre, que le baje un cambio al carro. A veces un par. Es su consejo de madre.
“Me da calma en los momentos complicados”
HUGO DEL CASTILLO, TAEKWONDISTA
Siempre he sido cercano a mi madre, Ana María. Desde un inicio me llevó a las clases de taekwondo, me acompañó en los campeonatos, en los viajes. Es un pilar muy importante porque, por más cosas que tenga en la cabeza, me brinda calma en los momentos más complicados: como cuando tuve que decidir si continuaba en la academia de taekwondo y si continuaba como seleccionado nacional durante la universidad. Me dice que tenga paciencia para tomar una decisión y darle tiempo al tiempo. Con los entrenamientos y las prácticas en el hospital –porque estudio Medicina–, no podía compartir tiempo con ella. La pandemia nos ha permitido pasar más momentos juntos, reforzar la comunicación y retribuir todo lo que ha hecho por mi hermano y por mí.
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