Desde 1990, la ONU ha designado cada primer día de octubre como el Día Internacional de las Personas de Edad, una fecha que busca resaltar la resiliencia de las personas mayores en entornos cambiantes. La pandemia, por ejemplo, ha sido un gran termómetro para medir el trato que les damos a los adultos mayores y, al mismo tiempo, para reconocer la complicada adaptabilidad de estos a escenarios que, en muchos casos, fueron de vida o muerte. La esperanza de vida ya no es la misma que en la primera mitad del siglo pasado. Hoy urgen políticas que se ocupen de dar calidad al día a día de las personas de edad, considerando que durante las próximas tres décadas se prevé que el número de personas mayores se duplique a más de 1.500 millones. En homenaje a ellos y ellas, cuyas vidas muchas veces son hazañas poco tomadas en cuenta, buscamos a cinco adultos mayores destacados y aún activos en sus respectivos oficios. Ellos comparten detalles sobre su vida, sus mejores recuerdos y lo que implica llegar a su edad en un país que no siempre los toma en cuenta. //
Grimanesa Vargas (81)
Cocinera
“Da pena ver personas mayores que están botadas en las calles”
La vida le regaló un don a la señora Grimanesa Vargas, el cual fue descubriendo no sin cierta presión y angustias. Sentada en su restaurante de Miraflores, todavía cuidándose de la brutal pandemia, la ‘Reina de los Anticuchos’ le recuerda a Somo s la vez que de jovencita entró a trabajar como cocinera a una casa de Miraflores y cómo tuvo que improvisar platos sobre la marcha, para mantener su puesto. “Un día la señora me mandó preparar lomo fino. Yo no sabía cómo se hacía y lo corté en trozos, lo aderecé y metí al horno. Me moría de miedo de que no le gustara, pero le agradó”.
Desde entonces, sus manos han sido elogiadas muchas veces. Primero, por los comensales que hacían cola al pie de su carretilla en la esquina de Enrique Palacios, en Miraflores; luego, por prestigiosos cocineros como Gastón Acurio, que la convirtieron en una estrella en las primeras ediciones del festival Mistura. Grimanesa, a sus 81 años, sigue al frente de su local de Miraflores (Ignacio Medina 466). Hoy su lucha es por recuperar la clientela que la pandemia le arrebató. “El Gobierno debería construir casas de reposo para las personas de edad. Yo tengo suerte de vivir de mi trabajo, pero me da pena que haya muchas personas que estén botadas en las calles. Eso debe cambiar”. (Óscar García)
Carlos Gassols (92)
Actor
“Siempre estoy componiendo cosas de teatro y también canto”
Aún con la salud un poco resentida, el gran Carlos Gassols no podía faltar en un especial sobre célebres longevos. El primer actor nacional nos atiende un ratito al teléfono, en una conversa breve con compromiso a seguirla más adelante, cuando se recupere de sus dolencias de edad. A sus 92 años, el maestro de las tablas ha sabido llevar una vida ordenada que le ha permitido plantarle cara al tiempo, con más éxito que muchos de sus pares. La evidencia es que de su promoción de actuación no queda nadie más que él. Gassols empezó en el arte a la edad de 5, cuando integraba la recordada Compañía Infantil Gassols, con la que recorrió diversos escenarios de América. Y desde tan cortos años no ha hecho nada más que trabajar.
Hoy sigue en actividad, con su programa de Radio Nacional que la pandemia hizo cambar de formato: ahora, por su seguridad, es un podcast que el mismo Gassols escribe, graba y manda todos los martes al medio de comunicación. “Vivo en la planta baja de mi casa, y mi hija, mi yerno y mi nieto están arriba. Ellos me cuidan mucho. Estoy activo. Ahora estoy componiendo algunas cosas de teatro. También canto mucho, cosas que aprendí de niño. Son tangos de Gardel o canzonettas que me sé de memoria”. (Óscar García)
Carlos Bernasconi (98)
Artista Plástico
“Siento que no se le da mucha importancia a los mayores”
A sus 98 años, Carlos Bernasconi sigue recorriendo todas las mañanas las ocho cuadras que separan su domicilio de su taller en Miraflores, el mismo que lo ha albergado a él y a sus creaciones más de la mitad de su vida. El polifacético artista (pintor, escultor, grabador, ceramista, escritor, orfebre) se levanta antes de las cinco de la mañana y trabaja hasta que se va el sol. Bernasconi, que tiene una exposición individual en la sala Luis Miró Quesada Garland, de Miraflores, se ríe cuando recuerda que estamos haciendo una nota sobre longevos. “En mi familia no hay antecedentes. Soy un caso único”, señala.
Su memoria es estupenda. Tiene vivos recuerdos de sus años de bohemia en París, al lado de intelectuales y artistas como sus amigos Julio Ramón Ribeyro, Emilio Rodríguez Larraín, Alfredo Ruiz Rosas. Los ha sobrevivido a todos. ¿Un secreto para durar tanto? No lo sabe. Acaso sea el vasito de whisky con que acompaña el almuerzo diario. “A las personas mayores no se les da mucha importancia. Se dice ‘viejo’ a veces como algo despectivo. Por fortuna no he sentido eso. Yo durante años venía hasta acá caminando. El barrio es muy atento conmigo”. (OG).
Diana Kane (88)
Maestra de Ballet Clásico
“Las citas médicas me cansan; dar clases ¡nunca me cansa!”
Ella calcula que han pasado 70 años ininterrumpidos desde la primera vez que dictó una clase de ballet. Entonces era una niña esbelta, de pantorrillas fuertísimas, que respondía al nombre de Blanca Rosa Kaneshigue Iriarte. Pronto llamó la atención de la estricta maestra Thora Darsie, bailarina escocesa que radicó en Perú desde 1939 y fundó el Ballet Universitario de San Marcos. Además de sus cualidades como bailarina, detectó en la niña aptitud para enseñar. No se recuerda una maestra tan jovencita, todos sus alumnos le doblaban la edad.
Antes de ser bailarina y maestra de clásico, y de presentarse en escenarios tan importantes como el Carnegie Hall de Nueva York, aprendió desde muy niña danzas españolas. La implacable Thora le hizo escoger: o la jota y las sevillanas, o las zapatillas de punta, hechas de yeso y madera. La niña estaba enamorada del ballet, así que eligió las zapatillas que le modificarían los pies para siempre. Con los años, sus compañeros de baile empezaron a usar nombres artísticos: ella fue bautizada como Diana Kane (quizá por la actriz norteamericana del mismo nombre, nacida a principios del siglo XX). En la década del 50, tras ser becada y especializarse como bailarina y maestra en varias ciudades de EE. UU., Diana formó parte de los elencos de baile de la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), célebre cuna de talentos en la que coincidió con figuras como Mocha Graña, Luis Álvarez, Manuel Solari y Alejandro Miró Quesada G., entre otros. Allí llegó a compartir escenario con estrellas como Alicia Alonso, además de sus contemporáneas peruanas Carmen Muñoz, Chela Bacigalupo, Olga Shimazaki y Lucy Telge. Otro de sus maestros, el ruso Dimitry Rostoff, marcó el estilo de enseñanza que luego ella y su socia Fanny Dreyffus impondrían en su propia academia de ballet, que llamaron Miraflores, a inicios de los 60, y que formó a varias generaciones de bailarinas hasta bien entrado el 2000. Diana Kane nunca ha dejado de enseñar (ni siquiera durante la pandemia, en que impartió clases en video). Actualmente dicta a niñas y grandes en el Centro de la Amistad Peruano-China, en Jesús María. (Rafaella León)
Jaime León (80)
Atleta
El león que aún ruge en las pistas
El día en que corrió como nunca antes en su vida, y se convirtió en subcampeón mundial máster de atletismo en los 100 metros, Jaime León Pallete miró a la tribuna, buscándola. Estaban sus dos hijos, su nieto, pero a ella, Coty Raspa, no la encontraba. Entonces hizo lo que había soñado si corría como nadie en esta pista de Finlandia y alcanzaba podio: pidió que le alcanzaran un abanico, hizo el coqueto gesto con una mano y miró al cielo. Allí, después de su triunfo, la encontró. “Fue mi homenaje para ella, que había fallecido hacía apenas diez meses y a quien le gustaba tanto la zarzuela”, dice ahora, recordando aquel momento inolvidable de junio pasado. Ex presidente de Universitario, Jaime León Pallete ha sido siempre deportista, desde su época en el Leoncio Prado junto al ‘Chupo’ Arriola, cuando jugó en los calichines de su querida U.
Cuando cumplió 75 años, en las olimpiadas internas de su colegio, el atletismo lo enamoró. Jaime, su hijo mayor y médico deportivo, lo alentó y desde entonces se convirtió en su aliado para una mejor nutrición. Luego vino un torneo internacional en Arica y el I Campeonato Iberoamericano Máster de Atletismo Lima 2019. En ambos se llevó el oro. Pero no fue hasta el día en que corrió como nunca antes en su vida, y se convirtió en subcampeón mundial máster de atletismo 2022, en que fue increíblemente feliz. Ese día, dice don Jaime, volvió a sentir que andaba con Coty, dando vueltas por el mundo de la mano, cuando el amor era infinito. Ese fue su verdadero premio. (Miguel Villegas) //
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