Lo curioso es que, de las 500 rosas que reciben en la puerta de este lugar, todos buscan a una sola Rosa. A Santa Rosa de Lima. A Isabel Flores de Oliva, patrona de Lima, del Perú, del Nuevo Mundo y las Filipinas. Afuera roncan los motores del Corredor Azul y aturde el claxon de los colectivos. Aquí adentro, en la casa convento de la santa, al final de la avenida Tacna, el silencio. En esta Lima ruidosa, eso es ya un milagro. Solo se corta cuando una señora en taco bajo cruza el patio donde están las 500 rosas recién donadas para acompañar a los centenarios olivos del jardín. O cuando un niño dobla con su abuela una carta y la arroja al pozo de los pedidos. O cuando el prior del convento desde febrero 2022, Luis Ramírez Camacho, OP, cruza desde su oficina hasta donde un equipo de restauradores ultima detalles para iniciar la construcción del primer museo de Santa Rosa de Lima, en Lima.
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