A Claudia Paz siempre le ha gustado ir más allá de lo establecido. Si hay una palabra que mejor la define, y con la que más se identifica, es libre (o libertad, según formule la oración). Para ella, esa libertad está contemplada en la luz. Supo que esa sería su herramienta de trabajo cuando en la clase de ingeniería eléctrica (estudió arquitectura en la universidad Ricardo Palma) le enseñaron sobre las proporciones de luz para cada ambiente que había diseñado en sus maquetas. No fue, sin embargo, hasta una charla, que finalmente vio la luz que -hasta ahora- guía su camino.
Un día, Giancarlo Casoldi fue a la empresa de luminaria donde trabajaba Claudia a enseñarles sobre iluminación: la luz, más allá de iluminar, está ligada a la experiencia del usuario. “Los cálculos y parámetros de niveles de iluminación que usábamos para calcular la cantidad de luz que había en cada espacio eran realmente irrelevantes en un inicio porque tiene que ver más con la percepción de cada persona en su espacio. Él decía que era importante tener arquitectos porque entendíamos la percepción del espacio. Me gustó más dedicarme a la luz que, creo yo, ayuda mucho y va de la mano con la arquitectura”, explica desde el otro lado de la pantalla como si fuéramos algunos asistentes a las charlas virtuales que ha estado dando durante la pandemia, o alumnos en las casas de estudio a las que ha enseñado y compartido su conocimiento.
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La pasión por la luz, la llevó a estudiar y trabajar por su cuenta. “Cuando decidí ser diseñadora de luz, mucha gente se rio de mí. Fui autodidacta. Entrevistaba a gente que relacionada con la iluminación, iba a los cursos de las empresas de iluminación en el mundo, creé una revista de iluminación para enseñar de qué estábamos hablando [la repartía gratuitamente en universidades], escribí a grandes estudios de iluminación en el mundo como Speirs Mayors, en Londres, para una reunión y así hablar sobre la importancia de la luz”.
SE HIZO LA LUZ
Basta ver el portafolio de Claudia para afirmar que ha iluminado (casi) toda Lima: el edificio de la Municipalidad de Lima, Palacio de Gobierno, Plaza de Armas de Lima, la Fortaleza Real Felipe, centros comerciales (Jockey Plaza, Open Plaza Angamos, Open Plaza La Marina, Plaza San Miguel, La Rambla, Plaza Centro puente Piedra), el Estadio Nacional del Perú, por mencionar algunos. Ella responde, entre risas, y con modestia, que no ha iluminado toda la capital. “Creo que la curiosidad, de querer ir más allá de lo preestablecido, es lo que me ha llevado siempre a investigar. Eso ha hecho que haya tenido la oportunidad de cruzarme con gente magnífica en mi vida profesional. El primer edificio con RGB fue Profuturo con Pepe Orrego. Me acuerdo de que me decía: ¿estás segura, Claudia? En ese momento, ellos querían trasmitir el dinamismo, la alegría en su fachada. Cuando uno es creativo y entiende la conexión que la luz puede hacer en las personas, intenta colaborar con eso”.
A esas instalaciones la ha acompañado su hija de 12 años. Cuando Claudia estaba trabajando en la instalación de luz del Estadio Nacional (puso micrófonos para que, cuando la gente grite, se ilumine el interior del recinto), su pequeña -de entonces un año- fue la primera en pisar la cancha luego de varias semanas de trabajo. “Ella me dice ‘mamá, trabajas un montón’. Yo no siento que trabajo porque me encanta lo que hago”.
Otra instalación memorable fue, sin duda, Palacio de Gobierno. Alejandro Toledo era presidente de ese entonces. Para la ceremonia, cerraron la Plaza de Armas, contó con la participación de la Sinfónica Nacional. “Había iluminado palacio con halogenuro metálico (lo prendes y tenías que esperar que calentara para lograr la intensidad). Comenzó la música e hice que prendan el baño de luz general, las columnas y cuando terminó de encenderse, el presidente de Endesa -empresa donde trabajaba- empezó a llorar, y yo también. La luz es emoción”.
El proceso conceptual inicial, cuenta, es clave. “Cuando hacemos una instalación interactiva en un edificio, por ejemplo, pedimos que venga el cliente y la gente de marketing [les dicen qué quieren comunicar]. Cuando trabajamos una casa, tenemos una reunión con los clientes para entender cómo quieren vivir su hogar y qué es lo que más valoran del lugar. En la parte de investigación y desarrollo, ahí encuentras las herramientas para hacer lo que pensaste. [La iluminación] no es un tema de moda. Está conectado a nuestras emociones”.
En 2009 fundó su propio estudio, el cual es constantemente reconocido con premios y menciones internacionales por su constante búsqueda de nuevas maneras creativas de utilizar la luz, generando experiencias inolvidables.
FUTURO LUMINOSO
La pandemia, cómo no, también afectó a Claudia. Al trabajar con las emociones, las reuniones presenciales eran más que necesarias; panorama que ha cambiado. Ha participado de conferencias virtuales. Este lunes participará del LIT Fest 2.0: el primer festival digital para conmemorar el Día Internacional de la Luz, que se lleva a cabo hasta el 27 de mayo (puede registrarse sin costo en https://bit.ly/32IiEDq).
En febrero pasado puso volver -de a pocos- al ruedo: fue a Miami para la instalación de luces de una casa. Abrió el Lighting Studio Home, junto a la diseñadora de luz Pamela Phang, que está más enfocado en el hogar. “Decidimos enfocarnos en las casas porque nos dimos cuenta que teníamos que mejorar el tema de la percepción de la luz en el hogar, donde, por la pandemia, están pasando más tiempo”. Espera con optimismo asistir presencialmente a la Feria de Milán en setiembre. //
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DATO:
Claudia Paz estará en The Interview, del LIT Fest 2.0 a las 6:30 p.m. (hora peruana). Conozca más de su trabajo en https://claudiapaz.com/
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