El primer comercial que Edith Tapia grabó para la televisión marcó el inicio de una carrera profesional en el mundo de la moda y la comunicación audiovisual que este 2023 cumple tres décadas. Somos conversó con ella sobre el camino recorrido que hoy la tiene satisfecha y aún muy ocupada.
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Te descubren como modelo a los 14 al verte caminando por la calle. ¿Dónde estabas?
Si no estaba en el mercado de Magdalena, caminaba por el de Jesús María. Yo hacía encantada las compras con mi mamá cuando un señor -nunca supe su nombre- vio a esta chica que en ese entonces tenía 1.76 m de alto -hoy mido 1.80-. La muchacha era flaca como un tallarín y le llamó la atención. Siempre fui ‘patilarga’. De hecho, así me decía de cariño mi mami.
¿Este porte y contextura tuya, siendo adolescente, te causó problemas?
Claro, me hacían bullying. No fue algo que me marcó, pero alguien me dijo alguna vez: “¿no te da vergüenza ponerte shorts?”. Y dejé de usarlos. Me cuestionaba por qué era tan alta, tan grande. Cuando descubro que para caminar por una pasarela necesitas estatura, todo cambió.
Y llegaste a ser una de las modelos más importantes durante los años 90 en el Perú.
Para mí esa fue la época de gloria de la moda en el país junto a los primeros años del nuevo siglo. Entonces compartí flashes con toda una generación de modelos top: Mónica Chacón, Claudia Ortiz de Zevallos, Fiorella Faré, Claudia Luque, las hermanas Pérez del Solar. Un grupo de amigas entrañables con las que rotábamos en todas las pasarelas de alta costura. En esa época sí que había demasiado trabajo.
Siendo tantas modelos, ¿qué catapultó tu celebridad por sobre ellas?
Yo creo que el programa de Magaly (Medina). Ella empezó a cubrir los desfiles y yo estaba en todos. Siempre me menciona, mi nombre comenzó a oírse con frecuencia en el primetime. Siento que por ella me di a conocer más. Luego el plus se dio porque comencé a actuar y a producir.
¿Cuál es tu percepción de los mundos de la moda y el modelaje hoy en el Perú?
Siento que están dormidos, pero esto pasa incluso antes de la pandemia. Creo que han influido varias cosas. Te explico: en mi época yo hacía hasta tres pasarelas a la semana. Era un boom. Creo que el asunto empezó a declinar cuando aparecieron estos programas de competencias y estos chicos ultrapopulares a los que comenzaron a convocar para aparecer o animar eventos de moda. De a pocos y con el tiempo las pasarelas de diseñador de alta costura empezaron a desaparecer. En ese momento ya era productora de moda y puedo dar fe que el trabajo decayó. Estos chicos tenían rebotes mediáticos muy fuertes. Es verdad que se organizaban LIF Week y Perú Moda, pero eso solo se hacía dos veces al año. Todo se fue diluyendo. Hoy el marketing de los diseñadores se maneja de otra forma: a través de sus propios canales de redes sociales o hasta con influencers.
¿Qué tendría que pasar para que vuelvan las pasarelas en el Perú?
Que la comunicación no apunte a nichos, sino que se dé de forma masiva. Nosotros tenemos un país riquísimo en materia prima para la moda… Todo es cíclico, ojalá la situación cambie.
¿Te sientes más modelo que productora o actriz?
Es difícil decirlo… pero creo que voy a morir modelo por más que no ejerza ahora. Lo seré hasta el último día de mi vida, aunque ame ser productora de cine, de teatro. El modelaje lo llevo en las venas.
¿Cómo empiezas a producir eventos de moda?
Luego de muchos años siendo modelo me di cuenta de que quería más. Aprender y hacer cosas nuevas. Sentada en mi cuarto agarré una guía de teléfonos y comencé a buscar marcas y proveedores para hacer pasarelas.
Has actuado en TV y teatro. ¿Qué retos te demanda aquello?
Muchos. Es extraordinario explorar personajes y emociones que son tan distintos de ti. Disfruto ser villana y vengativa o lerda y atontada.
¿Qué experiencia actuando recuerdas con más cariño?
Una obra de teatro en inglés que hice en Washington DC. Era la única peruana, todo el elenco gringo. Hay una escena fuerte en que uno de los personajes intenta abusar del que hacía yo. Sale mi “hijastra” y nos descubre, me quiere defender y él trata de golpear a esta niña, la tira contra la pared, todo muy violento. Lo que pasó fue que en la última función eso cobró una nueva dimensión: a mi personaje le afloró un sentimiento y rabia materna que … lloré desconsoladamente fuera del guion… Salí de escena y no paraba en el camerino… incluso ahora lo recuerdo y … (se emociona y se limpia los ojos). Esa experiencia fue inolvidable.
Últimamente has producido películas. ‘Utopía’ y recientemente ‘Reina sin corona’. ¿Cómo describirías esa labor?
Hacer cine acá es heroico. Cada segundo es retador. Ambas han sido experiencias fuertes y maravillosas por las temáticas basadas en hechos reales. Y, claro, porque hay que conseguir auspicios, gente que confíe en ti y tu trabajo. Hacerle saber y entender a la empresa privada que el arte salva vidas. Es un desafío que disfruto bastante.
Y, en tanto, has criado tú sola dos hijos ya adultos.
Sí. Los dos viven fuera. Daniela acaba de cumplir 32 y Guty, de 31.
A Daniela la tuviste a los 17. ¿Te asustó asumir ese rol tan joven?
No. Yo no soñaba con ser mamá, ella vino de casualidad, pero cuando me enteré fui la más feliz. Soñaba con mi muñequita. Sabía que iba a ser mujer aun cuando recién me enteré del sexo en el parto por decisión propia. Con quien me asusté fue con Guty. Ya eran dos. Ahí me entró miedo porque era demasiado seguidos. Daniela nació y al toque salí en cinta de Guty. En mi inocencia pensaba: cómo voy a querer a otro más de lo que quiero a mi hija. No sabía que el corazón se expandía. Nació Guty y fue amor a primera vista.
Los has mantenido por tu cuenta, además.
Sí. Yo les di todo. Les he pagado absolutamente todo con mi trabajo, mis padres no intervinieron. El colegio, el doctor, el taller de no sé qué… Pude hacerlo y me siento orgullosa de eso. Los llevaba cuando trabajaba a las pasarelas, todos mis compañeros artistas los han visto crecer tras bambalinas. Los he disfrutado mucho. El fin de semana subíamos al carro y nos íbamos a donde nos llevara la vida.
Daniela, que vive en Miami, va a casarse.
¡Sí! Yo le he preguntado si está segura, aquel es un paso gigante. A mí me hubiese gustado casarme para toda la vida, crecí en un hogar tradicional. Quería darles a mis hijos eso y no se dio por eso se lo pregunto y pregunto. Pero ella dice que sí, adelante entonces.
Y Guty acaba de empezar a grabar una telenovela en televisa.
Sí. ¡Una grande! Él se fue hace cinco años allá porque lo convocaron como modelo. Trabajó muchísimo, pero se empezó a cansar e intentó con la actuación. Se preparó, estudió y ha estado haciendo roles chicos. Esta es la primera novela donde tiene un papel permanente. Se llama “Nadie como tú”. Es un gran paso. No puedo estar más feliz con los dos. Están disfrutando de sus vidas y yo de la mía. No pido más. //
Edith nació en Jesús María. Ha vivido en ese distrito, en La Punta y San Isidro. Quiso ser religiosa o psicóloga.
Durante su carrera hizo comerciales para TV y medios impresos. Algunas campañas internacionales también. No emigró porque a la par criaba a sus hijos.
Un proyecto de cine a su cargo empezará a filmarse en diciembre. Se llamará Amiga, date cuenta y se grabará en Perú y México.
*CRÉDITOS DE PRODUCCIÓN DE FOTOS: Vestuarios: Rosario De Armenteras (vestidos amarillo y verde) Adrián Chastre (vestido negro). Accesorios: My dear girl. Locación: Casa Tambo. Productora: Edith Tapia. Coordinador: Kevin Valdéz. Asistente: Jhony Gómez. Estilismo: Fiorella Pérez y Kelly Torres para Giovanni Sepede Salon Fiorella Pérez. Makeup: Katherine Oxolon.