EL “hatajo de negritos” de los Ballumbrosio, la emblemática familia carmelitana, se paseará por las principales calles durante el rescatado carnaval negro. (Foto: Luis MIranda).
EL “hatajo de negritos” de los Ballumbrosio, la emblemática familia carmelitana, se paseará por las principales calles durante el rescatado carnaval negro. (Foto: Luis MIranda).
/ Luis Miranda
Oscar García

Tan cierto como que los tiempos cambian es que las tradiciones de los pueblos empiezan a morir en el momento en que ya no se las protege. Ese trabajo permanente de memoria se suele dejárselo a las autoridades, como quien se desentiende del asunto; pero hay quienes opinan que todos somos parte del problema. O de la solución, si nos ponemos optimistas. Es el caso de Miguel Ballumbrosio, hijo del gran zapateador Amador (1933-2009) y director del centro cultural que lleva su apellido. El músico le cuenta a Somos al teléfono cómo se apenaba al ver que ciertas festividades de los afrodescendientes del valle de Ica sucumbían a las distorsiones del mercado.

“Hubo un momento en que comenzaron a amenizar nuestras fiestas con orquestas de cumbia o de salsa, que para nada tienen que ver con nuestra tradición”, dice. A ello hay que sumarle la extraordinaria pegada de ritmos caribeños o el trap entre los jóvenes locales. Claramente, había un trabajo de rescate que hacer y esa tarea no es solo de las autoridades, dice Ballumbrosio, sino de la misma comunidad.

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Miguel Ballumbrosio con traje típico y su campana, listo para el tradicional “hatajo de negritos”. (Foto: Luis Miranda).
Miguel Ballumbrosio con traje típico y su campana, listo para el tradicional “hatajo de negritos”. (Foto: Luis Miranda).
/ Luis Miranda

Cuando Miguel era niño, en los años 80, los carnavales eran sinónimo de diversión con agua, pero también de celebración de las raíces. Don Amador llevaba a su familia a Chincha, al Verano Negro, una gran festividad en la que los Ballumbrosio eran temidos porque arrasaban con los premios de baile y cajoneo. Con el tiempo, mucha gente de El Carmen dejó de ir hasta Chincha para armar en su zona su propia celebración, el Carnaval Negro, que se realiza en dos fines de semana, el primero para las actividades deportivas y el segundo dedicado exclusivamente a la cultura y tradiciones afroperuanas.

Año 2003, El patriarca Amador Ballumbrosio se deleita con la gracia para el baile de Victoria Rivas, Mary Villamarín y Maribel Ballumbrosio. (Foto: José Rosales/GEC).
Año 2003, El patriarca Amador Ballumbrosio se deleita con la gracia para el baile de Victoria Rivas, Mary Villamarín y Maribel Ballumbrosio. (Foto: José Rosales/GEC).

El Carnaval Negro de El Carmen ha sido posible este año gracias a la gestión de un colectivo de notables del distrito chinchano (deportistas, músicos, empresarios) bautizado como El Carmen a un Solo Son. Ellos proponen la vuelta de un carnaval a la antigua, o ‘vintage’ como dirían ahora, que comprende tradiciones como el pasacalle, en el que las tropas de zapateo o “hatajos de negritos” (integradas solo por hombres) y de “pallitas” (conformadas solo por mujeres) desfilarán por las principales calles del lugar. También habrá un campeonato de cajón, de zapateo y festejo.

Además, el día domingo 26, temprano, se realizará un festival de gastronomía para que visitantes y locales puedan degustar platos emblemáticos como carapulcra con sopa seca, seco de frejol, picarones, humitas o frejol colado. Y lo mejor es que la comida es gratis. Solo se pide una contribución de un sol para los envases, pues no se permitirá aquí el uso de plástico. Se trata de un carnaval con conciencia ecológica.

El ENCUENTRO DE DOS CULTURAS

Algo que caracteriza al Carnaval Negro, como fin de fiesta, es la yunsa, una tradición andina reapropiada por los afrodescendientes, en una muestra de lo mucho que ambas culturas se fusionaron en la zona de El Carmen. Lo único que cambia es que la yunsa andina se hace con eucalipto y la negra, con sauce. Cada caserío del lugar tiene la suya. El domingo 26, por la noche, será la yunsa de la municipalidad, en donde un grupo de bailadores tratará de derribar el árbol a ritmo de panalivios con sus ocasionales brotes de festejo, si es que hay “pleito” entre los decimistas.

Ser testigo de una yunsa negra, con sus personajes como ‘El Huanchihualó’ o ‘El Mecherista’ (quien se encarga de que los bailes no sean muy “subidos de tono”, al menos no desde el arranque), es toda una experiencia que merece ser vivida. La convocatoria a celebrar el Carnaval Negro es abierta a todo el público. Adicionalmente, el 4 de marzo, los Ballumbrosio organizan su propia yunsa, en su casa de toda la vida en El Carmen. Por un precio cómodo, puede celebrar con ellos a la usanza de la tradición afroperuana, más viva que nunca. //

Además…
Ven a celebrar El Carnaval Negro

El Carnaval Negro se celebra el 25 y 26 de febrero en El Carmen, uno de los distritos de Chincha. Recuerde también que, desde el 3 de marzo, arranca en Ica la popular Vendimia, el evento que rinde homenaje a la uva, y que vuelve a festejarse después de cuatro años.

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