Este 2023 será recordado como el año en que el cambio climático le habló al mundo. En nuestro país, se pronunció en forma de huaycos y sequías, de lluvias e inundaciones, de temperaturas que rompieron todos los récords históricos jamás registrados. Una situación que ha hecho que la población voltee a consultar con más frecuencia a su fuente natural: el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú.
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Solo basta llevar un chaleco de esta entidad pública para que automáticamente caigan las interrogantes de rigor: ¿qué ropa debo ponerme mañana?, pregunta una venerable ciudadana al grupo de personas que estamos por ingresar a la estación meteorológica del Senamhi, en el Campo de Marte. ¿Hará frío o calor?, vuelve a consultar. Resulta curioso que algunas personas los reconozcan como adivinos o videntes, antes que como especialistas en estudios del clima. Pero lo cierto es que detrás de cada uno de sus pronósticos, o proyecciones, hay una ciencia que los respalda.
“Este ha sido un año bastante intenso, en especial durante El Niño costero”, nos cuenta Kelita Quispe, subdirectora de Predicción Meteorológica. Kelita estudió la carrera de Meteorología en la Universidad Nacional Agraria, motivada por saciar una curiosidad que de niña la llevaba a preguntarse: ¿cómo se hacen los pronósticos del tiempo? Desde 2013, forma parte del Senamhi y hoy es una de las cabezas del área que se encarga de pronosticar el comportamiento del clima. En esta oficina, rodeada de monitores y pantallas que nos pueden transportar a cada rincón del Perú, se reciben los reportes provenientes de aproximadamente mil estaciones meteorológicas que se actualizan en tiempo real. “Básicamente, vemos dónde va a llover, dónde va a haber friaje o temperaturas altas. Tenemos sensores que funcionan de forma automática e imágenes satelitales que nos ayudan a recabar esa información para el monitoreo y prevención”, comenta.
La otra área fundamental del Senamhi es la concerniente a recursos hídricos, la cual se encarga de medir el caudal de los lagos y ríos y prevenir que estos se desborden. “Una de las formas de medición que tenemos es gracias a los observadores desplegados en todo el país. Ellos realizan su análisis con base en un punto de referencia. Los valores que nos entregan los monitoreamos y contrastamos con data histórica. Tomamos información de campo durante todo el año”, nos dice Karen León, subdirectora de Predicción Hidrológica e ingeniera agrícola especialista en gestión del agua. “Hemos visualizado un escenario en donde posiblemente haya condiciones deficitarias”, complementa.
EL DESAFÍO DEL CLIMA
El pasado mes de junio, la Oficina Nacional de Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) confirmó el inicio de El Niño global, un evento climático que ganaría potencia con el paso de los meses y podría tener un impacto entre moderado y fuerte en el Perú. Este fenómeno comprende el incremento de la temperatura superficial del agua del mar en el litoral de la costa oeste de Sudamérica, así como los cambios de la presión atmosférica en el Pacífico, desde Australia hasta Tahití. En contraste, El Niño costero tiene una duración más corta y un alcance más limitado, pues solo implica el calentamiento marítimo en la costa del sur de Ecuador y el norte del país, lo cual siempre es acompañado de lluvias torrenciales, explican los especialistas.
El Senamhi informó que en julio de 2023 se estableció un récord histórico como el mes más caluroso en todo el país desde que se tienen los primeros registros, con una temperatura media de 19,35 °C, superando incluso los registros de El Niño extraordinario de 1997 (19,30 °C). Este incremento se sintió en mayor medida en la costa norte y la selva sur del Perú.
Respecto a El Niño global, se espera que sus efectos se sientan a fin de año o a inicios de 2024. “Ya estamos en pleno fenómeno, solo que aún no se percibe. En ese sentido, lo que estamos viendo es que se están presentando pocos episodios de lluvia en la zona altoandina del sur del país. Ahorita mismo, además, estamos monitoreando las altas temperaturas, las cuales se esperan que continúen en los siguientes meses. El objetivo es hacer pronósticos a corto plazo y comunicarlos de manera oportuna”, comenta Kelita Quispe.
Karen León va en la misma línea de su colega. “Lo que estamos previendo es un posible escenario de excesos de lluvias en la zona norte. No descartamos que, como suele pasar en esta temporada, se pueda desencadenar la activación de quebradas o desborde de los ríos”, comenta. “Dentro de las proyecciones hidrológicas, observamos condiciones por debajo de lo normal en la zona sur. En el lago Titicaca, por ejemplo, se ha visto un descenso sostenido que viene desde el año pasado”.
La información ya está en manos de las autoridades y la población. Es tiempo de poner manos a la obra para prevenir cualquier desastre. //