En la zona altoandina de La Libertad, está el distrito quechuahablante de Incahuasi, a más de 3 mil m.s.n.m. Entre sus más de 70 caseríos, está el de Piedra Parada, hogar de César Huamán. Pasó su infancia entre árboles, cielo despejado, aire puro y palpando el trabajo en el campo. Por ese entonces, poco o nada se sabía de la reforestación y su importancia. No fue hasta la década de los 90 que -con la llegada de ingenieros belgas y la repoblación de bosques de pino- el ecosistema del distrito cambió. Para recoger leña (que usaban para cocinar), caminaban entre tres a cuatro horas; con la reforestación, la tenían al alcance. Entre los arbustos, además, crecían setas que podían aprovecharse. César, ya ingeniero, emprendió una investigación en la que no solo encontró que los hongos boletus luteus eran un producto comestible, sino también que podía exportarlo.
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