La penúltima vez que Enrique Fernández Chacón ocupó un cargo público fue en 1980. Las urnas le habían dado la victoria –por segunda vez– al arquitecto Fernando Belaúnde Terry y, dentro de la Cámara de diputados, Fernández inauguraba una curul en representación del Partido Revolucionario de los Trabajadores, que encabezaba junto a su amigo y compañero de lucha, el líder campesino Hugo Blanco.
De aquel entonces han pasado ya cuatro décadas. Con su retorno a la escena política, el ex dirigente sindical de pensamiento trotskista se convirtió en el congresista electo de mayor edad. También se convirtió en el parlamentario número 12 en contagiarse con coronavirus.
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El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia global el COVID-19. Cinco días después, los nuevos padres de la patria juramentaban el cargo en una ceremonia presencial, pese a haber iniciado, ese mismo día, el estado de emergencia y el aislamiento social obligatorio. El evento –en el que el uso de mascarillas y el distanciamiento fueron, más bien, la excepción– marcó el inicio del Congreso de la pandemia.
Pocos días antes de conocerse sobre la hospitalización de Fernández, habíamos conversado por Zoom para una entrevista en El Comercio sobre cómo lidiaban los congresistas con el hecho de tener que llevar la función legislativa a la casa. Se había pegado un susto, dijo, por una gripe de la que creía estarse recuperando. Al poco tiempo fue internado en una clínica privada, para algunos una paradoja tratándose de un comunista de larga data.
Para Fernández, lejos han quedado los días en que ejercía de feroz dirigente sindical en General Motors o en los que defendía, desde el Palacio Legislativo, las ideas que hasta hoy lo acompañan. Esta vez le ha tocado la imperdonable circunstancia de tener que hacer política desde casa y a través de la pantalla de una computadora. Términos como Zoom, Teams (la plataforma utilizada por los congresistas para sesionar) y Skype han pasado a formar parte de su vocabulario diario.
Pero el popular ‘Cochero’ no reniega de la tecnología. “Soy más o menos inteligente, me adapto rápido”, asegura desde el otro lado de la pantalla. “Es muy apasionante, muy lindo [el Internet]. Es como que usted viviera con sed y le dan de beber todo lo que hay. Ya no se podría vivir sin eso”. Añora, eso sí, la cercanía física que la política –en circunstancias normales– implica. “La política es relación humana. A mí que siempre me ha encantado reunirme con uno, con otro; ahora tengo que estar contestando por Skype, etc. Pero, en fin, la cosa es tal como se presenta”.
Fernández Chacón vive solo con su hermano, también adulto mayor, en una casa de la unidad vecinal del Rímac. Pese al riesgo que su edad supone para el virus de Wuhan –en julio cumple 78 años–, no había renunciado a sus idas al mercado ni mucho menos las reemplazó por los supermercados o tiendas impersonales. “Esa relación humana es insustituible para mí. El carnicero que te vende esto, el otro que te regala la hierbita de tal cosa. Víctor Hugo decía que eran el alma de los pueblos”.
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Igual de porfiado, votó sin dudar a favor de la legalización de los taxis colectivos, a pesar de las numerosas voces que los señalaban como fuentes seguras de propagación del coronavirus (“Yo uso el taxi colectivo para ir a Miraflores, por toda la avenida Arequipa. Voy sentadito”).
A pesar del buen humor que por momentos se confunde con ligereza, Fernández no tiene esperanzas en que el fin de la crisis sanitaria esté cerca. “El Gobierno está haciendo las cosas mal”, sentencia mientras se acerca al micrófono de la computadora. El antiguo sindicalista –eso sí– cree que la pandemia ha generado una oportunidad para cambiar el sistema económico contra el que ha luchado toda una vida. “El modelo ha desnudado toda su fragilidad”, afirma, y nos enseña su colección de cámaras fotográficas antiguas, a la vez que dispara contra el estado de las cosas: el bono, que “no ha llegado a la gente”; el “sálvese quien pueda”, que para él representa el libre mercado; Richard Swing, de los que, asegura, “hay miles”.
El día de nuestra entrevista virtual le pregunté si le temía al coronavirus. “Miedo, no. Lo que me daría rabia sería morirme de algo tan absurdo”, dijo. //
VIDA DE POLÍTICO
Antes de inaugurarse formalmente en la política nacional, Enrique Fernández Chacón trabajó como obrero de planta en la sucursal peruana de General Motors, donde fue líder sindical.
En 1978, fue electo como miembro de la Asamblea Constituyente que estuvo a cargo de redactar la constitución de 1979, en representación del Frente Obrero Campesino Estudiantil Popular (FOCEP).
De 1980 a 1985 fue diputado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. En la década del 70, ‘Cochero’ fue encarcelado luego de advertir que un plan para sacar del poder a Juan Velasco Alvarado estaba en curso.