Las toneladas de desmonte de tierra que se extraían a diario de la excavación de la Vía Expresa ayudaron a que en pocos años se contase con las playas y la vía que hoy conocemos. Así nacieron Makaha, Redondo o La Pampilla (en Miraflores); y Las Sombrillas, Los Yuyos, Los Pavos, Barranquito o Las Cascadas (en Barranco), por mencionar algunas. La Costa Verde se conecta con Chorrillos y más notoriamente con su playa más popular, Agua Dulce.
“La Costa Verde, en 1975, que es el año en que aprendí a correr tabla, era hermosa”, sentencia un nostálgico Roberto Meza, también conocido como ‘Muelas’, emblemático personaje del lugar, tablista y fundador de la escuela de surf Olas Perú. “Tenía un riachuelo en el que podías recoger camarones y hasta bañarte si querías, porque era muy limpio todo. Te podías bañar en el mismo borde del acantilado, con el agua que caía del río Surco; era como una ducha natural para quitarse la arena. Había tanta playa en Barranquito que podías jugar fútbol. Eso hoy es imposible. No hay arena”.
Los tablistas, parte indisociable del paisaje de costa de Lima, están entre quienes más han defendido la integridad del proyecto de Aramburú. Lo hicieron así cuando pelearon hasta lograr una ley única en el mundo para proteger las rompientes de olas, un hito histórico.
El sueño de Ernesto Aramburú era que Lima no viviese de espaldas al mar, como lo hizo durante siglos. Esto se consiguió de modo parcial. Muchas de sus ideas quedaron inconclusas y corren el riesgo de retroceder ante la desatención. Si la Costa Verde hace noticia hoy solo es por problemas derivados de su gestión. En la fotogalería de arriba, algunos de los hitos que más recordamos ocurridos en esta franja litoral de Lima.