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el padrino
Ana Núñez

Un barco en permanente alerta de naufragio. Una pequeña y frágil hoja que el viento amenaza con arrancar de su rama una y otra y otra vez. Si el mundo estuviera regido tan solo por las leyes de la lógica, El Padrino debería haber sido un completo desastre. Así lo sentía incluso el entonces joven director , a quien los ejecutivos de la Paramount amenazaron con echar del proyecto por lo menos en cinco ocasiones. Pero el éxito de , considerada hoy una de las películas más importantes de la historia del cine, fue (y sigue siendo) directamente proporcional a ese caos y zozobra que gobernaron sus grabaciones, allá en el verano de 1971.

Esta “historia detrás de la historia”, tan cargada de claroscuros entre la épica y el drama, podría tener su origen a fines de la década de los 60. En 1968, para ser exactos. Ese año, la Paramount compra a Mario Puzo un manuscrito titulado The Mafia, en el que (no de muy buena gana) el escritor llevaba trabajando más de dos años y sobre el que –hasta el día de su muerte– lamentó no haber escrito mejor. El libro fue publicado en 1969 bajo el título de El Padrino y tuvo un inesperado récord de ventas.

“Mario Puzo era ludópata y había escrito el libro únicamente con fines comerciales, para salir de las deudas que lo ahorcaban. En realidad, Puzo despreciaba El Padrino”, comenta Francisco Flores, periodista con estudios de cine y fanático de la saga que tiene como eje narrativo a los Corleone.

Pese a las millonarias ventas del libro, ninguno de los directores consagrados de la época aceptó dirigir la película. Algunos cuestionaron el carácter comercial del libro; otros consideraron que hacía una apología de la mafia. Sergio Leone (El bueno, el malo y el feo) fue uno de los que rechazó la propuesta.

Así llegaron hasta Coppola, un joven de 31 años con experiencia en películas de bajo costo, pero de ascendencia italoamericana, al igual que Puzo, quien era parte de la primera generación de ‘Puzos’ no nacidos en Nápoles (Italia), sino en Manhattan. De hecho, Coppola y Puzo hicieron buenas migas desde el primer momento, lo que facilitó la tarea de escribir juntos el guion de la película.

Pero la búsqueda de un director solo fue la primera de un rosario de odiseas, que incluyó el interminable casting para elegir al reparto y duros desencuentros sobre las elecciones entre el director y los ejecutivos de la productora. Dar el papel de Fredo Corleone a John Cazale fue quizá la única decisión tomada por unanimidad.

Francis Ford Coppola tuvo que amenazar con irse para poder imponer sus resoluciones en cuanto al elenco de la película. El productor quiso desde siempre a Marlon Brando para encarnar a Vito Corleone, por ejemplo, pero su excéntrico comportamiento y su fama de actor problemático no eran del gusto de los de la Paramount. Sabiendo que Brando no aceptaba hacer casting, los ejecutivos le dijeron al director que lo aceptaban con tres condiciones: que no cobrara hasta que terminara de rodar, que todos los gastos extras producto de sus excentricidades sean pagados por él y que haga una prueba para el papel. Coppola aceptó y se las ingenió para hacer creer al actor que harían una prueba de vestuario. Así que compró un poco de queso italiano y unos habanos y le pidió que intente ponerse en personaje. Brando tomó un poco de betún negro y se lo puso en el pelo. “Será un bulldog” , dijo, en referencia al personaje, y se metió unos Kleenex dentro la boca. En ese instante nació el Vito Corleone que todos recordamos.

Habría que decir que el legendario Orson Welles también quizo el papel del patriarca de los Corleone. “Orson Welles, que para entonces tenía casi 60 años, quería ser Vito Corleone, pero estaba muy gordo. Cuando lo rechazaron, ofreció incluso bajar de peso, pero Coppola siempre quiso Brando”, recuerda Enrique Silva, crítico de cine.

Hubo desacuerdo también en que Al Pacino, novato actor de cine de apenas 1,68 metros de estatura, represente a Michael Corleone. El propio actor ha contado años después que durante mucho tiempo sintió que no lo querían en el plató (“cuando grababa, escuchaba que se reían”) y que si se mantuvo en el papel del menor de la familia, fue debido a la obstinación de Coppola.

El rodaje fue aún más caótico que el casting por dos razones: la primera, por las propias decisiones de Coppola. Para la grabación de la boda de Connie Corleone (una de las primeras escenas de la película), al director no se le ocurrió mejor idea que comprar trago y comida, y pedirles a los casi 300 extras que se la pasen bien, palabras que fueron tomadas al pie de la letra por los actores. Sobre esta anécdota, Diane Keaton (Kay Adams) ha recordado que en ese momento le comentó a Pacino “estamos rodando la peor película de nuestra historia y nuestras carreras están acabadas”.

La segunda razón tuvo que ver con las amenazas que la mafia real hizo sentir a los directivos de la Paramount. Incluso, se habla de que el plató tuvo que ser desalojado al menos un par de veces por amenaza de bomba. Pero todo haría pensar que al final la película contó con su bendición. Algunas publicaciones incluso hablan de una reunión entre uno de los productores y el capo Joe Colombo. Finalmente, la mafia quedó encantada con la película, que pintaba a sus miembros como hombres elegantes y cultos. Por cierto, la palabra ‘mafia’ solo se utiliza una vez en la película.

Las versiones, trivias y anécdotas sobre el rodaje de la saga de El Padrino son interminables. Hay historias sobre el uso del color naranja como símbolo previo a una traición o un asesinato. Se habla también sobre la molestia que le causó a Al Pacino que Brando obtenga un Óscar como actor protagónico y que él sea nominado simplemente como actor de reparto. Lo cierto es que Coppola, ad portas de sus 80 años, sigue vigente como uno de los directores más aclamados del cine. El anuncio que hizo el jueves sobre su nueva obra, “Megalópolis”, ya tiene revuelto el gallinero. //

EL COMPAÑERO PUZO
-Mario Puzo murió en 1999. Se ha revelado que, para entonces, el escritor y Coppola ya se encontraban trabajando en lo que sería el guion de la cuarta entrega de El Padrino.

-La cuarta película tendría como protagonistas a Andy García (Vincent Mancini, hijo no legal de Sonny Corleone) y a Leonardo DiCaprio (el joven Sonny). Tras la muerte de Puzo, Coppola descartó el proyecto.

-El Padrino no es el único libro sobre la mafia escrito por Puzo. De hecho, esa fue una de las razones por las que lo apodaron “el literato de la mafia”. Además de El Padrino, escribió El Siciliano, El último Don y Omertá. Todos los libros están ya en nuestro país.

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