Francisco Lombardi Oyarzún (Tacna, 1949) nos recibe en su departamento de Barranco con vista al mar para hablar de “La decisión de Amelia”, una película en la que aborda los temas que siempre lo han movilizado: la diferencia de clases, el paso del tiempo y la muerte. “Para hacer esta película, invertí todos mis ahorros. Se ha hecho con mucho esfuerzo”, le cuenta a Somos el laureado cineasta peruano, quien aún no ha visto “Oppenheimer” ni “Barbie”, los dos grandes ‘blockbusters’ que están en cartelera. Pero la entrevista resulta propicia para tratar otros temas vinculados a su reciente inclusión en la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, la irrupción de la inteligencia artificial y los proyectos que aún tiene en mente dirigir.
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“La decisión de Amelia” es su película número dieciocho. ¿Cómo lo encuentra a usted este proyecto?
Antes, aun sin tener muy claro los proyectos en los que me iba a involucrar, tenía un impulso muy fuerte para llevarlos adelante. Creo que era una necesidad en un país donde era muy complicado hacer cine. Pero eso lo he perdido un poco, la verdad. En cierta forma, ahora soy más cuidadoso. Le doy muchas vueltas a cada proyecto. Probablemente, tengo una visión más madura. Soy un director menos irresponsable.
"En el Perú, por un lado, tenemos un cine abiertamente comercial, con algunas películas de buen nivel y otras de un nivel muy malo"
¿Hoy es más fácil hacer cine, en comparación con sus inicios?
Definitivamente es más fácil, pero para mí es mucho más difícil (risas). Esta contradicción se da porque en años anteriores recibía la ayuda de la televisión europea, que ahora ha disminuido muchísimo, sobre todo en España. Entonces, conseguir financiamiento se ha vuelto muy complicado. Y aparte de todo ello, mi cine se relacionaba bastante bien con el público. Hoy eso también ha cambiado.
¿Por qué siente que el gran público ya no conecta con su propuesta?
En el Perú, por un lado, tenemos un cine abiertamente comercial, con algunas películas de buen nivel y otras de un nivel muy malo. Por otro lado, tenemos un cine de autor que se puede hacer en parte gracias a los estímulos del Estado, pero que lamentablemente tiene muy poco vínculo con el público masivo. Para mí, sigue siendo importante que la gente vaya a ver tu película. Por eso, me siento muy triste cuando a una película mía apenas la ven cinco mil personas. El público prefiere hoy un tipo de cine con efectos especiales, superhéroes y mucho espectáculo.
A lo largo de su carrera, ¿en qué época se le brindó más apoyo al cine peruano?
En la época del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado. Hay que decirlo. Se sacó la famosa Ley 19327, que te permitía exhibir cortos y largometrajes en cada cine. En tiempos más recientes, cuando entró Salvador del Solar al Ministerio de Cultura, se hicieron algunos avances. Estuvimos muy cerca de crear la filmoteca nacional, con el fin de preservar nuestra memoria audiovisual y cinematográfica. Pero se ha parado todo. Estamos esperando la respuesta de la actual ministra para retomar el proyecto. Vamos a ver qué pasa.
¿Lo convulso de nuestra realidad actual tiene los insumos suficientes para ser retratado en el cine?
A mí lo que más me produce todo lo que está pasando es una gran depresión. Como sociedad, en general, es bastante preocupante. La clase política ha entrado en un nivel de decadencia que, de verdad, me deprime mucho. Las personas que tenemos hoy en el Congreso, por ejemplo, o los dirigentes políticos de los partidos, tienen un nivel ético muy bajo. A veces, me parece increíble que el destino del país sea manejado por ellos. Me preocupa mucho lo que pueda venir.
"Muy difícilmente la inteligencia artificial va a crear productos originales. Lo que hace es repetir ciertas fórmulas, sobre lo que ya existe"
Pasando a temas más felices, hace unas semanas lo invitaron a formar parte de la Academia de Estados Unidos. ¿Era algo que esperaba?
Fue algo que me llamó mucho la atención, no me lo esperaba. Entiendo que me seleccionaron por el volumen de películas que yo tengo… por tener cierta importancia y por los premios que han obtenido. No tenía ninguna expectativa al respecto, pero sí me agradó el hecho de que me hayan invitado por ser un reconocimiento a mi trayectoria. Ahora voy a tener que elegir y votar por las nominadas al Óscar. Me parece algo muy curioso.
Hoy los actores y guionistas de Hollywood están en huelga, y una de sus demandas tiene que ver con la regulación de la inteligencia artificial. ¿Es un tema que le preocupa?
No he estudiado mucho el tema, pero lo poco que he visto y que me han comentado amigos que están más cercanos a ese mundo, es que muy difícilmente la inteligencia artificial va a crear productos originales. Lo que hace es repetir ciertas fórmulas, sobre lo que ya existe. Entonces, no creo que sea un tema que realmente vaya a afectar a los creadores.
¿Tiene planeado seguir haciendo más películas?
Mira, tengo dos proyectos en los que estoy trabajando con mucha ilusión, a ver si en algún momento ven la luz. Uno de ellos es una adaptación de dos relatos del escritor brasileño Rubén Fonseca, cuyos derechos de autor me costaron mucho conseguir. El otro es una adaptación del libro “El miedo del lobo”, de Carlos Enrique Freyre, que cuenta la historia de un niño que fue secuestrado por Sendero Luminoso. Mi idea es retratar cómo funcionaba esta organización internamente, en su día a día. Mostrar lo aterrador que era su mundo.
Además del cine, su otra gran pasión es el fútbol. ¿Le gustaría volver a ser dirigente?
El fútbol es uno de mis grandes alicientes. Los fines de semana veo la Liga Española, la Premier y también mucho fútbol peruano. Estoy bastante al día en lo que pasa. En su momento, fui dirigente en la Federación Peruana de Fútbol, pero renuncié porque sentí que no podía hacer los cambios que quería hacer. Me gustaría mucho volver a participar, pero no sé si de una manera tan activa. //
El colectivo SAG-AFTRA ha pedido el incremento del 11% de los salarios y el aumento del monto que los artistas reciben cada vez que una empresa de ‘streaming’ vende los derechos de una serie o película a un nuevo mercado o plataforma. “Si bien hay grupos en el país que velan por los derechos de los trabajadores del cine, aún estamos muy lejos de lograr un movimiento como ese. El mercado y la producción están creciendo, pero aún no podemos hablar de una industria”, dice Lombardi.