Jorge Chávez Noriega

La entrevista transcurre con normalidad hasta que suena su celular. Elena Mitriakovskaia (Vladivostok, ) pide parar un momento y contesta. Para alguien con absoluto desconocimiento del idioma ruso, como yo, resulta ininteligible lo que conversa, pero sus enormes ojos celestes, que poco a poco se tornan vidriosos, me dicen que algo no anda bien. Al cabo de unos minutos cuelga y explica lo que pasó. “Me llamó una prima a decir que acaba de escuchar disparos cerca de la zona en donde vive, en Odessa. Me está llamando ahora porque en un rato van a cortar la luz. Está asustada y su esposo no está en la casa”, cuenta con la voz entrecortada.

Tatiana, como se llama la prima de Elena, vive un infierno desde que el presidente ruso ordenó una “intervención militar” en territorio ucraniano, hace ya quince días. No hay luz por las noches para no llamar la atención de los aviones de caza rusos. Conseguir alimentos puede ser una odisea. Aunque la señal de Internet es débil e intermitente, ambas se comunican cada vez que pueden a través de Viber, una aplicación de mensajería.

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Menos suerte tiene para comunicarse con su familia en Jarkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania y una de las más asediadas por el ejército ruso. Allí vive un primo muy querido para ella que no ha podido escapar debido a que su madre, una adulta mayor, le cuesta caminar. Me apena la guerra y el enfrentamiento entre ambos países porque tengo raíces en ambos. Muchos rusos tenemos familiares y antepasados en toda la zona eslava, por lo que la guerra termina siendo una guerra contra nosotros mismos. Una tragedia por donde se le mire”, comenta la empresaria radicada en Lima.

Elena tiene a parte de su familia en Jarkov, una de las zonas más afectadas por la guerra. (Foto: AFP)
Elena tiene a parte de su familia en Jarkov, una de las zonas más afectadas por la guerra. (Foto: AFP)

Hace unos meses visitó a sus familiares rusos y ucranianos y ya notaba los ánimos caldeados. En las noticias se hablaba de la posible incorporación de Ucrania a la Otán y de la negativa del gobierno ruso de que esto suceda. “Esta crisis viene desde el 2014″, comenta. “Los ciudadanos de a pie somos los que finalmente terminamos pagando las consecuencias por decisiones de otros. No existen argumentos para matar a la gente”.

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Elena Mitriakovskaia nació y creció en Vladivostok, una ciudad portuaria ubicada en el extremo este de Rusia, bañada por el océano Pacífico. Estudió administración de empresas y contabilidad en el Instituto de Comercio Soviético del Lejano Oriente. Antes de venir al Perú trabajaba en la industria alimentaria, importando calamar y pota proveniente de Paita para enlatarla y venderla como conserva en toda Rusia.

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Llegó a nuestro país con su familia hace once años porque se le hacía más cómodo y económico exportar las especies desde aquí. Pero el fenómeno del Niño del 2010 –que provocó la huida de vida marina hacia aguas más frías- terminó afectando la dinámica de su empresa y se vio obligada a reinventarse. Fue así que creo una marca de comida rusa con la que vende, entre otros productos, la masa rellena del pelmeni, un plato tradicional de Europa del este. “El nombre de mi emprendimiento es un homenaje a mi país y al Perú. Rusinca produce una gran variedad de platillos tradicionales del mundo eslavo, lo que incluye a Rusia y Ucrania”.

Elena es dueña de ‘Rusinca’, marca que produce platos tradicionales del mundo eslavo, que incluye a Ucrania y Rusia. En la imagen, la masa rellena para preparar un clásico pelmeni.
Elena es dueña de ‘Rusinca’, marca que produce platos tradicionales del mundo eslavo, que incluye a Ucrania y Rusia. En la imagen, la masa rellena para preparar un clásico pelmeni.

Al igual que millones de ciudadanos rusos que han visto a su corazón partirse en dos, Elena está hoy a la espera de que llegue el tan ansiado alto al fuego y se sienten las bases para un acuerdo de paz. Sabe que no está en sus manos, pero no pierde la fe de que suceda pronto. “Es algo que todos deseamos”, finaliza. //

Cronología de una guerra

  • 21 de febrero. Vladimir Putin reconoce a la República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk, en la región ucraniana de Donbás.
  • 24 de febrero. Putin anuncia una “operación militar especial” en Ucrania. Ese mismo día, tropas rusas cruzan la frontera e invaden el país.
  • 3 de marzo. Delegaciones de Ucrania y Rusia se reúnen en la frontera con Bielorrusia para intentar llegar a un acuerdo y el cese de las hostilidades.
  • 8 de marzo. Ucrania afirma que ya está en marcha la ruta de evacuación prevista para ayudar a los civiles a abandonar la ciudad nororiental de Sumy.

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