A lugar se llega luego de atravesar un callejón largo, apenas bañado por la luz naranja de un poste. De día es una bonita quinta en San Miguel. De noche, no tanto. Ahí se levanta La Casa Museo del Terror, del Perú, un lugar único en el país, que alberga la colección más grande de objetos de miedo existente en el Perú.
Su dueño es un economista de 46 años, Emilio Obregón, que se define así mismo como una persona normal, con un trabajo serio en una AFP, pero que tiene un pasatiempo, como todos. En su caso, juntar objetos de terror, desde piezas coleccionables de películas de miedo hasta objetos de arte sádico y extremo, hechos por artistas peruanos que lo conocen y lo buscan para vendérselos.
Son más de 6.050 objetos los que ha reunido a la fecha, en nueve ambientes (incluyendo cocina y baño) de una casa que una vez le sirvió como rincón personal. Ni el baño se ha salvado de su pasión transformadora y luce decorado por completo con piezas escalofriantes.
En la Casa Museo de Terror (Arica 680, San Miguel) se pueden ver las obras de 21 artistas peruanos que realizan objetos de horror. Entre ellos destaca Luis Enrique Vargas, conocido por su marca The Devil Dolls. Vargas busca en mercados antiguas muñecas de biscuit y las re decora con toques demoníacos. En años recientes, el artista ha incursionado en otro rubro: ahora coge muñecos de bebes de plástico y los interviene, les engrapa el rostro y hace que de sus cráneos salgan jeringas.
La colección de Obregón no está agrupada en salas por temas, así que uno puede encontrarse con un poco de todo en cada habitación. En la sala principal sobresalen muñecos de todos los tamaños de las películas ochenteras de miedo más conocidas, como Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street), Jason Voorhees (Martes 13), réplicas de criaturas como los Critters y los Gremlins. No es lo único que el visitante encontrará.
En ese mismo cuarto se puede ver también una colección de monstruos de terror de la era dorada de Universal Pictures (años 50), además de otros objetos más inclasificables como muñecos usados en rituales, máscaras hechas a mano, calaveras en urnas, garrotes, reliquias católicas, copias del Libro de los Muertos, fotos sobrenaturales, etc.
El dormitorio a la derecha es el lugar en el que descansa, entre varias curiosidades más, una muñeca a escala real de la niña de “El Exorcista”. Cuando esta escucha un sonido fuerte, se “despierta”, se sienta en su cama, gira su cabeza, ilumina sus ojos y pronuncia algunas líneas de la película.
Hacia la izquierda se encuentra otro habitación con más muñecos animados y es el lugar que cobija a la “muñeca de vudú mexicana", la que más pánico genera, por una historia extraña que su dueño suele contar de la vez que la compró en Tacora. Para lograr un efecto de incomodidad, Obregón ha iluminado algunas habitaciones con luz intermitente o estroboscópica que genera confusión.
El baño, al fondo, también está decorado con más motivos de terror, para orinarse de miedo. Y el camino al segundo piso está decorado con reliquias, cuadros perturbadores y un piano, ubicado en una pequeña antesala a la escalera, que está apropiadamente desafinado, para darle un sonido tétrico al que se anime a tocar algo.
El segundo piso contiene una recámara extra, un descanso de escalera, en la que destacan muñecos de ventrílocuo, payasos, tablas de ouija, colgantes, espejos deformes y más.
Para acudir a la Casa Museo hay que contactarse con Emilio Obregón a través de su fan page Casa Museo del Terror Perú, en Facebook. El costo es de 25 soles. Los horarios son sábados y domingos de 11 a 5pm, previa cita por el fan page. El mismo hace de guía pues conoce la historia de cada pieza de su colección.