La historia nos habla de los héroes nacionales como de figuras míticas y distantes, cuyos contornos humanos se difuminan en la distancia castrense que impone su respeto obligatorio bajo pena de cocacho. Nos habla de seres humanos que no lo parecen porque están casi deificados. La ficción no se queda muy atrás. En ella, los agentes heroicos son superhumanos, mutantes de buen corazón o extraterrestres que defienden y se exponen a peligros infinitos por nosotros.
La verdad es que convivimos con héroes a diario y no nos damos cuenta. No usan capa, aunque sí portan una mascarilla. Cuando llegó la orden de quedarse en casa, como una decisión de vida o muerte, a ellos les llegó la directiva de salir a la calle. Así le pasó al suboficial de tercera de la PNP Edder Meca, 35 años, de la comisaría Apolo en La Victoria, conocido en su barrio por su buen humor. Patrulló a diario en la pandemia, guerreando con la terquedad de los ciudadanos, convenciéndolos de que se queden en sus casas, hasta que una tos insistente y una fiebre lo arrancó del servicio. Había contraído COVID-19.
Meca falleció cuando iniciaba abril. Al cierre de esta edición, más de mil policías ya han sido contagiados por el nuevo coronavirus y algunos ya cayeron en acción. Nueve días después de la muerte de Edder, el Ministerio de Salud confirmaba la muerte de W. A. B. C., el primer profesional de la salud en perder la vida en la lucha contra el nuevo coronavirus. Solo se sabe de él que trabajaba en un centro de salud de San Juan de Lurigancho. “Al día de hoy, miércoles, tenemos 213 médicos contagiados”, anota el presidente de la Federación Médica del Perú, Dr. Godofredo Talavera.
Los sueldos del personal de salud en el país varían según su modalidad de contrata ción. Ellos pueden ser nombrados, CAS o contratados como terceros. Es tos últimos son el sector más golpea do. Para Talavera, “estos compañeros hoy trabajan duro, sin ningún seguro de salud, de vida, no tienen vacaciones. A algunos les están pagando por día laborado la cifra de 24 soles. Eso es 120 soles a la semana. El bono que ha dado el Gobierno, de 720 soles para los que trabajan contra el COVID-19, no les llegaría a ellos, los tercerizados. Pensamos que debe llegar a todos”.
En el caso de las enfermeras, la situación es similar y hasta más injusta. Por la propia naturaleza de su trabajo, ellas están más expuestas que nadie a la enfermedad, pues conviven con ella las 24 horas al pie de una cama. “La última cifra que tenemos [al cierre de edición] es de 325 enfermeras que han sido contagiadas, 22 hospitalizadas, 1 enfermero en cuidados intensivos y 4 técnicas de enfermería fallecidas”, apunta Liliana La Rosa, de- cana del Colegio de Enfermeras del Perú y ex ministra de Desarrollo e Inclusión Social.
“He visto que mis compañeras salen ya no húmedas, sino mojadas de los trajes pesados que tienen que llevar todo el tiempo, con toda la deshidratación que eso significa. Están atendiendo, además, muchas más camas de las que deberían, con toda la tensión y estrés que eso supone”, dice La Rosa. Y todo, asegura, por un sueldo base que oscila entre los 900 soles y 1.200 soles. Si una enfermera quiere sacar una remuneración algo más decorosa, dice La Rosa, digamos, arriba de los 3 mil soles, tiene que trabajar en guardias, que son de 24 horas al día.
Las enfermeras están más expuestas que nadie a La enfermedad, pues conviven con ella las 24 horas al pie de una cama".
El bono del Gobierno a la enfermera que trabaja en alguna unidad COVID, nuevamente, no llega a las personas que trabajan de una forma tercerizada o “en negro”. Una situación laboral que, en opinión de La Rosa, linda con lo delictivo. “La enfermera tiene responsabilidad penal si hace mal su trabajo, si está cansada y se equivoca, pero las tienen trabajando más de 12 horas, sin el equipo o las mascarillas apropiadas”.
DERECHO Y LEY
Si bien el Gobierno ha dado incentivos económicos a los que trabajan directamente en esta pandemia, médicos y enfermeras consideran que se podría hacer mucho más por ellos. Que se les otorgue el bono a todos y no solo a los CAS o los nombrados, sería un buen inicio. Por su parte, en el Congreso, se ha presentado una iniciativa legislativa para denominar “héroes de la salud y la seguridad pública” al personal médico, policial y militar que “cayese en acción”, para usar terminología de guerra, en esta lucha contra el nuevo coronavirus.
La iniciativa fue planteada el 10 de abril por el congresista FREPAP Alcides Rayme Marín y se concentra solo en otorgar becas a los hijos de los fallecidos, a través de programas como el Pronabec o similares. “Hemos visto al personal policial y militar enfrentarse hasta cuerpo a cuerpo para que se respeten las normas y no es justo que por eso caigan enfermos por exponer sus vidas. Este proyecto de ley no busca demandar recursos adicionales al tesoro público, sino que se usen los presupuestos ya establecidos de las instituciones”, precisa. Consciente de la urgencia, Rayme espera que su proyecto pase directamente al Pleno, para que no se entrampe en alguna comisión.
Mucho se habla, para bien o mal, de una guerra feroz contra un enemigo invisible. Toda guerra deja veteranos. Gente que atravesó el infierno y quedó con secuelas o marcas de esquirlas físicas y mentales. En Estados Unidos, los veteranos de guerra, además de ceremonias y condecoraciones, tienen beneficios de pensión, salud, educación, asistencia para buscar empleos, vivienda y más. Los héroes peruanos no piden tanto. “Nosotros no somos como los policías, que si fallecen los suben de grado”, dice Talavera, de la Federación Médica Peruana. Algunos, pero no todos, gozarán de un seguro de vida. El resto se habrá sacrificado sin mayor recompensa.
¿Cómo se puede agradecer de la mejor forma a estas personas? Se podría empezar apoyando su agenda, con un plan de indemnizaciones en caso de fatalidad que los haga sentir seguros a todos (nombrados, CAS y contratados por servicios no persona- les). Mejor aún: se avanzaría mucho dándoles el correcto equipamiento que piden a gritos para proteger su seguridad (mascarillas N95 nuevas, lentes, guantes). ¿Qué puede hacer la ciudadanía? El agradecimiento más sencillo, dicen todos los consultados, es quedarse en casa. Lo aseguran quienes están viendo morir gente a diario. El mejor regalo es quedarse en casa y no sacarle la vuelta a la cuarenta. Es más útil que esos aplausos nocturnos desde edificios lejanos que muchas veces ni llegan a escuchar. //
La Opinión
GINO COSTA Congresista
Hay la conciencia de brindarles adecuados equipos de protección a los funcionarios de salud, que son los más expuestos y son la primera prioridad. También se ha aprobado una bonificación para ellos, el personal militar y policial. Con el congresista Daniel Olivares creemos que este bono les debería llegar también a los 11 mil funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), que están en permanente contacto con internos. Se les debería otorgar además un seguro de vida. Ya hay dos de ellos que han fallecido y podrían fallecer más si no se arregla esto. Otro tema urgente es resolvemos el asunto del hacinamiento en las cárceles. No se puede hablar del personal INPE sin hablar de la población penitenciaria. Ayudaríamos mucho a los agentes si po- demos sacar a la población más vulnerable. Hay 4.824 adultos mayores en los penales, hay 2.982 internos que tienen TBC, 1960 con diabetes, 828 con VIH.
Hoy tenemos un sistema penitenciario con sobrepoblación de 140%. Donde debería haber 100 internos, hay 240. Un sistema de indultos humanitarios podría resolver esta situación, pero con cuidado. No se trata de sacar a gente con delitos graves o sentencia- dos por corrupción.
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(Edición de video: Verónica Calderón Chui)