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la tarumba
Vanessa Cruzado Alvarez

La primera vez que conversé con , fundador y director artístico de , fue un mes antes del estreno de Volver, una oda – y por qué no, una invitación a la reflexión- a los sueños de la infancia. El encuentro de esta vez no fue en una carpa de circo, sino en una especie de sala de exposición. El entrañable personaje de 59 años nos recibe con un traje festivo, como de anfitrión de espectáculo. Y es que la función estaba por empezar.

A un lado de la sala, hay fotos de los inicios de La Tarumba. Si alzamos un poco la mirada, veremos algunos trajes emblemáticos de funciones pasadas. En el techo cuelgan un par de monociclos y trapecios. Por otro lado, encontramos la línea pedagógica del circo y lo finalizan –o empiezan, dependiendo del sentido en que haga el recorrido- fotos de los caballos. Se trata de un homenaje del centro comercial La Rambla al circo que, 35 años después de su creación, sigue vigente y continúa dejando su legado.

La idea surgió a raíz de una confesión que hizo Fernando, hace algún tiempo atrás, a Alejandro Guzmán, un amigo, dueño de una agencia de publicidad con la que trabaja desde hace varios años. “Un día me llamaron para una reunión donde estaba él y la gente de La Rambla, y me dijeron que querían hacer esto. Me reí y dije ‘bueno, hagámoslo’”, comenta entre risas.

Al ver el proyecto concluido, ¿cómo se siente viendo este museo?
Yo no lo llamo museo. Para mí es una linda exposición, pero sí es el inicio de algo que lo he conversado no solo en La Tarumba sino con colegas de circo de acá y fuera del Perú. Es uno de los sueños que tenemos y en La Tarumba al menos ya los contagié: queremos armar el museo del circo peruano. Ya tengo, gracias a los amigos del circo, algunos monociclos, vestuarios, carteles desde 1904 de circos que llegaban al Perú. Ahora estoy concretando con gente de Brasil, Argentina y México, para que me envíen algunas cosas o para intercambiar. Yo puedo mandar [objetos] de La Tarumba y así.

La propuesta de un museo del circo, cuenta Fernando, ya se realiza en otros países. “En Sao Paulo (Brasil) hay un museo muy bonito del circo, que ni siquiera lo llaman museo porque, sostienen ellos, va contra el espíritu y la naturaleza del mismo. Dicen que el museo es estático, en cambio el circo es itinerante. Entonces tratan de darle movimiento constantemente como si fueran exposiciones que se van renovando. Y me encanta. Yo sueño con que algún día podamos ver eso en el Perú”, admite.

La Rambla San Borja fue escenario de un show único de La Tarumba en el marco del homenaje al circo.
La Rambla San Borja fue escenario de un show único de La Tarumba en el marco del homenaje al circo.

Claro, la exposición es un buen punto de partida…
Si es necesario empezar con un espacio como este para que no solo mis colegas, sino de pronto, gente de buena voluntad, amigos del circo, que quieran colaborar, bienvenidos. Si empezamos a manejar este tema, en algún momento deberíamos tener un museo nacional del circo peruano, que el Estado pueda apoyar. Perú es un país muy conocedor del circo. Eso la gente no lo sabe. Claro, cómo lo va a saber si difícilmente registramos la historia. Pero imagínate el tema: el circo es mágico para un museo en el que los niños no solo van a aprender sino que se van a divertir. Yo ahorita me siento una pieza de este museo [risas].

¿Ya ha pensado en dónde sería el museo?
Eso es lo difícil. En la casa de La Tarumba sería ideal, pero para eso, necesitaríamos otro local para nuestros talleres. La casa es de 1910, que desde 1975 se ha dedicado al arte y la cultura antes de que llegáramos nosotros, por la que han pasado: Alberto Ísola, que dirigió su primer espectáculo profesional ahí. Edgar Guillén se ha presentado también. Teatro del Sol, que hicieron la primera versión del beso de la mujer araña, y que después del éxito que tuvo, la llevaron al cine argentino. Es una casa que tiene historia, que acogería muy bien - de pronto- la historia del circo, y de alguna manera la del teatro. Siempre he soñado con eso. Habrá que conseguir una nueva sede para La Tarumba, pero para mí sería esa casa. Sino, bueno, las primeras puertas que tocaré serán las del Ministerio de Cultura.

Por qué aún no nos proyectamos a tener un museo del circo peruano
Es que la mayoría toma al circo como “un espacio de entretenimiento al que hay que llevar a los chicos en julio” y se acabó. Si de repente viene un espectáculo que está de moda con unos muñequitos, el equivalente, para ellos, es el mismo. Si bien es cierto hay un público aficionado y conocedor, pienso yo que todavía las empresas y el estado miran al circo como "bueno, no es cultura realmente". Y ni se preguntan si es arte o no. A nadie se le ocurre que es importante, por ejemplo, una escuela nacional del circo. Lo loco es que los rusos consideran al circo como la madre de todas las artes. Los franceses no hablan del arte del circo: de los malabares, del equilibrio, de los trapecios, etc. Los chinos consideran al circo como patrimonio nacional. Cualquier arte, de alguna manera, salvaguarda el alma y el espíritu nacional. Desde ese punto de vista, no hay que abandonar el circo.

Fernando Zeballos La Tarumba

SOBRE LA MUESTRA:
​Hasta el 11 de agosto, se exhibirán en La Rambla San Borja y Brasil los elegantes trajes de los Payasos Blancos que brillaron en dos inolvidables y muy divertidas temporadas del circo: "Clásico" y "Caricato", así como un traje de Arlequín, la música bajo la dirección de Amador Ballumbrosio, monociclos, triciclos y clavas. Además de venta de merchandising, y un 20% de descuento en entradas para su espectáculo de temporada Volver.

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