“La intensa actividad de incendios en el sureste y noreste de Victoria está produciendo condiciones peligrosas de humo que probablemente empeorarán”, reportó in situ a inicios de enero el periodista español Ulises Izquierdo (29), de la agencia de noticias Australian Associated Press (AAP).
Victoria es uno de los estados australiano más afectados por los incendios forestales desatados en este país desde setiembre del 2019 y que han dejado 28 muertos, 10 millones de hectáreas quemadas, 500 millones de animales afectados y más de 3.000 casas destruidas.
Desde Melbourne, capital de Victoria, el reportero Ulises Izquierdo cuenta cómo desarrolla su labor en medio del desastre que afecta al mundo entero. Los recursos periodísticos, el temor por el avance del fuego y la falta de solución son algunos temas que se abordan en la siguiente la entrevista.
¿Cómo asume la responsabilidad de cubrir los incendios en Australia?
Yo lo siento como una responsabilidad muy grande. Recuerdo que durante los primeros días trabajando en la agencia me encargaban redactar noticias sobre las predicciones del clima para el día siguiente. Con esto aprendí que los días de calor intenso en Australia son un verdadero peligro porque la vegetación nativa arde extremadamente rápido y los incendios provocan desastres en poblaciones algo aisladas donde la gente confía en agua de lluvia para abastecerse.
Cuando me toca cubrir los incendios según se expanden y el impacto que tienen en la comunidad siento que (los periodistas) formamos parte de los propios servicios de emergencias. Hay una colaboración estrecha con ellos en estos momentos y los medios se ocupan de detallar dónde se corre mayor riesgo, que áreas están afectadas, cuáles son las recomendaciones dadas por las autoridades. El papel de algunos medios en ciertas zonas regionales de Australia es fundamental.
¿Los periodistas reciben recomendaciones por parte de las autoridades australianas?
Para poder cubrir los fuegos desde allí hay que obtener una acreditación del Country Fire Authority (el servicio de bomberos de Victoria), pasando un pequeño curso online con cuestionario. No es el mejor método, pero creo que da unas nociones de qué hacer y qué no en caso de verse en mitad de un incendio. Al margen de eso, la comunicación con las autoridades es contante en estas situaciones de emergencia, aunque varía en cada estado.
¿Cuál es el límite entre el profesionalismo y la temeridad?
Yo no he estado en ninguna zona de peligro personalmente, por lo que no puedo hablar por experiencia propia. De boca de otros compañeros sé que las autoridades varían su juicio respecto al acceso de los periodistas en función del estado. En Nueva Gales del Sur, por ejemplo, los llevan de forma segura al epicentro, lo cual es muy eficiente para tomar fotos que dan la vuelta al mundo. En Victoria bloquean la carretera e impiden el acceso a la prensa, y eso provoca que algunos compañeros decidan “colarse” para informar desde las comunidades afectadas.
¿Siente temor al estar tan cerca de los incendios?
No he estado en ninguna zona donde las llamas lleguen a tener metros de altura ni donde haya fallecido gente, sin embargo, he sentido consternación viendo el impacto de unas llamas a 300 kilómetros de Melbourne. El humo ha dejado la peor calidad de aire en el mundo este martes (14 de enero), gente ha sido evacuada de su pueblo y han llegado en un barco de la marina a bases militares con ceniza en la cara. Todo el planeta debería preocuparse.
¿Qué cuidados debe tener un periodista en la cobertura de incendios tan devastadores?
Al margen de cuidar la salud propia, creo que lo más importante es ser útil a la sociedad siendo fidedigno, comprobando los datos que se ofrecen y mostrando una mirada que refleje la devastación que se está produciendo.
¿Qué le ha impactado más durante la presente cobertura en Australia?
Es difícil pensar alguna anécdota específica, al ser “nuevo” en este contexto todo es sorprendente e impactante. Me gustaría dejar al menos una nota positiva y es la inmediata reacción social para ayudar y ponerse al servicio de los afectados. Ya sea con donaciones, compartiendo las imágenes para que se conozca el problema o trabajando día a día para informar de la situación. Las muestras de apoyo han sido muchas y muy diversas, desde bares organizando colectas hasta estrellas del deporte prestando su plataforma para ayudar.
¿La peor parte? El ‘negacionismo’ climático de cierta parte de la sociedad y la reacción de un presidente que no ha estado a la altura.
¿Observa una solución pronta al problema o se prolongará por un tiempo?
Estos mismos incendios van a persistir durante meses y el impacto probablemente se refleje durante años. La gente volverá a sus casas y las comunidades se reconstruirán eventualmente, pero los animales difícilmente quedarán en su hábitat. (...) Se ha quemado, por el momento, una superficie casi tan grande como Inglaterra y emitido cantidades de carbono fuera de lo normal, con el humo llegando hasta Chile. Si el planeta no nota eso... Además, hay que recordar que es el inicio del verano, la situación puede empeorar de aquí a febrero.