Marco Antonio Capristán recuerda cómo Inti lo acompañaba al paradero, una vez concluidas las clases nocturnas, para pedirle la recomendación de un libro o la ampliación de algún dato de esos desconocidos que a los apasionados de la historia les gusta tener para presumir. El joven estudiaba para ser guía oficial de turismo en el Instituto Superior Cepea y estaba en el cuarto ciclo de seis. El reconocido investigador de la ciudad de Lima, por su parte, había sido su profesor en las asignaturas de Patrimonio, Rutas Turísticas e Historia del Perú. Era casi su mentor. Ambos se conocían bien, la admiración iba de ida y vuelta. “Fue mi estudiante tres semestres. Era un chico entusiasta, con todas las ganas de salir adelante. Trabajador. Hacía guiados eventuales para agencias de viaje en el centro, pero con la pandemia tuvo que dejarlo, y para no perjudicar sus estudios usaba su bicicleta para ser repartidor de Rappi por las mañanas... todo esto es muy triste... Hay alumnos a los que un maestro recuerda más y eso me pasó con él antes de la tragedia porque era un muchacho empeñoso, muy educado. Con lo que ha pasado, ya no solo quedará en mi memoria, sino en la de todos los peruanos”.
Jordan Inti Sotelo Camargo tenía 24 años la noche del 14 de noviembre, cuando perdió la vida debido al impacto de un proyectil en el corazón durante la segunda marcha nacional en rechazo al gobierno encabezado entonces por Manuel Merino. Era limeño; su madre, de Cusco y su padre, de Ayacucho. Su hermano mayor se llama Pacha; y su melliza, Killa. “Mi abuelo materno quería mucho su cultura, él nos puso así a los nietos y llevamos los nombres sacando el pecho. Todos en la familia estamos orgullosos de ser peruanos. Somos gente decente, que estudia, trabaja. Por eso, que quieran manchar el nombre de Inti vinculándolo a grupos mezquinos hace más dolorosa su pérdida”, le cuenta ella a esta revista. Durante la madrugada, Pacha ya había reclamado en vivo por la televisión: “Mi hermano ha fallecido porque la policía lo ha matado, así de simple. Por salir a defender a su patria. No hay que tener miedo, hay que seguir saliendo, que su muerte no sea en vano”.
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Firme y serena, Killa, subraya con valor la forma en que realmente desea se le recuerde a esa mitad con la que compartió el vientre materno, primero; y una vida feliz, después. “Inti era responsable, conversador, buen alumno. Muy amante de la naturaleza. Deportista, ciclista de corazón. Tenía dos bicicletas, con una hacía reparto a domicilio y con la otra se iba a estudiar. Es bueno que la gente sepa que era un chico decente”, detalla por el teléfono. El muchacho, asimismo, hizo prácticas de guiado en las iglesias de Santo Domingo y San Francisco. A su vez fue voluntario para brindar charlas sobre Caral para el Ministerio de Cultura.
Su compañera de estudios desde hace dos años, Arleth Valentín Cuipal viene apoyando a Killa y a la familia de su buen amigo en lo que puede. Los dos, junto a otros compañeros de estudios, han compartido cursos, anécdotas, fiestas y viajes. El que está bajo estas líneas es un video editado por ellos para ser calificado en el instituto. En el minuto 5:45 puede ver y escuchar a Inti hablar in situ del Gocta:
Y aquí se lo puede ver departiendo con sus amigos en la misma excursión:
“Le decíamos Inti y, a su vez, Jordan. Pero a él le encantaba el primer nombre. De hecho tenía tatuado al sol inca en el brazo izquierdo. Le afanaba mucho viajar y aprender cosas nuevas. Un buen amigo, un chico honesto y ‘chambeador’. Él pagaba sus estudios y el cuarto que rentaba donde vivía solo en San Juan de Lurigancho”, narra Arleth.
Inti manejaba fluidamente el inglés y estaba aprendiendo francés y portugués. “Fue justo el viernes, en nuestra clase de idiomas que nos contó que iba a ir a las marchas. La profesora, entonces, le dijo que tuviera cuidado, que podía ser peligroso. Él, sin embargo, le dijo que desde los 16 años salía protestar con su hermano mayor. Que había que levantar la voz si algo estaba mal”, recuerda Arleth.
El historiador Capristán culmina reflexionando sobre su pupilo querido: “Jordan amaba el Perú. Eso era evidente en su curiosidad por saber de él, de su historia, de su patrimonio, de la geografía. Pero lo demostraba mejor estudiando, trabajando (…). Su partida nos llena de pena y rabia. Todos los compañeros y profesores que le tenemos afecto aprecio y cariño no olvidaremos sus ocurrencias y su permanente sonrisa. El Perú se pierde un gran guía de turismo, pero lo que es más triste, un joven con un gran futuro. Hasta siempre, querido Inti. Tu nombre ya está en la historia que tanto querías”.
Apoyo a la familia de Inty Sotelo Camargo
Killa Sotelo Camargo le confirma a Somos que, quienes quieran apoyar a su familia con los costos relacionados con su sepelio, pueden hacerlo en la siguiente cuenta de Interbank, la misma que está a su nombre. El yape, que es de Arleth Valentín Cuipal, también está siendo usado con autorización de la familia de Inti.
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Los padres y hermanos de Inti reclaman justicia por su muerte y condenan el accionar de la PNP y la clase política:
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