Javiera Arnillas tiene una agenda ocupada. Trabaja en el área de reclutamiento y retención de estudios clínicos, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) para sumar a más personas a los estudios clínicos de una vacuna preventiva contra el VIH que está desarrollando la empresa Johnson & Johnson en ocho países. Misma labor hizo meses atrás con el estudio de la vacuna contra la covid-19. Fuera del laboratorio, es modelo, maquilladora y actriz, aunque esto último se ha complicado por la crisis sanitaria. “La pandemia ha golpeado bastante fuerte, especialmente en el tema de trabajo. De manera excepcional conseguí uno y agradezco a Dios por eso”, dice al otro lado de la pantalla.
Se ha mantenido activa en redes sociales (en Instagram@lajavi.arnillas supera los 18 mil seguidores) donde relata su día a día con la autenticidad que la caracteriza. “Me encanta el maquillaje en el rostro, en el cuerpo, pero no en las emociones. Las redes sociales te muestran que todo está bien cuando no es así. Mis seguidoras [en su mayoría son mujeres] me han visto en momentos donde he estado muy feliz, como también cuando he estado muy mal. Más allá de la influencer, tienen a una amiga, a alguien que pasa por los mismos momentos y que es tan humana como ellas”. A veces le mandan textos o audios contándole que su testimonio las hizo sentir mejor y, sobre todo, acompañadas. Apela a ese sentido de comunidad ahora con una petición en la plataforma Change.org, que puede firmar aquí, para que el Congreso ponga sobre la mesa la ley de identidad de género (el dictamen fue aprobado en marzo pasado por la Comisión de Mujer y Familia). La también activista conversa con Somos y esto nos contó.
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—Iniciaste una petición en Change.org para que el Congreso debate -y eventualmente apruebe- una ley de identidad de género
—Mi mamá es parte de una asociación de familias por la diversidad de género y sexual. Se juntó con ellos, y más personas involucradas, para que se pudiera hablar sobre el tema de la ley de identidad de género. La última vez que se discutió fue en el 2016 y no se aprobó. Ya son cinco años más en el que el 89% de las mujeres trans no posee un seguro de salud y más del 30%, además, recurre al trabajo sexual ya que no tienen acceso a servicios porque el DNI no representa la identidad como debe ser. Esta petición lo que busca es generar mayor presión -dudo que el gobierno actual pueda hacer algo con todo lo acontecido, será para el que viene- por parte de la ciudadanía para que se siga debatiendo y sensibilizando sobre el tema. Tengamos empatía. Los y las invito a firmar esta petición para hacer mayor presión en el Congreso.
—En marzo pasado se aprobó el dictamen en la Comisión de Mujer y Familia. ¿Qué ha pasado desde entonces?
—Se comunicaron por parte de Rocío Silva Santisteban para hacer una acción conjunta. Estoy a la expectativa para seguir sumando más firmas. Hay gente que no le parece importante, pero, cuando eres una persona trans, es hasta insultante que utilicen un nombre que no solo no te identifica, sino también que te estigmatiza porque hace que todo el mundo se entere de tu condición a pesar de que no lo quieras. Estas personas tienen una herramienta para discriminarte alegando razones legales porque no hay una ley de identidad de género que sancione la discriminación a las personas trans y que desde el comienzo nos permita cambiar y rectificar nuestra identidad en los documentos legales. Es una violencia sistemática: lo hemos visto en las elecciones pasadas con una candidata trans al congreso. Hay gente que se agarra de estos argumentos legales para querer amedrentarnos e invalidar nuestras opiniones, nuestras luchas.
—A eso sumarle una agenda política alejada del enfoque de género y derechos sexuales.
—Es bien desalentador [suspira]. Me parece una carencia de empatía. Muchos hablan de la “ideología” que se quiere imponer. No se trata de ideología, se trata de humanidad. Quisiera preguntarles si conocen a alguien trans, si algún familiar suyo es trans, es gay o que pertenece a la comunidad LGTBIQ+ y si le van a cerrar las puertas como lo están haciendo con nosotros. Si fuera así, analice qué tipo de persona es y analice qué tanta calidad humana tiene.
—El mes del orgullo LGTBI llega en un contexto donde se ha evidenciado -y reforzado- el conservadurismo de los peruanos, ¿cómo lo sobrellevan?
—Estamos tratando de manejarlo como lo hemos venido haciendo todo este tiempo [risas]. No hay un panorama alentador para nuestros derechos. Siempre llega un gobierno que no se come el pleito, que no lo toma como suyo. Seguiremos tratando desde el sector privado, la ciudadanía, el activismo, las ONGs y asociaciones civiles. Siempre hablamos de celebración, de orgullo, que es importante para poder seguir alentando nuestras luchas. Lo vamos a seguir haciendo con todos los colores y al mismo tiempo demostrar que no nos van a hacer sentir menos, que nuestra identidad u orientación sexual no va a ser un motivo de burla o insulto. Todo el daño que nos han hecho es el motor para seguir luchando por nuestros derechos.
—¿Cómo debería ser el Perú del bicentenario?
—Me hubiera gustado llegar, quizá, con la posibilidad de que alguno de nuestros derechos sea reconocido. El panorama indica que todavía faltan algunos años para que suceda. Seguiremos luchando por una sociedad con mayor equidad entre ciudadanos. Somos diferentes, sí, y tenemos muchas diferencias, pero tomémoslo como una manera de entendernos más.
—Las luchas son demandantes. ¿De dónde salen las fuerzas para seguir?
—Me empuja recordar cómo —cuando más sola me sentía y que menos la sociedad me entendía por todo el daño que me hicieron durante la infancia y toda la represión que sentí por ser yo misma- entré a esta comunidad, encontré activistas y, al ser parte, me hizo sentir llega de orgullo. Por eso celebramos este mes. Toda nuestra vida nos han dicho que está mal cómo somos, que debería darnos vergüenza, que deberíamos ocultar nuestros amores e identidades. “Ay, por qué se celebra el mes del orgullo LGTBI y no del orgullo heterosexual”. Justamente por esa razón. Cuando finalmente podemos ser nosotros y nosotras, es poderoso. Eso es lo que me da la fuerza de seguir luchando por la comunidad que me permitió encontrar mi propia autenticidad, ser honesta conmigo misma y cumplir mis sueños.
—Como sociedad, ¿qué nos toca hacer?
—Lo primero es conocer. Cuando no lo hacemos, vemos las cosas desde lejos y no nos involucramos con una causa, grupo humano, población vulnerable, lo vamos a ver con miedo. Hay que informarse desde el amor y no por el odio. Ahí vas a ser capaz de acercarte a una comunidad lastimada por muchos años. Con una educación con enfoque de género, va a haber la posibilidad de tener una mente más abierta a lo diferente.
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—Por el Día de la Mujer, le escribiste una carta a tu yo del pasado donde cuentas cómo fue encontrarte. ¿Qué le dirías a quien está emprendiendo ese camino?
—Le diría que existimos un grupo de personas empoderadas, que entendemos por lo que está pasando, que no está solo (a). Lo que te está pasando, me pasó y también al grupo de personas que conforman con mi comunidad. Le diría que se acerque a nosotros, a las asociaciones de familias por la diversidad sexual que velan que un padre con un hijo gay o una hija trans o una persona de género no binario, que entienda que no es un castigo de Dios, sino un regalo de Dios, que te da la vida para poder entender el mundo desde una manera más abierta y empática. //
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