Esta noche es una noche especial en el set de grabación de “Enfocados”, situado en lo que antes era una discoteca dentro de la misma casa de Jefferson Farfán, en La Molina. “Acá ha venido puro galáctico”, bromea Jefferson mientras descendemos a un sótano donde nos recibe una docena de personas entre camarógrafos, productores y ‘community managers’. “El que viene ahora es una especie en extinción, ya no salen jugadores como él”, adelanta.
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Se refiere a Christian Cueva, probablemente quien fuera su mejor socio para repartir chocolate en la selección. ‘Aladino’ ha mantenido un perfil bajo los últimos meses, dedicado a ponerse bien físicamente, lejos de los escándalos, pero accedió a ser entrevistado en el podcast de ‘la Foquita’ y ‘Cucurucho’ por su amistad con ambos. No ha venido para hablar de asuntos personales, comentados hasta la saciedad por la prensa de espectáculos, sino para pasar un buen rato con los compañeros que compartieron vestuario innumerables veces con él.
“Qué ricos camotes me has traído”, dice Jefferson sobre las zapatillas tipo chancabuque que lleva Christian. Las risas estallan. Y comienza el show.
PRIMER TIEMPO
“Fluimos muy bien porque somos patas, tenemos mucha conexión. Tratamos de manejar las entrevistas de tal manera que el invitado se sienta cómodo, como si estuviéramos en un camarín de fútbol. El código que siempre he manejado como futbolista es defender siempre al futbolista”, me dice Jefferson en su terraza, al borde de una piscina infinita cuyo horizonte se pierde en los cerros de La Planicie. “Nosotros siempre hemos sido bromistas, toda la vida. La joda con el compañero es una cosa orgánica. Nunca hemos perdido esa chispa, esa alegría que siempre hemos compartido. Entonces, la gente se divierte con las historias que contamos”, complementa Roberto Guizasola.
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Hablar entre amigos, en un ambiente de camaradería y confianza, con un lenguaje en común, los hace olvidar que están delante de cámaras. Se muestran como ellos mismos son, sin poses de estrella. Quizás por eso han conectado con la audiencia, a pesar de la proliferación de estos espacios de conversación digital: en casi dos meses han acumulado 229 mil suscriptores en YouTube.
En medio de las risas y la chacota, los entrevistados suelen soltar frases que son titulares. Cuevita reveló una mala relación con Guillermo Salas, extécnico de Alianza Lima. Paolo Guerrero, en el programa de estreno, contó detalles de la novela detrás de su fichaje en el club César Vallejo. Juan Manuel Vargas, ‘el Loco’, confesó que vendió los caballos y autos de alta gama que había adquirido en su mejor época como futbolista. Y, durante la entrevista con ‘el Mudo’ Rodríguez, Jefferson aclaró que Claudio Pizarro no tuvo nada que ver con el escándalo del hotel Golf Los Inkas, rompiendo así con una serie de mitos y malentendidos que por años giraron en torno a ese asunto.
SEGUNDO TIEMPO
Cuando jugaste un Mundial con tu selección, y saliste campeón en Holanda, Rusia y Alemania, en diecisiete años de carrera sostenida en Europa, lo que viene después de colgar los chimpunes puede ser un poco aburrido. En el caso de Jefferson, pocas cosas lo motivaban. “Cuando tuve que pasar al otro lado, no pensé que me iba a afectar tanto. La verdad, me chocó bastante”, cuenta el exdelantero peruano. “Hasta que fui entendiendo que todo en la vida son etapas. Ya se acabó el fútbol y quiero hacer otras cosas. Me gusta la idea de ser más cercano al público, que la gente conozca mi lado más humano. Eso fue lo que me empujó a hacer ‘Enfocados”, explica.
Fuera de las canchas, no todos los exfutbolistas se conectan con el deporte que los hizo famosos de la misma forma. Roberto prefiere ver partidos de menores para descubrir algún nuevo talento, mientras que Jefferson casi no mira fútbol en la TV porque aún se llena de nostalgia. Solamente siguen los encuentros de Alianza Lima, el club donde se formaron y del que son hinchas apasionados, y los de la selección peruana, por una cuestión de cariño al equipo que representa al país donde nacieron.
“La selección está pasando por un cambio generacional. Hoy está al mando de un técnico —Jorge Fossati— que conoce mucho el fútbol sudamericano. Yo creo que muy pronto se van a dar los buenos resultados”, dice ‘Cucurucho’. “Perú tiene la oportunidad de hacer algo interesante en la Copa América. Veo al equipo tranquilo, sin presiones y con la confianza de poder sacar buenos resultados ante grandes selecciones”, complementa Jefferson.
El segundo máximo artillero en la historia de la selección —el primero es Paolo— atribuye el cambio de mentalidad en la Bicolor a Ricardo Gareca, hoy técnico del combinado chileno, el primer rival por enfrentar en el torneo continental. “Los chicos que están ahora tienen que creérsela. Ese es el chip que Gareca nos metió en la cabeza. Antes nos sentíamos el patito feo, cualquier selección quería venir al Perú a ganarnos. Y nosotros afuera nos conformábamos con un empate. Mucho de eso cambió gracias al ‘profe’. Ahora no nos achicamos así nomás”, concluye.
TIEMPO EXTRA
Por estos días, ambos exjugadores están enfocados en retribuirle a la vida todo lo que el fútbol generosamente les ha dado. Roberto está al frente de La Casa de Alejita, en Puente Piedra, un proyecto social que acoge a niños y adolescentes con talento para pegarle a la pelota, provenientes de distintas partes del país. “En estos cuatro años hemos albergado a chicos de Cañete, Iquitos, Madre de Dios. El objetivo es terminar de construir un complejo deportivo y, a la par, encaminarlos a tener una carrera en el fútbol”, comenta Guizasola. Desde que volvió al país, Jefferson ha venido promoviendo distintas iniciativas solidarias. Hoy tiene en mente abrir un comedor popular en su antiguo barrio de Villa el Salvador. “No es que nunca haya tenido para comer, pero he pasado situaciones muy difíciles. Mi intención es ayudar a esas personas que tienen una vida complicada, como yo en su momento la tuve”, afirma.
El goleador peruano pasa la mayor parte de su tiempo en esta lujosa residencia, con gimnasio, sala de juegos y una cancha de fulbito de gras natural, donde vive con su hija mayor y suele recibir la visita de sus hijos Adriano y Jeremy. Hace unas semanas, contó en su podcast que se había convertido en padre de una niña, pero, por lo pronto, ya no tiene planes de seguir haciendo crecer a la familia. “Comparto mucho con ellos. El fútbol te da y te quita muchas cosas, pero hoy lo único que trato de hacer es disfrutar de los míos”, comenta Jefferson, quien aclara que se encuentra soltero. En esta etapa, no le interesa dar el salto a la TV y ser comentarista deportivo. “Me han ofrecido ser panelista, pero siento que no es lo mío. Creo que no me sentiría bien opinando sobre otros futbolistas. Lo mío es la chacota, la joda. Allí es donde me siento cómodo, porque me sale de manera natural”, finaliza. //