Se enamoró del fútbol a la edad de ocho años, mientras veía al crack Roberto Baggio hacer magia con los pies en el Mundial de 1994. Y, como todos en esa época, también sufrió con el increíble penal que el ídolo italiano falló en la hora decisiva. Desde entonces, el fútbol ha sido gravitante en la vida de Joanna Boloña, presentadora de radio, TV y escritora de libros. No se imagina la vida sin él, a pesar de las alegrías y sinsabores. Del deporte rey y otras pasiones conversamos con ella.
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Este mes, cumples 13 años desde que empezaste en un programa deportivo. ¿Cómo ves esa época a la distancia?
Es raro. Yo no estudié Periodismo, sino Administración y tenía un negocio de productos lácteos artesanales. Vendía mi mantequilla artesanal a grandes restaurantes y me iba bien. Era un producto premium. Pero no me sentía al 100% yo. En la universidad era buena hablando y no tenía miedo a las cámaras. En mis exposiciones la rompía. Me gustaba hablar en público. Un día, veo que un canal estaba haciendo un concurso para ser el reportero del Mundial y me volví loca. Desde esa vez del penal de Baggio, yo no me perdía ni un Mundial. Ir a Sudáfrica era mi sueño.
¿Y cómo te fue?
Convencí a mi hermana para que me grabara. Un minuto de grabación nos tomó dos horas. Sabía que no tenía nada que perder. Cuando me eligieron para la siguiente fase, recién se lo conté a mis papás. Los senté y le dije “miren, esto está pasando”. Les conté como si fuera una travesura de niña. Me dijeron “estás loca”, pero yo confiaba en mí y les dije que se tranquilizaran. Me llamaron para la fase final, con puros ‘cracks’. Gente que sabía lo que había desayunado Del Piero ese día. Yo no estaba en ese nivel. No era Daniel Peredo. Y perdí. Después de eso es que, a las semanas, me llamaron de Cable Mágico Deportes para saber si quería hacer un cásting para “Entre titulares”. Fui y lo único que les pedí es que por favor no me dijeran que lo que iba a ser era un casting
¿Por qué no querías que usaran esa palabra?
Es que yo tuve una época en la que hacía modelaje, y siempre hacía castings pero nunca me llamaban. Y si lo hacían, era para salir al fondo. Sentí que la palabra “casting” me iba a perjudicar. Así que me dijeron: “Está bien, está bien, e invitamos a que hagas una prueba”. Y es alucinante cómo algo tan simple puede ayudarte tanto, a un nivel psicológico. Fui y te juro que nunca me sentí más cómoda en mi vida. Así fue como entré en este rubro. Estuve dos años ahí y fue la mejor escuela. En ese momento no existía Fox Sports ni ESPN en el Perú. Si estabas en CMD, estabas en “el canal de deportes”. Han pasado trece años, diez desde que dejé el canal, y todavía me dicen: “Tú eres la chica de CMD”. No sean malos.
Hoy es común ver a chicas hablando de fútbol en la TV, pero en tu época no era así.
Cuando empecé, éramos poquísimas, apenas dos gatos, y yo no era comentarista de fútbol. Soy parte de una segunda generación. En la primera estaba Alexandra del Solar. Después estaba Romina Antoniazzi, Ana María Picasso... Ahora es super chévere. Conozco a casi todas las chicas que están en pantalla, me encanta su trabajo. Las veo comentando la Libertadores, la Sudamericana, el Mundial y siento mucho orgullo. Las mujeres no nos vemos como competencia. Todas hemos puesto un poquito, un granito de arena, para avanzar. Conozco chicas con las que he trabajado que me han dicho: ‘Yo te escuchaba en la radio y pensaba: Yo quiero eso que hace ella’. Eso es lo más bonito que te digan.
Algunas mujeres que hablan de fútbol cuentan que deben esforzarse el doble que sus pares o levantar más la voz para ser escuchadas. ¿Te pasó a ti?
Al inicio, la pasé muy mal. Me sentí super rechazada por ser mujer. Pedí ayuda a algunas figuras del periodismo y no me la dieron. Luego, con la experiencia, es que vas agarrando cancha.
¿Qué cosas pasaron?
He sufrido desplantes o comentarios machistas por parte de jugadores. He pasado por situaciones que, si no hu - biera tenido la formación que obtuve en “Entre titulares”, no las hubiera soportado. La cancha que me dio tra - bajar con el ‘Loco’ Wagner y el ‘Gordo’ Vizcarra me sirvió para defenderme en muchos aspectos de mi vida. Me sirvió para no quedarme callada. Es feo ir a un estadio y que no te den una entrevista por ser mujer. Así como es feo salir a correr a las 5 a.m. con un short y sentirte intimidada por cómo te ven.
Ahora estás en la radio, pero el año pasado solo tenías tus redes. ¿Cómo te llevas con ellas?
El 2022 no tenía radio ni tele, no estaba en ningún medio. Las redes son muy importantes para mí. El año pasado hice dos coberturas increíbles, la Experiencia Real Madrid y Qatar, gracias a algunas marcas. A algunas coberturas o experiencias solo puedes llegar con las redes sociales.
¿Alguna vez consideraste practicar un deporte de manera profesional?
En una época de mi vida hice tenis, a mis 25 años. Me decían la ‘Cholapova’, pero sí, no era nada deportista en el colegio. Ahora todo ha cambiado. Así como me propuse el año pasado terminar una maratón, y lo hice, mi meta para este 2023 es aprender a jugar fútbol de verdad. Quiero jugar aunque sea una pichanga. No puede ser que hable 13 años de fútbol y no sepa hacer unas dominadas.
¿Te vas a meter en una escuela?
Todavía no lo sé. Es un deporte agresivo y fuerte que me encanta ver, pero jugarlo es más complejo. Empecé un proyecto superlindo que tiene que ver con historias de fútbol femenino. Estoy conversando con todas las jugadoras peruanas. Es algo que saldrá en junio, a través de mis redes sociales. Quizá, puedo aprender fútbol con ellas.
Ayer vi un post muy gracioso tuyo. Decías que en el colegio tu libreta de notas parecía ‘Bodas de Sangre’...
(Ríe) Bueno, es que en realidad, pobrecita mi madre. La amo, me ama, pero sufría conmigo. Iba temblando al colegio a recibir mis libretas porque estaban llenas de rojos. Yo le decía que así se veía más bonita, que el rojo era el color del amor. En esa época, ponía notas con color, luego lo cambiaron por negro.
¿Eras muy distraída?
Era súper distraída, me aburría muy rápido. Era dispersa. Son cosas que sigo siendo, pero ya las sé controlar mejor. Y ser dispersa me ha ayudado a hacer tantas cosas a la vez. A ser rápida. En la universidad sí fui bastante buena. Fue un cambio radical pasar de no ir bien en el colegio a que te vaya excelente en la universidad.
Sueles mencionar el tema de tu estatura en algunos post. Lo cierto es que eres una persona alta (1.81m) en un país mayormente de personas bajas. ¿Eso es un problema para ti?
(Ríe) Es complicado porque no me gustan los hombres muy bajitos.
¿Pero has salido con chaparros?
He estado con personas más bajas que yo, pero en general los prefiero altos. No somos un país de personas altas. Aunque ahora veo a mi sobrina, que tiene 20 años menos que yo, y veo que los chicos de su generación son bien altos. Le digo “qué suerte tienes”. En mi época, cuando era más joven, mi estatura sí era un problema. En el colegio me llegué a acomplejar. Pero luego lo disfruté. Soy una chica súper alta, y nada, tienes que aceptarte como eres. No me puedo cambiar, así que lo acepto y lo vivo.
¿La radio o la televisión?
Qué pregunta más difícil. Amo a las dos. pero la radio me da una capacidad de respuesta y de rapidez que no me da la televisión. Las dos me han dado cosas lindas.
¿Qué es lo más loco que has hecho por fútbol?
Fui al aeropuerto a recibir a Mario Gómez, el jugador del Fiorentina, con un cartel que decía “Quiero ser la madre de tus hijos”. Quería enseñarle mi libro porque es uno de mis referentes. Otro gran momento fue cuando conocí a Roberto Baggio. Me quedé en ‘shock’, pero pude decirle que por él me gustó el fútbol y fue como cerrar un círculo. //
La ‘gringa’ Joanna Boloña nació en Lima en 1986. Desde el 2010, cambió la administración por las cámaras y los micrófonos. Hoy, vuelve a la radio después de seis años dedicada a otras labores. Se la escucha en las estaciones Studio 92, Oxígeno y La Zona, con un bloque deportivo en sus shows de la mañana, entre las 8:30 y 9:30 a.m. Ha escrito los libros “Miss Fútbol” (2014) y “¡Hola, Rusia!” (2018). Para quienes tengan la curiosidad: Joanna mide 1,81 m.