“Qué alegría que es sábado, con mis amigos veo, lo mejor de la tele, Karina y Timoteo”, coreaban niños, niñas y adolescentes a mediados de los años 90. Un nuevo programa veía la luz: una chica de sonrisa sin igual y rubia cabellera al lado de un travieso dragón compartían sus aventuras, bailes y juegos durante cuatro horas bajo el paraguas de América Televisión.
“En febrero del próximo año, se cumplirán 30 años desde el estreno de ‘Karina y Timoteo’. Tengo la ilusión de que los niños, hoy adultos, que nos conocieron, aún crean en la magia, en la ilusión”, comparte Rivera, quien atesora también una amistad de tres décadas junto a su dupla televisiva, Ricardo Bonilla, quien da vida a Timoteo.
“Ella sabe todas mis cosas. Su amistad es de las más bonitas que tengo”, defiende por su parte el dragón, alegre no solo por consolidarse como un ícono en el entretenimiento infantil local, sino también por el lazo irrompible que ha forjado junto a Karina Rivera, una amistad que ellos definen como inseparable.
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Fuera de pantalla, ¿cómo han logrado sostener su amistad en el tiempo?
Ricardo: Conocí a Karina en el 94. Ella era modelo en un programa de Gisela y yo coordinador en el estudio. Desde ahí había cariño entre nosotros. Por eso cuando dijeron sobre el proyecto infantil con Karina, yo me apunté en una. Ella sabe todas mis cosas.
Karina: Nuestra amistad es muy bonita. Es como un matrimonio, con altos y bajos, como todo el mundo. Pero la clave está en que nos decimos todo. Creo que eso hace que perdure tanto, porque confrontamos y arreglamos. Si hacemos algo mal, lo asumimos.
¿Llegaron a estar distanciados tras tu salida del programa?
K: Hemos vivido tantas cosas... pero ahora nos reímos de los problemas antiguos y gozamos el habernos reencontrado, porque nos divertimos mucho en dupla y sabemos trabajar juntos, repartimos el estrés. Él se ‘come’ muchas cosas de la producción, como por ejemplo el armado de la carpa en esta temporada circense. Yo tengo responsabilidades como el vestuario, y así nos equilibramos.
R: Estamos en un punto en el que lo pasado ya fue. Nuestra amistad pesa más y no nos quedamos callados, asumimos lo que toca asumir y nos apoyamos.
Volvieron a los shows en 2022, luego de la pandemia. ¿Cómo se reparte su público, entre adultos nostálgicos y niños de las nuevas generaciones?
K: Vienen de todas las edades. Los niños nuevos saben las canciones gracias a YouTube o porque sus papás les ponen nuestra música. El público nostálgico, viene a recordar su infancia, a disfrutar de nuevo el ser pequeños.
R: Es bacán porque vemos niños que crecieron con nosotros y ahora quieren sembrarle al hijo ese amor mostrándoles nuestras canciones, coreografías. Es como si nos adoptaran todas las generaciones.
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¿Cómo conectan con esta nueva generación, que no ha crecido con programas infantiles?
K: La tecnología ha ganado mucho terreno, por eso hemos potenciado nuestro canal de YouTube, Karina y Timoteo. Igual tenemos en mente crear más contenido en redes sociales.
R: Nosotros queremos hacer más, pero lamentablemente el tiempo nos gana. Pero si en algún momento aparece la oportunidad de volver con el programa, estaríamos encantados.
¿Creen que un formato infantil en televisión funcionaría hoy en día?
K: Los programas infantiles empiezan un declive cuando el enfoque marquetero hace que muchos padres piensen que estos formatos convertían a sus hijos en consumistas, más allá del entretenimiento. Sin embargo, lamentablemente, para que un programa sobreviva en televisión también tienes que vender. Luego se regularizaron ciertas normas que impedían promocionar productos que tuvieran a niños como principal consumidor.
R: Ahora hay programas que se venden como para público adolescente, pero la verdad es que los más pequeños también los ven, y la idea ya es distinta, al igual que los aprendizajes y el entretenimiento.
”Karina y Timoteo, capturados en el jardín” será uno de los espectáculos más ambiciosos de la dupla de animadores infantiles. En su carpa de Megaplaza (Independencia), sumergirán a los asistentes en un mundo de insectos, con una historia que invita a reflexionar sobre el cuidado del medio ambiente y respeto a la naturaleza. Con más de 20 artistas en escena, incluidos los queridos profesor Otto y el payaso Plumilla, la temporada va desde el 11 de julio y las entradas se pueden adquirir a través de Teleticket.
¿Se han planteado alguna despedida? ¿Cuándo colgarán los trajes?
K: No nos hemos planteado la idea, la verdad. Es que aún tenemos mucha energía, la gente que nos conoce en verdad sabe que seguimos haciendo travesuras.
R: Seguiré siendo Timoteo hasta que el cuerpo me dé. Ahorita me siento en mi segunda juventud, preparado para seguir entreteniendo.
¿Qué tanto comparte Timoteo con Ricardo?
R: Yo soy tímido, pero cuando agarro confianza soy igualito a Timoteo, bromista, travieso, gracioso. Compartimos mucho, para mí Timoteo es real, es la oportunidad que tengo para conectar con mi niño interior, para sacarlo a jugar.
K: ¡Son idénticos! Quienes conocen a Ricardo saben que es muy divertido, juguetón, feliz. Y su familia es igual, cuando vas a su casa arman la fiesta, tocan música, actúan, son únicos.
¿En estos 30 años, Timoteo ha envejecido o es un personaje que mantiene su edad?
R: Timoteo nunca crece. Siempre tendrá entre 8 y 9 años. Eso lo mantiene pícaro, curioso. Sin embargo, se adapta a las nuevas cosas, por ejemplo, ahora le gusta la tecnología.
K: Es un chiquiviejo, diría yo. Su esencia es la misma, por eso Karina siempre tiene que estar ahí, aconsejándolo, enseñándole, cuidándolo.
¿Qué es lo más lindo que sienten cuando están en escena?
R: El ‘boom’ de energía. A veces uno llega cansado por las cosas del día a día o la producción previa a un show, pero cuando estás en el escenario la energía se sube de inmediato, te sientes acogido por el amor de la gente.
K: Es increíble ver a la gente tan emocionada. Ahí te das cuenta de que realmente has impactado en sus vidas. A veces, en los ‘meet & greet’, nos han abrazado llorando, contándonos que fuimos sus niñeros cuando sus padres iban a trabajar, o que con nuestras canciones los acompañamos en momentos complicados de su infancia. Eso es el verdadero motor para continuar haciendo lo que hacemos. Es maravilloso. //