Imagínate no ver. No oír. No poder oler. Eso es como habitar siempre dentro de una burbuja negra. Como no vivir en el mundo. El aislamiento absoluto. El director español Miguel Ángel Tobías tuvo que leer dos veces el titular del periódico que tenía en las manos cuando hace cinco años volaba de Madrid a México para entenderlo. Su cerebro, como el de la mayoría, era incapaz de asimilar de primer golpe el que alguien no pudiese ver y oír al mismo tiempo. “Gennet Corcuera: la primera persona sordociega de nacimiento en conseguir un título universitario en Europa”, se leía con tinta negra sobre el papel. Wow. Qué pedazo de proeza humana, pensó. Y qué historia tan extraordinaria. “Seguramente alguien ya está haciendo la película”, murmuró en su asiento.
Nadie la estaba haciendo.
Tres años después de no escuchar nada sobre el asunto, Tobías se propuso la misión de concretarla. Hoy el resultado se titula “Me llamo Gennet”, una conmovedora cinta recientemente estrenada en el Perú. El conocido realizador español conversó con Somos sobre lo que supuso dirigir el proyecto, el cual tomó toda una nueva dimensión cuando la misma Gennet Corcuera, hoy de 38 años, aceptó asombrosamente interpretarse a sí misma en su versión adulta.
La trama, primero. A inicios de la década del 80, en medio de una de las peores hambrunas registradas en la historia contemporánea de la humanidad, nació en Etiopía y en el seno de una familia muy humilde la pequeña Gennet. Ella tuvo los sentidos intactos hasta los dos años, cuando una infección severa hizo que los perdiera. Los padres terminaron por abandonarla en un orfanato, donde su exclusión se entendió en todos los aspectos. Pudo haber sido ese su final, pero el destino quiso salvarla. La española Carmen Corcuera, de paso en África, se cruza por su vida, decida adoptarla y llevársela a Madrid. Todo sería nuevo, desafiante y especial de ahí en adelante.
“Gennet aprendió el lenguaje de señas con la manos. Estudió en un colegio especial, luego en uno inclusivo y terminó graduándose en Educación Especial en la Universidad Complutense de Madrid. Solo una persona en su misma situación lo había conseguido en Estados Unidos. Ella fue Helen Keller, nacida en 1880, sobre quien se hizo luego la película “El Milagro de Ann Sullivan”. Desde que Keller se graduase de la universidad han pasado 115 años hasta que Gennet lo consiguiera de nuevo, esta vez, en Europa, y en circunstancias quizá mucho más adversas”, explica Tobías.
Reto al destino
Dada su experiencia en la dirección y producción de documentales, el camino lógico era que Tobías abordara la historia desde ese formato audiovisual. Sin embargo, optó por ficcionarla. “Después de conocer a Gennet y hablar con ella por horas caí en cuenta que, claro, ella lo hacía desde su valiosísima perpectiva. Sin haber visto u oído nada en toda su vida. Sentía, no obstante, que aún faltaba contexto. Hablé durante un año con 45 personas que estuvieron de alguna u otra manera junto a ella a través de los distintos periodos de su vida y eso completó todo. La ficción me daba las herramientas y licencias para poder narrar mejor todo lo que le había ocurrido”, detalla.
¿Cómo se le ocurrió que Gennet se interpretase a sí misma?
No era la idea original. En la película hay cinco actrices que hacen de Gennet en distintas etapas de su vida. Pero como ella estuvo acompañándome en la fase inicial de la película me di cuenta que entendía absolutamente bien de cómo iba la cosa. Podía hacer de sí misma en la versión adulta. Estuve pensándolo mucho y se lo propuse. Ella me contestó: “¿Y eso cómo sería? ¿Cómo hacer teatro?”. Me sorprendí: “¿Y tú qué sabes de teatro? Nunca has visto u oído una obra…”, le pregunté. Me dijo: “Oh, sí hice una obra en el instituto cuando era más joven: La Casa de Bernarda Alva”. Casi me caigo de espaldas. Yo le digo: “Sí, Gennet, sería así como en el teatro.
¿Qué desafíos implicó dirigirla?
Varios. Ella, claro, tenía una intérprete. Pero me hizo replantearme más cosas. Para darle más verdad a la cinta, tendiéndola a ella como protagonista, pensé que todas las actrices que hiciesen de Gennet debían ser de Etiopía y huérfanas. Todas adoptadas. Afortunadamente todas veían y oían, pero cuál ha sido su grado de interpretación que todo el mundo me pregunta hasta hoy si ellas estaban en la misma situación que Gennet. Excelentes profesionales todas.
Fundación Telefónica y Tondero Distribución están también detrás del proyecto pues desde el inicio la consideraron un épica historia de resilencia, solidaridad, lucha, superación y visibilidad de la discapacidad de la sordoceguera. Así, el 10% del Film Rental de la película serán destinados a Sense International (Perú), una asociación sin fines de lucro que trabaja por las personas sordociegas en el país.
Tobías, también guionista y actor, es creador de un programa muy famoso en su patria llamado “Españoles por el mundo”. Con su productora Acca Media, él lleva 15 años recorriendo el mundo para contar historias de vida a través de sus programas, series documentales y proyectos de cine. De hecho, es un comprometido con el cine inclusivo.
“Yo hice un documental cuando ocurrió el terremoto de Haiti, hace 10 años ya. 320 mil personas se murieron en 40 segundos, una de las peores catástrofes de la historia. Se llama “Sueños de Haití”, está libre en Youtube si lo queréis ver. Desde entonces me hice la promesa a mí mismo de hacer un proyecto audiovisual solidario y 100% benéfico al menos una vez al año. La de Gennet es una historia de superación, de emponderamiento de la mujer, un homenaje a las madres también, un relato que le da su lugar a la importancia de la educación. Ojalá que deje en el público algo positivo”. //