Una odisea intercontinental de diez mil doscientos kilómetros de distancia, que ha generado titulares en varios idiomas, líos burocráticos y tiempo diplomático tiene como protagonista al personaje más insospechado de todos: un lindo gatito cusqueño. Lo llaman “Lee” (pronúnciese “Li”), tiene cinco meses y es, desde hace semanas, un dolor de cabeza para las autoridades belgas que lo acusan, con fundamento, de haber ingresado a su país de una forma irregular, sin respetar los exigentes protocolos que requiere la Unión Europa para la entrada de animales a su comunidad.
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A “Lee” se lo acusa también, y esta vez sin mayor fundamento, casi se diría que por discriminación, de ser un sospechoso del virus de la rabia. ¿Su pecado? Ser peruano, por lo visto, Es decir, haber nacido en un país que, según cierta imaginación europea, es algo así como una tierra salvaje, llena de peligros varios y en el que la rabia campea. Por todo ello, han decretado que “Lee” sea puesto a dormir de inmediato. El largo sueño, se entiende.
Como lo han dicho muchos veterinarios en esta semana, la rabia es una enfermedad rara en el Perú, y está prácticamente ausente en ciudades. Solo se le encuentra en algunos lugares muy recónditos del país, en cuevas de murciélagos o en algunos poblados perdidos del interior. Peor aún, sostienen los expertos que la prevalencia de esta enfermedad en gatos sería nula desde hace décadas, y es por ello que en el Perú no se exige que se vacune a los félidos, como sí sucede con los cánidos, cuya inmunización se realiza todos los años con grandes campañas nacionales.
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“Si el gatito en verdad estuviese enfermo de rabia, como las autoridades belgas suponen, se habría muerto a los diez días”, afirma el Dr. Rodrigo Rondón -director médico de la veterinaria que lleva su apellido- pues ese sería el lapso que el virus se toma para acabar con su huésped. La supervivencia comprobada del gato aventurero a más de un mes de haber recibido su vacuna contra la rabia en el Perú, es la prueba más concluyente de que se trataría de un animalito sano, señalan.
Sin embargo, lo que la Agencia Federal para la Seguridad de la Cadena Alimentaria (“la FASFC” en belga) reclama, además de denunciar que se burlaron de sus protocolos, es que se entregue al gatito en estado de cadáver para poder ellos analizarlo. Rondón explica al teléfono que lamentablemente este es un hecho común y un procedimiento regular, lo de la eutanasia y el examen post mortem en animales, pero solo se aplica en los casos de “fuerte sospecha” de contagio de rabia, es decir cuando el animal presenta los síntomas notorios de estar enfermo, que no es el caso del compatriota felino.
Ante ese pedido, las asociaciones internacionales de defensa de los derechos de los animales, nacionales como la gente del Proyecto Libertad, los activistas y catlovers de todo el mundo no pueden más con la indignación. “Quieren matarlo para recién ver si tiene rabia. ¡Es de locos!, dice al teléfono desde Canadá Gabriela Alburquerque, fundadora del Catfetin Cat Café, el primer café gatuno del país, ubicado en Cusco. Este fue el primer hogar que acogió a “Lee”, antes de que empezara su odisea, cuando fue adoptado por su actual dueña, la estudiante belga Selena Ali.
ASÍ EMPEZÓ LA ODISEA DE “LEE"
Selena Ali, una estudiante de Amberes de 23 años, llegó al Cusco en febrero de este año y en su primera visita al Catfetín Cat Café acabó prendada del carisma del micho. Así lo recuerda la dueña del catfetín, que funciona en el país desde el 2018 y ya ha dado en adopción a 103 gatos. Precisamente “Lee” fue el gato número 100 en su registro de adopciones, un cifra que les había llenado de orgullo. "Él no era un gato callejero. A “Lee” lo encontró una niña de 13 años de Cusco y era cría de la gata de su vecina. Todos sus antecedentes están comprobados”, dice Alburquerque.
La niña lo entregó al Catfetín Cat Café para que lo den en adopción y estos admitieron su ingreso, previa presentación de certificados de desparasitación y vacunas, como la triple felina. Selena lo adoptó y lo que ocurrió después ya se sabe. El coronavirus llegó al Perú y los extranjeros fueron repatriados en vuelos humanitarios. El de la ciudadana belga salió en abril y ella es la primera en admitir que no pudo cumplir con todos los requisitos. Vacunó al animal en Perú, pero por disposición de la Unión Europea, tenía que haber esperado tres meses en el país de origen, luego de la vacuna, para poder ingresarlo. Tenía que presentar además, antes de viajar, certificados serológicos que demuestren que el gatito ya tiene anticuerpos de rabia. Sucede que tales análisis no se hacen en Perú, dice el veterinario Rondón. El país más cercano es Chile y entre el envío de muestras y la espera de resultados pueden pasar varios meses.
La urgencia de volver a Bélgica le impidió a Selena cumplir con toda la cadena de trámites. Ella es una personalidad mediática allá, como corresponde a una finalista de Miss Bélgica. En una entrevista a la prensa de su país hace unas semanas, contó lo de su gatito peruano y así alertó a la FASFC, quienes de inmediato le enviaron una carta exigiéndole la eutanasia del animal. Ante la negativa de la dueña, el 12 de mayo allanaron su casa pero “Lee” ya estaba en la clandestinidad, escondido por ella. Se le asignó entonces una multa de 5.000 euros por cada hora que no entregue a su mascota y mil euros más si es que hablaba con la prensa. Estas dos sanciones han sido puestas en pausa hasta que una corte determine el futuro del animal.
El ministro de Bienestar Animal flamenco, Ben Weyts, ha abogado públicamente por la vida del felino, en la discusión ética que se celebra en Europa, reportó la agencia EFE. Por su parte, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha dicho que no existen casos de rabia conocidos en Cusco en los últimos diez años. Y esta semana, el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Perú ante la Unión Europea, Gonzalo Gutiérrez Reinel, intervino en el debate, según detalla el medio belga HLN, señalando que “no hay rabia en los gatos de Cusco”. Esto se lo dijo al abogado de Selena, Anthony Godfroid, quien defiende los intereses de su peludo patrocinado ante un tribunal especial.
La posición a favor del procesado pide que se le perdone la vida, que le permitan cumplir una cuarentena en Bélgica de 3 meses, en estricta observación virológica, y que su dueña pague todas las multas correspondientes por una falta que no niegan. La otra posición, que pide que el gato sea repatriado al Perú, ha sido desestimada, según informa la prensa belga, porque algunas autoridades peruanas no lo habrían permitido, un hecho que está en discusión en estos momentos. Y la posibilidad de que “Lee” haga una cuarentena allá ha sido rechazada por la FASFC, pues afirman que no cuentan con lugares especiales que permitan esto. La única vía posible que ven es la eutanasia.
El día de hoy un juzgado de Amberes escuchó la posición de ambas partes. Selena llegó al lugar con una gran canasta rosa, la misma con la que ingresó al animal a su país. Su abogado Godfroid sostuvo en la audiencia: “Si mi cliente hubiera sido una contrabandista de animales sin escrúpulos, como afirma la FASFC, habría elegido una canasta menos llamativa”. La decisión final sobre la vida del gato peruano se resolverá este 5 de junio. Sea una buena noticia o una mala, sin duda pasará mucho tiempo para que un caso con tintes similares, que tocan al mismo tiempo y de formas tan nuevas la sensibilidad por la indefensión animal y el orgullo nacional, vuelva a llamar la atención del mundo. //
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LA OPINIÓN
Rodrigo Rondón
Director Médico Veterinaria Rondón
“Se han trasgredido las normas en este caso. Eso es cierto. Pero lo que tienes que hacer no es matar al animal. Él no tiene la culpa. Si ya se pasó el tiempo de descarte de rabia, que son diez días, y no ha presentado síntomas, es obvio que no tiene rabia. En el Perú no es obligatorio vacunar a los felinos. Los casos de rabia en los gatos son extremadamente raros, y en el país no se presentan hace años de años. La rabia que existe en el Perú se llama silvestre, no es la rabia doméstica. Hay algo que la Unión Europea no entiende y es que si tú sales a la calle no es que vayas a ver a un perro con rabia. No estamos en la montaña. Entonces, parece un tema de discriminación hacia nosotros. La rabia es una enfermedad muy rara en el país y nosotros tenemos sistemas de prevención. Si quieres llevar tu mascota a Estados Unidos no te piden todos los requisitos que te exige la Unión Europea, que piden pruebas que no se hacen en el país. Este caso se debería resolver con una cuarentena al gato y una multa a la dueña. Es lo que cualquier persona civilizada haría”.