/ CARLOS TOMASIO
Ana Núñez

Mónica Liyau Ho, hija de padres migrantes chinos, tenía apenas nueve años cuando fue convocada a la selección nacional de tenis de mesa, deporte popularmente conocido como . La primera vez que agarró una raqueta era una petisa de siete. A los quince años, en 1982, la adolescente Mónica ya había recibido Los Laureles Deportivos del Perú en grado Oficial y, siete años después, el mismo reconocimiento pero en el grado de Comendador. Decir que dio triunfos a nuestra patria es quedarse corto. Señalar que es la máxima exponente en la historia del tenis de mesa peruano puede ser un poco mas justo, pero además es necesario señalar que en los últimos cuatro años, inició una cruzada para masificar y llevar hasta las zonas mas pobres y vulnerables de nuestro país un deporte que hasta ahora es considerado elitista, pese a ser el que mas ayuda a desarrollar el cerebro humano.

Para el 2015, Mónica Liyau –quien además de lograr clasificar a las Olimpiadas de Seúl 88 fue campeona nacional, Bolivariana, de la Copa del Pacífico, Sudamericana, Latinoamericana, Panamericana, U.S. Open de tenis de mesa, entre otros -, llevaba un par de décadas retirada del ping pong profesional y había atravesado la dura experiencia de enviudar con apenas 28 años y un pequeño hijo del tenismesista brasileño Claudio Kano, cuando ocurrió una nueva circunstancia que remeció su mundo: fue diagnosticada de cáncer al endometrio, situación que la llevó a replantear su vida. Luego de recuperarse de la enfermedad y tras algunos sueños en los que se veía con la raqueta en la mano, como en los gloriosos viejos tiempos, Mónica decidió utilizar el tenis de mesa como una herramienta de cambio social. Así, el 2016, nace el programa Impactando Vidas.

Más de 150 mil niños de todo el Perú se han beneficiado desde el 2016 del programa creado por nuestra ex campeona.
Más de 150 mil niños de todo el Perú se han beneficiado desde el 2016 del programa creado por nuestra ex campeona.
/ CARLOS TOMASIO

“En el 2015, me detectaron cáncer al endometrio. Realmente fue una situación muy difícil que me llevó a replantear mis objetivos tanto personales como profesionales. Después de todo el proceso y las operaciones, un día me junté con una amiga en la playa y le conté que me sentía muy vacía y quería un cambio en mi vida. A partir de un sueño, donde me veía jugando ping pong, empecé a imaginar lo que quería hacer: enseñar a jugar ping pong y ayudar a los niños a cumplir sus sueños. Utilizar este deporte que tanto amo, como una herramienta de cambio social. Es así como me enfoqué en implementar la enseñanza de este deporte en zonas de escasos recursos, específicamente en colegios públicos”, dice Mónica.

El objetivo del programa Impactando Vidas es impulsar la práctica del tenis de mesa en las mejores condiciones entre niños y adolescentes de colegios nacionales del Perú e incluirlo como parte de la currícula de educación física. en el marco del convenio celebrado con el Ministerio de Educación y el Instituto Peruano del Deporte.

“Está demostrado científicamente que el tenis de mesa es el deporte que más desarrolla el cerebro en el ser humano. Aunque nosotros somos un programa deportivo, no solo contribuimos al desarrollo físico y psicomotor, sino que el programa social ayuda a los estudiantes a concentrarse y leer mejor. De acuerdo con una encuesta realizada a los docentes, el 92% afirmó que los alumnos que son parte del programa han mejorado la autoestima significativamente. Asimismo, 80% de éstos indican que también la motivación de los alumnos aumentó considerablemente lo que es muy positivo para la disposición de éstos en clase y el 76% valora la mejora en los niveles de concentración. Por otro lado, este deporte ayuda en el pensamiento crítico y la resolución de problemas, el desarrollo de la creatividad, saber comunicarte, tener empatía y colaboración. Así como también, potenciamos en las cualidades personales como la curiosidad, iniciativa, persistencia, adaptabilidad, liderazgo, conciencia social y cultural”, explica la deportista.

Tras superar un cáncer al endometrio, Mónica Liyau decidió que quería enseñar a los niños de bajos recursos a usar el tenis de mesa como una herramienta de desarrollo.
Tras superar un cáncer al endometrio, Mónica Liyau decidió que quería enseñar a los niños de bajos recursos a usar el tenis de mesa como una herramienta de desarrollo.
/ CARLOS TOMASIO

Para el éxito del programa, se instalan mesas para jugar ping pong en los colegios nacionales, a fin de que los niños puedan practicar el deporte; además, se les entrega equipamiento deportivo (como raquetas y pelotas), se capacita a los docentes de educación física, se forman semilleros y se realiza la selección de equipos con miras a los juegos deportivos escolares sudamericanos. Asimismo, se dicta charlas y talleres psicológicos, brindándoles a los niños todas las herramientas para que no solo jueguen ping pong, sino también desarrollen su autoestima y motivación.

A la fecha, más de 150 mil escolares se han beneficiado con este modelo de empoderamiento que combina tres factores: Emocional, Social y Educativo, y que sirve como base para inculcar el aprendizaje y el desarrollo integral a través de hábitos diarios en la práctica de este deporte. El programa tiene presencia en: Ica, Lima, Huancavelica, Callao, Lambayeque, Ayacucho, Puno, Cusco, Junín, Piura, entre otras.

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