Si les estoy escribiendo esto es porque soy un sobreviviente del último psicosocial (1) del que hemos sido víctimas/victimarios todos los peruanos. Hasta hace unas horas creía dos cosas de los anuncios durante la cuarentena. Uno. Pensé que, después del reality de Vizcarra cada mediodía, eran Paolo y Jefferson los que más atención nos habían robado. Dos. Ratifico una sospecha: nos encanta vivir al filo del precipicio del fin del mundo.
Una menor con el rostro difuminado, el micrófono de una radio con poca sintonía, un banner desteñido de fondo y un mensaje subliminal. Y, claro, el videito grabado a contrapique para sumarle dramatismo. Si esto fueran los años noventa, solo una mente montesinista estaría detrás de la escena. Como aquella vez en que una virgen de yeso lagrimeó y hasta el presidente de entonces, Alberto Fujimori, fue a visitarla para pedirle por el Perú -hay registros testimoniales y fotográficos-. Ha bastado que la niña se vuelva viral y salte de celular en celular para que al menos más de uno piense bien si salir o no de casa. Así como diciembre del 2012 en el calendario de la cultura Maya o el año nuevo del 2000, el martes 21 de abril estaba fechado como el más reciente Apocalipsis de la humanidad. Pero ya ven, aquí seguimos vivos.
¿Por qué en el Perú le hacemos más caso a los sueños de una niña que al propio Presidente de la República dando cifras de espanto? Será por necedad, quizás porque somos coleros en las pruebas PISA o porque queremos hacernos los 'vivos' sin importar si mañana seguimos vivos. Vaya y busque la respuesta.
Esto no es nuevo. Aquí tres botones que han activado el final de nuestros días.
(1) Psicosocial se refiere a la conducta humana y su inserción en la sociedad, el accionar individual analizado desde los aspectos sociales. El ser humano y su comportamiento en un contexto social es objeto de estudio de la psicología individual y de la sociología.
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Sarah Hellen viene por ti
Junio de 1993. El Congreso Constituyente Democrático prepara una nueva Carta Magna. Sendero Luminoso tiene a su líder en El Frontón. El Nuevo Sol logra que olvidemos al devaluado Inti. Una historia de terror, en tanto, se siembra en los estudios de Univision en Miami y estalla en el puerto sureño de Pisco, en Perú. En el show de Cristina Saralegui, la leyenda urbana de Sarah Hellen se hace tan popular que se vuelve un problema de Estado. Es decir, una distracción adecuada para un gobierno que abrazará los psicosociales como el mejor sedante para su pueblo.
Al pánico había que sumarle un cementerio y, por si faltaba una dosis de miedo, también aparecía el Conde Drácula en la historia. Sarah Hellen, decían, regresaría 80 años después para su vengar su trágica muerte, donde fue acusada de bruja y amante del noble de Transilvania. El camposanto pisqueño jamás fue visitado por tanta prensa nacional y distraidos curiosos. En la actualidad, el nicho de Sarah sirve de altar para pedir milagros amorosos.
Cuidado con el Pishtaco
El director norteamericano Barry Levinson no imaginó que su película "Wag the Dog" (1997) nombrada en España como "La cortina de humo" se volvería a la larga un nuevo peruanismo. Cada vez que algo nos parece extraño, por acá etiquetamos: es cortina de humo, señor. Lo eran las vírgenes que lloraban o los mounstruos de los cerros que dejaban pistas extrañas en lugares remotos. Como cortina de humo, también, fue señalada el 2009 la aparición de la banda de "Los Pishtacos". El segundo gobierno aprista no aguantaba un conflicto social más. Tenía la sangre del 'Baguazo' en las manos y cerca a final de año la revista Time de Estados Unidos publicaba la aparición de un supuesto escuadrón de la muerte en Trujillo.
Listo. En la versión oficial, el entonces ministro del Interior Octavio Salazar desestimaba el caso. O sea, desmentía que en el norte del país unos policías ejecutaban a delincuentes, y en cambio giraba toda la atención hacia Huánuco, donde las autoridades habían encontrado un rudimentario laboratorio de extracción de grasa humana. El mito quechua del 'pishtakuq' o degollador se hizo realidad. Se encontraron culpables, que se declararon luego inocentes, y víctimas desaparecidas que no pudieron defenderse. Salazar, en cambio, se mantuvo hasta el final del gobierno en su puesto. Juzgue, usted.
Una niña nos habla
Quizás en eso fallaron los estrategas de Presidencia. La fórmula de los videos motivacionales de policías, médicos y militares no estaban funcionando como se esperaba. Por eso, cuando una niña sin nombre dice “no salgan de su casa el día martes, porque va venir una enfermedad más fuerte que el coronavirus" recién nos detenemos a escuchar hasta el final qué más tiene que contarnos. "Los que creen, me creerán. Si salen, les va agarrar la enfermedad y van a morir”, afirmó la menor con la tranquilidad de los cirujanos en el quirófano.
El mensaje es hasta una analogía de las plagas que azotaron Egipto, según la Biblia. “Es un humo que va a venir. Los que no hacen caso y están ese día afuera, los agarrará. Tienen que cerrar la puerta”, comentó.
Si en el cierre de sus palabras, la niña tiraba la escandalosa frase “ya siéntese, señor, señora”, yo le creía. Capaz que al peruano de ahora hay que explicarle las cosas a punta de memes.