Desde marzo del 2020, cuando llegó la cuarentena, las salas de teatro fueron las primeras en cerrar y muy pocas han reabierto desde entonces, pese a que ya existen protocolos para su retorno. Si lo han hecho es para presentar obras en vivo pero sin público, que son grabadas y difundidas por streaming. Ha habido contados casos de obras presenciales, como El Señor Armand Alias Garrincha, en la Alianza Francesa, y hace poco una función de la obra Emma Millenial, en el Británico, más algunas obras presentadas en municipalidades y no mucho más.
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Desde diciembre pasado el gobierno presentó los protocolos sanitarios para el retorno del teatro, que incluía aforos reducidos del 30% (si era obras en espacio cerrado) y 40% (si era al aire libre). Pero la segunda ola acabó con los sueños de volver. “Los teatreros peruanos tenemos un pequeño trauma con eso”, dice el director de teatro David Carrillo. “Nos da miedo la tercera ola porque reabrir genera un costo, como pasó con la segunda. Y sí vamos a invertir y después volver a cerrar para muchos puede ser la estocada final”, precisa.
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El tema sanitario y la rentabilidad es lo que estaría frenando este retorno. A diferencia del cine, en las salas de teatro no se permite comer canchita ni gaseosa, así que por ese lado no hay debate. La gente de tablas piensa que hasta que la vacunación no avance, es difícil que un arte comunitario, colectivo, como es el teatro se desarrolle al ritmo de antes y de la forma en que estábamos acostumbrados.
A Carrillo le sorprende también que no se aproveche hacer más teatro al aire libre. Sería una solución, dice, que tendría a los elencos más confiados, igual que al público asistente. “Lo que pasa ahí es que nuestros espacios públicos no están concebidos para el esparcimiento del ciudadano. Al tener que invertir en estructuras, eso hace que se piense dos o tres veces en la rentabilidad”.
Según Nuria Frigola, directora ejecutiva de la Asociación Cultural Drama (que agrupa a La Plaza, Los Productores y Sala de Parto) desde que inició la pandemia ellos no han hecho obras presenciales. “Hemos hecho rodajes espectáculos y piezas puramente audiovisuales. Nos preparamos para lanzar formatos híbridos (streaming con público) con la obra No me dejan salir, pero nos cayó la segunda ola y el encierro de febrero y no fue posible hacerlo presencial”.
Sobre el futuro inmediato de este arte escénico, Frigola advierte que el teatro virtual ha reemplazando de facto al presencial aunque como espacio compartido, como experiencia no sea lo mismo. “Esto es algo que extrañamos muchísimo com gestores culturales, actores, dramaturgos y como púbico pero entendemos que lo primero es la salud. Nos gustaría llevar público a partir de setiembre, con todos los estandares y probar con algún espectáculo híbrido, pero un gran retorno masivo podría ser recién a partir del próximo año”. //.
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