Para cualquier perro, su humano es la medida exacta de la felicidad. De ahí que no deja de ser triste el espectáculo de ver a un lomito perdido o buscando a un dueño que no volverá. En las playas del sur de Lima, en Punta Negra y San Bartolo, la presencia de un can inquieto que se queda contemplando por horas los botes de pesca, como si estuviera buscando una cara conocida, llamó hace algunos años la atención de pescadores y surfistas, luego de los vecinos y finalmente de la prensa, cuando su historia se volvió viral en redes. “El Hachiko peruano”, dijeron entonces, haciendo referencia al perro japonés que esperó por año en una estación de tren la llegada de su amo fallecido.
COMPARTE: Denisse Dibós: “Me siento mejor ahora de lo que me sentía hace 20 años. Más segura y más feliz”
Esta es la historia de Vaguito, un animalito de espíritu errante que es toda una personalidad en el sur chico. Para los lugareños es frecuente verlo en alguna playa, olfateando hacia el mar, con la mirada perdida en el horizonte y el cuello sereno y erguido, en posición de espera. El nombre se lo puso su actual dueña, la señora Norma Cama, la vez que el perrito llegó a la puerta de su restaurante marino en San Bartolo, con esa cara que ponen los animales cuando suplican por comida. De inmediato supo que había algo especial en él. El perrito era inteligente pero misterioso. Todos los días se aparecía empapado por su local y con un hambre feroz. Y luego de comer mariscos, su plato favorito, se desaparecía rápido en dirección a la playa. Un animal que vagabundeaba por ahí no podía recibir otro nombre que “Vaguito”, pensó.
La razón de estar contigo
Norma, que además de cocinera es una activista animalista y dueña de un refugio de animales, recuerda emocionada sus primeros encuentros con Vaguito. “Yo hablo con los animales como si fueran personas y creo que ellos me entienden. A Vaguito le decía ‘ven a las cinco de la tarde’, y siempre aparecía puntualmente a esa hora”. Con el tiempo, establecieron una rutina peculiar, de quererse con distancia, hasta que un incidente violento cambió sus vidas. “Un día mi nuera me llamó y me dijo que habían visto a Vaguito en una playa, que estaba herido. Un pitbull lo había atacado. Corrí a buscarlo, lo recogí y lo llevé al veterinario para que lo cosieran. Vaguito le tiene miedo a los perros y desde entonces se quedó conmigo”.
La relación entre Norma y Vaguito no ha estado exenta de desafíos. Ella tiene en la mente todas las veces que fue detenida por la policía mientras buscaba sin descanso a su mascota durante el período de cuarentena estricta. La orden era quedarse en casa, pero el corazón de un animal no entiende de leyes. Ahora lo encuentra un poco divertido que la hallan llevado a la comisaría, pero en su momento no le hacía tanta gracia, y a los policías de la zona tampoco. Lo más lejos que Vaguito ha llegado es hasta Naplo. Fue allí donde Norma encontró a unos pescadores que al ver al peludo de inmediato lo reconocieron. Le dijeron que su dueño había sido pescador y que no regresó porque su lancha se volcó. Sea verdad o no, es la única pista que existe sobre su posible dueño.
La vida secreta de las mascotas
Encontramos a Vaguito en San Bartolo un sábado por la mañana, junto a su dueña que está desvelada porque el animal se volvió a escapar de madrugada para ir a buscar tras los botes. Vaguito tiene un brillo en la mirada y es cordial con los desconocidos, pero luego parece abstraerse. Solo se vuelve a animar cuando se da cuenta de que lo estamos llevando al mar. Allí empieza a contemplar el océano y se inquieta al ver pasar los botes de pesca. Cuando los ve, emite ese sonido agudo que hacen los perros cuando lloran o se quejan. Liberado de su correa, entra al mar y avanza hasta el peñón más cercano para observar a los pescadores. En ese momento, uno puede llamarlo, pero nada lo distrae. Solo presta atención a la voz de su dueña, que llega hasta él para darle agua.
La historia de este entrañable cuadrúpedo está próxima a llegar al cine, en la película “Vaguito, te esperaré en la orilla”, del director Alex Hidalgo. Él, como muchos peruanos, supo del peculiar can a través de las redes, y su curiosidad audiovisual lo llevó hasta Punta Negra, donde conoció a Norma y a su asociación animalista Vaguitos de 4 Patas, que da refugio y consigue familias a perros callejeros.
Para el papel de Vaguito encontraron en Barranco a un perrito sin dueño, el mismo que fue entrenado para la película y se portó como un profesional. Y aunque las películas sobre perros (un género en sí mismo en el cine) suelen ser melodramas diseñados para hacer llorar, el director Hidalgo cree que ha encontrado un equilibrio entre drama y comedia que será del agrado del gran público. En los papeles principales están Julián Legaspi, Ale Barnechea y la cantante Daniela Darcourt, en su debut en el cine. La película se estrena el 18 de abril en el Perú y Bolivia. También habrá un pase en Nueva Jersey y no se descarta una función para los vecinos de Punta Negra, quienes apoyaron para que la historia de este famoso puntanegrino sea conocida por todo el mundo. //
Para el director Hidalgo, “Vaguito, te esperaré en la orilla” busca sensibilizar a las personas sobre la problemática del abandono de animales. “En Lima hay muchos animales sin dueño, en el sector de Punta Negra más. Los perros son familia para muchas personas y merecen el mejor de los tratos”, dice. Para conocer más del trabajo de la asociación Vaguitos de 4 Patas, puede buscarlos con ese nombre en Instagram y Facebook.