En los recuerdos musicales más queridos de Luis Loayza (21), conocido con el alias artístico de Wariwillka, está la figura de su madre cantando huainitos y harawis en su casa de Quinua (Ayacucho). Pero también están las tremendas batallas de rap freestyle que se armaban en el recreo con sus compañeros de colegio. El hip hop es la música que prefieren muchos jóvenes huamanguinos de la generación que se educó con Internet. Por eso, cuando decidió que quería ser artista, a los 17 años, Luis se propuso unir sus mundos y caminar la senda del hip hop, pero rapeado en quechua. No se sintió entendido. No, al menos, al inicio.
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“En Ayacucho hay una sensación muy fuerte entre los jóvenes de tratar de ocultar el idioma [quechua], y esto es por la sociedad que te empuja a ello. Es nuestra lengua materna, pero solo la hablamos entre nosotros, cuando estamos muy en confianza”, cuenta Wariwillka, mejor conocido por rapear en la canción Tusuriy (Bailemos), que fue un encargo del equipo organizador de las celebraciones por el bicentenario de la independencia.
Si uno abre YouTube y coloca las palabras “Tusuriy challenge”, se puede encontrar con decenas de videos enviados por elencos de baile de todas las regiones del país, bailando la referida canción, que fue producida por Kayfex, el rey Midas de la música urbana peruana. Wariwillka cuenta sobre esta experiencia de vida con el mejor ánimo. Todavía no se lo puede creer. Gracias a ello le hicieron notas en la prensa y salió en la televisión nacional. Nada mal para un joven hijo de modestos agricultores que aún lucha por hacerse un nombre en la escena nacional.
El estigma que carga el quechua no ha pasado desapercibido para la también ayacuchana Söfy, el nombre artístico de Sofía Quinto Navarro. Hace unos meses esta huamanguina de solo 19 años estrenó Nuna, un single en clave de pop con un coro que incorpora frases en la lengua de los incas: chiqnisunkim sunqullay (mi corazón te odia) o qorimantan sunquyqa (corazón de oro).
“Con esta canción quise hacer ver que el quechua es un idioma increíble, que puede sonar grandioso en una canción pop, porque lamentablemente existe la discriminación. Los jóvenes no quieren aprender el idioma y es frustrante porque no me gustaría que un idioma originario del Perú muera”. Para ayudar a ello, Söfy repasa sus clases con Wariwillka. No le basta con entenderlo. Ella quiere hablarlo.
Antecedentes de música urbana en quechua hay varios. Es el caso de Ricardo Flores, que se ha paseado por el mundo mostrando su arte, el cual presenta bajo el nombre de Liberato Kani. La historia de Ricardo la contamos hace unos años en esta revista. Flores, hijo de padres apurimeños, aprendió el idioma a los nueve años, durante una estancia de dos años en Umamarca, Apurímac. “Siempre digo que aprendí a hablar quechua para defenderme, porque allá me molestaban. Me aprendí como 50 lisuras e insultos para poder responder”, nos contó en aquella oportunidad.
El otro caso, no menos emblemático, es el de Renata Flores (21), bautizada como “la reina del rap en quechua”, nada menos que por The New York Times. A Renata la conocimos primero como una sensación local de YouTube, cuando subía videos en los que traducía al runasimi grandes éxitos en inglés de Michael Jackson, Ed Sheeran y Cardi B. Su maduración fue sorprendente cuando empezó a componer, y así llegamos a Isqun, su primer álbum, lanzado el año pasado, en plena pandemia.
Renata ha comentado que le encantaría que surja una movida “Qpop” (algo así como pop andino), por oposición al k-pop o pop coreano, tan en boga en la nueva generación. Actualmente se encuentra a puerta cerrada, en su casa de Ayacucho, en fase de composición de su nuevo álbum.
Si nos remontamos más atrás, habría que mencionar los casos de Uchpa, que hicieron una grata carrera en la fusión, y el de Damaris (Huancayo, 1986), quien es, con justicia, la pionera en incorporar el quechua en discursos de fusión netamente pop con folclore. En sus discos, el español y el runasimi pueden convi vir, incluso dentro de una misma canción. El mejor ejemplo de ello es su hit Tusuykusun, que le valió una gaviota de plata en el Festival de Viña del Mar, hace 16 años.
Hallar muestras de pop en otros idiomas originarios es más complicado. Está la valiosa experiencia de la cantante y multinstrumentista Naysha, que usó los recuerdos de sus vivencias en la zona de Mazamari (Junín), en Aitanaji (“Ya basta”), una canción presentada el año pasado, cuyo coro está en lengua asháninka.
Para Naysha, su uso no fue accesorio. Tuvo que investigar en dos comunidades, ganarse su confianza para así poder entrar y contar parte de su cosmovisión amazónica, en la que se valora la preservación del hábitat y se concibe a la tierra como un ser vivo. Las lenguas originarias, al fin y al cabo, no están para ser exotizadas desde afuera, sino para ser comprendidas y valoradas con el mayor de los respetos. //
¿POR QUÉ SE CELEBRA EL DÍA DE LAS LENGUAS ORIGINARIAS?
La festividad se fijó un 27 de mayo, en conmemoración del día en que el quechua fue reconocido como idioma oficial del Perú, en 1975. En el Perú se reconoce oficialmente la existencia de 48 lenguas originarias. La mayoría de ellas se encuentra en la Amazonía peruana. Algunas de estas lenguas están en tal grado de vulnerablidad que van camino a desaparecer. Por ejemplo, el taushiro, que solo cuenta con un hablante, el señor Amadeo García, en Loreto. Se calcula que un 16% de habitantes del perú aprendió a hablar en alguna de las 48 lenguas originarias. Las más comunes son quechua, aymara, awajún, shipibo-konibo, asháninka y shawi.
LA OPINIÓN
Américo Mendoza Mori
Profesor en Etnicidad en Harvard
Ha sido una grata noticia que Google haya incorporado el quechua sureño en su traductor ( Google Translate), que sin duda va a ir mejorando con el tiempo. El quechua es una lengua viva a la que hay que proteger. Para ello podemos fijarnos en el caso de Islandia, cuya lengua originaria era hablada por menos de un millón de personas. Allá entendieron que para que una lengua se fortalezca debe tener presencia en el espectro digital y apuntaron a ello. Por eso me parece importante, en este caso, que haya nueva música en quechua, que esté en los celulares, en You Tube, que haya nuevas publicaciones en este idioma. Hay que resaltar, además de lo de Google, otras iniciativas como Llamacha.pe, que busca crear tecnologías lingüísticas de inteligencia artificial para revitalizar el quechua. Algo así como un " Siri”. Por nuestro lado, hemos creado un curso virtual, en la plataforma clasepopular.com, que se llama Quechua Urgente, para aprender en diez sesiones lo básico para comunicarse en este idioma.
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