Desde los 15 años, Lenny Kravitz lucha contra los absolutos. Ya sea eligiendo entre quedarse en casa o vivir en la calle, optar por pantalones ajustados o no llevar nada por debajo. Y ahora, llevar la vida de un rockstar frente a la de un hombre célibe. Sin embargo, la música es la única máxima que en sus 60 años jamás parece condicionarlo, siendo el motor y motivo que lo llevó a romper con los absolutos de la industria musical, cuando las disqueras lo rechazaban al afirmar que su música “no era lo suficientemente negra” ni “suficientemente blanca”.
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En esos intermedios, Kravitz encontró una voz propia que lo llevó a escalar rápidamente en las listas musicales y en los medios, donde empezaba a hacerse eco de los contrastes en sus composiciones y en su historia personal. De madre negra, originaria de las Bahamas y actriz, y de padre blanco, judío y autoritario, su infancia la pasó entre el barrio más rico de Nueva York, el Upper East Side, donde lo llamaban Lennie, y uno de los más conflictivos, el Brooklyn de los setenta, donde lo apodaban Eddie.
“Tuve que rebelarme cuando pude. Me fui de casa para aprender a hacer música. Salí a las calles, me eduqué a mí mismo y aprendí de este mundo y su gente. Elegí encontrar mi camino fuera de la comodidad de mis cuatro paredes porque eso era el espíritu del rock de aquel momento”, explica Kravitz en entrevista con El Comercio.
La pasión musical, de la que hoy se siente orgulloso de aún mantener, apareció a los cinco años, reforzada por un ambiente familiar inclinado al jazz y las artes, por el lado materno. Años más tarde, cuando aún se hacía llamar Romeo Blue —inspirado en su ídolo, el cantante Prince— porque su verdadero nombre le parecía el de un “médico judío” y no el de un rockstar, emprendió una búsqueda por alcanzar la fama mundial.
“Ahora puede que ya no llegues a la cima del mundo con el rock, pero el espíritu del rock and roll siempre está aquí. Aunque ya no tengamos bandas como antes y todo esté orientado a generar solistas y artistas fabricados, debe haber un gran rockero a punto de ser descubierto”, menciona Kravitz, quien es uno de los pocos cantantes de rock que mantienen su vigencia con temas que cuentan con millones de reproducciones y nominaciones a diversos premios.
Rompiendo esquemas
Luego de atravesar rupturas y polémicas que lo convirtieron en un rompecorazones mediático, el cantante abandonó a finales de los 90 su estética influenciada por Prince y buscó inspiración en figuras como Robert Plant de Led Zeppelin, Freddie Mercury de Queen y Jimi Hendrix. Adoptó así una prenda clásica para cualquier rockero: sus inseparables jeans negros ajustados, que, ya sea en el gimnasio o en el sofá de su sala, siempre los lleva puestos.
“Fuera de los escenarios no pienso mucho en el estilo. Siempre uso lo que me gusta y con lo que me siento cómodo. La ropa y la moda me hacen sentir así, entonces me visto de esa manera porque me hace sentir bien”, detalla el cantautor.
Y es que hablar de Lenny Kravitz es hablar de moda, especialmente de la vestimenta de un auténtico rockstar: chaquetas de cuero con detalles en metal o dorado, anillos, collares y gafas de sol, incluso en interiores. Pero también es hablar de una actitud frente al mundo y una filosofía de vida asociada a los excesos de todo tipo. Aunque, según nos cuenta, su vida ya ha cambiado de forma drástica durante las últimas décadas.
Si en el pasado ser un rockstar significaba excesos al estilo de Mick Jagger o Axl Rose, hoy la tendencia se inclina hacia un estilo de vida que rompe con el paradigma convencional. Bandas como Royal Blood o Måneskin promueven un enfoque saludable, sin alcohol ni sustancias, y se pronuncian abiertamente contra su uso en redes sociales.
“Ahora ser rebelde es estar saludable. Mantener cuerpo, mente y espíritu sanos es la nueva forma de ir contra la corriente. Conectarte con Dios y con el amor es algo que no mucha gente hace, porque la corriente principal del rock te dice que no vayas en esa dirección. Esa es mi manera de rebelarme contra todo”, afirma Kravitz. “Mis nuevos excesos son la salud, el bienestar y el entrenamiento. De lo contrario, no podría continuar haciendo lo que hago con la misma energía”, agrega el cantante, que cada mañana toma semillas de chía con aloe vera y limón para, según él, mantenerse joven.
La vitalidad sigue acompañando a Lenny Kravitz, así como nuevos proyectos que incluyen películas, diseño, fotografía, pintura y dos discos que están casi completos. Por ahora, su nuevo álbum “Blue Electric Light”, cuyas canciones interpretará junto a sus éxitos, es el plato fuerte que traerá a Lima, ciudad de la que recuerda su última presentación en el Jockey Club el 2019 como una noche inolvidable que piensa repetir, no sin antes darse una vuelta por la gastronomía peruana, algo que ni siquiera un rockstar puede resistir.
· Lugar: Arena 1
· Hora: 9:00 p.m.
· Fecha: 8 de diciembre
· Entradas disponibles en Ticketmaster