Indestructible, inalterable, fuerte. Incombustible, gigante, eterno. Infinito, perpetuo, inmortal. Futbolista, hombre, ídolo. Pero, sobre todo, nuestro.
Cuando los futbolistas son buenos, se los aplaude. Cuando son mejores que eso, se les recuerda. Pero cuando alcanzan la categoría de elegidos, como el caso de Lolo Teodoro Lolo Fernández en la ‘U’, sus hinchas quieren ser como ellos. Como él.
Por eso, como si se tratara de encontrar el camino para revivirlo, resucitarlo unos minutos para que cuente cómo fueron los felices años 30 del club, los tres goles a Alianza en 1953 o incluso, la austera celebración por el primer título sudamericano para Perú en 1939, donde él fue goleador y figura, los hinchas de Universitario han encontrado desde hace décadas la forma perfecta: hacerlo iconografía. Se busca tenerlo presente y para eso existen las banderas —el folclore—, las camisetas —para llevárselo al ropero— y las estatuas —que lo vuelven mito—.
En el Estadio Monumental, cuyo nombre hace bastante rato debería llamarse Estadio Monumental Lolo Fernández, la estatua de fierro y concreto vandalizada por un grupo de veinte delincuentes en 3 autos y dos motocicletas, ha perdido su brillo —entre otras cosas— pero no ha apagado el fuego alrededor del ídolo. Más vivo que nunca, no es la única estatua que existe en el estadio donde juega de local Universitario desde el año 2000.
Como corresponde, hay una en la popular Norte y otra en la vieja y querida tribuna de Oriente.
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El Lolo inmenso en Norte
Meses antes del celebrarse el Centenario del Cañonero, en la temporada 2013, la administración de Universitario encargó a una productora nacional la organización del evento Universo Crema, probablemente, el espectáculo sobre fútbol y cultura mejor organizado en la historia del club. Como parte del programa —un museo itinerante con firma de autógrafos de, por ejemplo, el señor Rubén Techera, stand de souvenirs y comida, además de conciertos nocturnos—, la noche del 18 de mayo Universitario develó una estatua del ídolo máximo Lolo Fernández, de una altura de cuatro metros. Se la podía ver casi desde el óvalo Huarochiri. Algunos dicen que se veía desde la Universidad de Lima, pero ellos son muy hinchas ya.
“Universo Crema es el primer festival dirigido íntegramente al entretenimiento de toda la familia crema”, decía el flyer de presentación oficial. “Solo podemos estar a la altura de un aniversario tan especial como este”, me dijo, emocionada, la entonces administradora del club, Rocío Chávez. Tenía razón. Acaso el mayor legado de su gestión, fuera del campeonato obtenido por el equipo de Ángel Comizzo ese diciembre, fue la exigencia que hubo por presentarle al hincha de Universitario un evento acorde a su historia. La estatua fue donada por la productora y desde entonces, se lucía orgullosa entre los accesos a palcos de Norte y Occidente. Hasta que en el 2017, por las históricas desavenencias de palquistas con la institución, la estatua llamada cariñosamente, Lolito, fue movida de su lugar hasta el frontis de la popular donde se aposta la Trinchera Norte.
Desde entonces, Lolo recibe a sus fieles para arengarlos si el partido viene cuesta arriba, y los despide listo para la foto, si las cosas no salieron bien y toca pensar en el domingo de revancha.
Monumento a Lolo Fernández en @Universo_Crema , que hoy se inaugura. pic.twitter.com/XjoQo68EZ4
— Sandra Vargas (@SandraVargas) May 18, 2013
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El Lolo de bronce en Oriente
A finales del 2012, mientras miraba con ilusión lo que significaría el año del Centenario de Lolo, los homenajes multitudinarios y las fiestas anónimas, el hincha crema Juan Carlos Chávez, presidente de la Asociación de hinchas Todo por la ‘U’, buscó un papel para anotar un par de ideas sobre el futuro de la agrupación. Todo por la ‘U’ tenía seis años de presencia en la tribuna. Chávez sabía del proyecto de la bandera gigante de Los Hinchados —el grupo Hinchada Crema, que se desplegó en mayo del 2013— y sus actividades masivas para recaudar fondos. El fanático de la ‘U’ es así: se contagia rápido, se suma.
¿Cómo darle vida al mito de Lolo? ¿Cómo traerlo de vuelta? La Barra Oriente, fundada en 1968, la más antigua de Universitario, quería encontrar una respuesta. En 2015, mientras trabajaba un libro sobre Lolo que luego se llamó Padre Nuestro, pedimos dos cervezas en el bar Queirolo del Centro de Lima. Chávez recuerda el instante en que los integrantes de la asociación coincidieron sobre lo que iban a hacer, por estricta justicia: una estatua de 1.80 metros de Lolo para instalar en el acceso principal de la tribuna Oriente del Monumental.
—Nos abrazamos como si fuera un gol de la ‘U’ campeón del mundo, en serio, dice.
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Decidido qué hacer para recordar los cien años de Lolo Fernández, había que pensar cómo financiarlo. Los asociados resolvieron plantear cuotas mensuales de 40 soles como mínimo. Ya había llegado el verano del 2013. Si el plan inicial sería develar la imagen en mayo, justo en la puerta de acceso de la Barra, al costado de los murales, restaban solo cinco meses. Los asociados de Todo por la ‘U’ eran entonces 14 así que, hechas las sumas y restas, el dinero no iba a alcanzar.
Sumarían, con suerte, poco más de 3 mil soles. Apenas mil dólares. La estatua costaría, según sus primeras indagaciones, el triple.
Había que tomar otra decisión. También buscar a un escultor y hacer presupuestos en serio.
Víctor Estrada fue el artista elegido para trabajar el proyecto. El que más se motivó, también. Pidió tiempo para evaluar costos y tiempos. Decidieron hacer réplicas de la estatua de 30 centímetros para vender a un precio simbólico: 200 soles. Se prepararon 50. Se vendieron todas.
—Fue uno de esos episodios, no sé cómo llamarlo, en que todo sale tan bien que solo te provoca emocionarte y dar gracias por ser hincha de la ‘U’, dice Chávez. Se acaban las cervezas en el Queirolo, cuando eran buenos tiempos. Tiene que volver a hacer la tarea con Tomás, su hijo. Hoy, la estatua de resina poliéster con fibra de vidrio, está más en pie que nunca. Como los sueños.
¿Qué pasará con la estatua dañada?
Los teléfonos en Universitario, o están apagados o están en pausa. Hasta altas horas de la madrugada, la administración, el equipo de seguridad y operaciones, además de los encargados del control del Estadio Monumental, tuvieron contacto vía WhatsApp para asumir responsabilidades, o deslindarlas y acordar el futuro de la vandalizada estatua de Lolo; para unos pocos simple cemento, para otros, el fuego de su fe. El Comercio pudo conocer tres cosas esta mañana, luego de tener contacto extraoficial hasta con cinco voces al interior del club:
- La estatua, donada por el ex vicepresidente crema Tito Castagnola durante la gestión del ingeniero Javier Aspauza (+), a inicios del 2002, ha perdido la cabeza de cemento y fierro y el balón que descansaba en su base, hecho de bronce. Agrupaciones de hinchas de Universitario se han acercado a las puertas del estadio con la intención de ingresar al recinto e iniciar la recuperación del monumento. No han podido tener autorización.
- Existe un grupo de socios e hinchas cercanos a la actual administración de Sonia Alva, quienes han exigido que se renueve la estatua y se coloque una más grande (4 metros) en los accesos preferenciales de la cancha. Dentro del club no hay una posición formal: hay quienes están de acuerdo con cambiarlo todo y otros no. Es posible que en la próximas horas haya una comunicación oficial.
- Tanto Universitario como Sporting Cristal están en permanente diálogo —anoche ambas instituciones publicaron un comunicado que invocó a la paz—, no solo por lo que entienden como actos vandálicos, también porque en la fecha 5 del campeonato ambas instituciones se enfrentan en una versión del clásico de los 90. Este partido va entre el 16 y el 19 de abril.
Estamos todos advertidos.
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