La Unidad de Control de Emergencias (UCE) Perú funciona en el auditorio de la Parroquia Santa Rosa de Lima, en Lince.
La Unidad de Control de Emergencias (UCE) Perú funciona en el auditorio de la Parroquia Santa Rosa de Lima, en Lince.

La vida como la conocíamos, al menos en el Perú, terminó el 15 de marzo del 2020. Un día después se iniciaba la primera cuarentena en un iluso afán de frenar los embates del nuevo coronavirus. Lo concreto es que ese mismo día, un grupo de médicos, paramédicos y enfermeras empezaron a organizarse para darle la mano a la comunidad brindando de sí su conocimiento y experiencia. Casi toda la capital, entonces, estaba clausurada. Y nadie quería pisar un hospital. ¿Quién iba a atender a las personas enfermas o heridas que no tuvieran relación con el COVID-19? ¿A los hipertensos? ¿Al que se fracturó una pierna? ¿A las embarazadas de riesgo? Fue por esa situación que ellos decidieron empezar a trabajar desde el 1 de abril como la Unidad de Control de Emergencias (UCE) Perú, la misma que funciona en el auditorio de la Parroquia Santa Rosa de Lima, en Lince. Hasta hoy, el equipo de profesionales voluntarios ha atendido ya 9 mil personas sin recibir sueldo, ni cobrar un sol por el tratamiento o las medicinas. Eso con un nivel de exposición alto de forma permanente.

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