Conversar de cine con Damián Alcázar, ciertamente, es aleccionador. Tener en frente a un personaje que desde temprana edad ha preparado la vista y la mente para apreciar –y entender- al también llamado séptimo arte con obras de grandes referentes como Akira Kurosawa, Ingmar Bergman o Pier Paolo Pasolini, por mencionar algunos, hace que tenga una perspectiva singular de la industria: la de un (auténtico) espectador. Albergado por las emociones y reflexiones que tenía cada vez que terminaba de ver una película, despertaron en él las ganas de ser un nexo entre el cine y la audiencia. Lo que no imaginó es que en el camino se convertiría en uno de los máximos referentes de la pantalla grande en la región.
Desde que inició en la industria, en 1985, ha participado en 22 cortometrajes, 67 películas –ha sido protagonista en nueve de ellas– y en más de 30 series de televisión. A eso debemos sumarle un récord: es el actor que más premios Ariel –reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas– ha ganado (5). No en vano, pues, es considerado como uno de los pilares de la cinematografía latinoamericana. Incluso en el 2019 fue invitado como miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (la misma que otorga los premios Oscar). Esa gran trayectoria artística solo incrementa las ganas de continuar haciendo lo que más le gusta: contar historias.
Esta vez, (con su interpretación) narra la historia de Ronnie Monroy, un hombre que trabaja en una embajada poderosa y ayuda a las reclusas peruanas a iniciar su nueva vida [próximamente en cines]. Pero una mañana de diciembre hizo un alto a sus actividades para –volviendo a la primera oración de esta nota- hablar de cine. La Academia aún no había anunciado a sus nominados pero se sabía (por los prenominados) que, por ejemplo, ninguna película latinoamericana estaría en la categoría de Mejor Película Internacional, en la que la mayor puesta de Perú era Retablo. “Esto de las nominaciones a veces tiene que ver con modas. Es una cosa, pues, extraña. Si la moda es lo social, entonces [la Academia seleccionará] una vibrante historia de sociedad. Si es de guerra, igual. Los aspirantes a mejor película extranjera a veces apelan a eso”, explica el también director de 66 años.
LA ACADEMIA VS. NETFLIX
Pareciera que la Academia ha dado su brazo a torcer respecto a los filmes cuyo estreno no ha sido exclusivamente en la pantalla grande, sino también en plataformas de streaming. A muestra un botón: Roma. La película de Alfonso Cuarón logró 10 nominaciones a los Oscar 2019 y obtuvo tres galardones (Mejor Director, Mejor Película Extranjera y Mejor Fotografía). “Yo creo que si es cine, es cine. La produzca quien sea. Si va a pasar primero en la ventana de Netflix o Amazon, eso es otra cosa, pero se hizo como película”, refiere sobre la riña entre Hollywood y Netflix.
Eso sí, es más crítico en cuanto a la producción de su colega mexicano. “Roma es una película que se hizo en México y que narra una historia totalmente mexicana, pero la película en sí es absolutamente hollywoodense. Un presupuesto como para hacer 15 o 20 películas mexicanas (promedio). En ese sentido dije ‘bueno, ellos hicieron esta película. Por supuesto con el capitán Cuarón, pero es una película con todo el presupuesto y toda la infraestructura norteamericana’. Caso totalmente distinto a lo que hace Ciro en Colombia, por ejemplo, con mínimo presupuesto”.
EL CINE LATINOAMERICANO
Hay un punto en el que Damián hace más énfasis: las exhibiciones de las producciones locales en la sala de cine. “El cine peruano está bajo las mismas presiones que todo el cine latinoamericano: no se ve en las salas. Esa es nuestra lucha. Tiene que ser la pelea de estos próximos años. Siempre he pensado que, por norma, debería haber –al menos- una sala para cine nacional. Sí es cierto que es un negocio, pero también es cultura. El cine es historia, es imagen en movimiento y narra una parte de la historia del país en el que se hace. Veo una película peruana y entiendo un poco más de los peruanos. En Latinoamérica tenemos para contar historias –además- necesarias”, enfatiza.
Y quién mejor que él para referirse al talento de la región. Ha grabado en Perú para Magallanes (2015), la ópera prima de Salvador del Solar. Recientemente estuvo en Colombia para grabar la tercera temporada de Narcos, la narcoficción producida por Netflix. Ni qué hablar de México, su país natal, donde ha participado de un sinfín de proyectos. “Siempre quedo sorprendido por la cantidad de talento que hay en Latinoamérica. En cada lugar que hago cine me encuentro con gente extraordinaria, pero es necesario que cuenten con el apoyo del Estado y de la audiencia”.