Confiesa que volvió a nacer. Sabía que su esposa provenía de una panaca o familia real inca, pero hasta sus casi 70 años el maestro y líder comunal Jorge Ccorimanya ignoró que él también descendía de un gran gobernante imperial. Su apellido no era Pachacútec ni Inca Roca, pero supo a través del historiador Ronald Elward que los Ccorimanya pertenecen a la panaca de Yahuar Huácac, el sétimo inca. Y que por su segundo apellido, Berreras, era descendiente de Wiracocha, el octavo. Se puso tan feliz y orgulloso que se lo dijo a su esposa de inmediato. “Apresúrese a darle un beso al nuevo inca”, le dijo.
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