Físicamente es un púber. No tiene una gota de grasa. Es más, su peso es el mismo de cuando fue campeón con la ‘U’ y su musculatura es aún más sólida de cuando era un flaco con african look que madrugaba para trotar en Corongo. Alto como el profesor Jirafales, y noble como el Chapulín Colorado, Luis Guadalupe (Chincha Alta, 1976) dejó el fútbol en 2015 pero el fútbol no lo quiso dejar ir: siempre ha quedado la sensación de su vigencia. Nunca dejó de hacer cosas, nunca quiso ser figurita de álbum. Bailó con Gisela, abrió su restaurante, es imagen de adidas y ahora tiene un programa de entrevistas —La Fe de Cuto, un hit— con 2 millones de seguidores.
LEE TAMBIÉN | Exclusiva con Paolo Guerrero: la verdad sobre Alianza, su futuro y el sueño de jugar otro mundial
“¿Sabes qué pasa conmigo, hermano? —dice hoy, en su casa restaurante museo Cuto 16, en La Perla, siete años después del retiro—. Los líderes que tuve en la cancha siempre me transmitieron humildad. Don de gente. Entonces yo decía: cuando me retire quiero que me recuerden así, que hablen de mí con nobleza”. Y así es. Cuto Guadalupe va al Monumental y no puede ver el partido de tantas fotos que le piden. Camina por Matute, el barrio rival, y lo respetan. Va al Callao y cierran las calles. Pisa Chiclayo y le dan una suite que paga el Juan Aurich. Y aunque la dijo hace once años, tras salir campeón por última vez, su frase “La fe es lo más lindo de la vida” parece dicha ayer, y dirigida a toda circunstancia. La política, los stickers de WhatsApp y el fútbol, claro. Lo único que nos une.
De hecho, la frase se volvió un mantra para la selección de Ricardo Gareca, Copa América 2021, curiosamente, un triunfazo también ante Colombia. Era un clip de 40 segundos en el que Christian Cueva, André Carrillo, Gianluca Lapadula y Wilder Cartagena celebran el triunfo con esa frase copyright Guadalupe, de otro tiempo de rebeldía, que hace rato debería ser jingle de campaña publicitaria:
“La feeeee —grita Cuevita, pelando los dientes—. La feeee es lo mássss lindooo de la vidaaaaa. Allá los incrédulos...”
Mueve la cámara del Instagram Live André Carrillo, que repite la frase y recrea aquel episodio del 2011 en la final entre Juan Aurich y Alianza Lima. Luego Gianluca Lapadula, el delantero Rocky de Perú, se asoma y completa el viral: “Abrazo al tío Gua-da-lu-pe...”
Se lo recuerdo ahora al Cuto Guadalupe, el hombre que fue defensa, lateral derecho, delantero, seleccionado, extranjero, todo a punta de su fe, y me deja un breve audio en el WhatsApp:
—No fui yo, hermano. Habló Dios.
MIRA | Gianluca Lapadula: la historia detrás de su máscara de guerra y por qué la usa hasta hoy | VIDEO
Este sábado en @SomosElComercio: Luis 'Cuto' Guadalupe https://t.co/iq6HVR6ZJW pic.twitter.com/WWGSj796un
— Revista Somos (desde casa 🏘) (@SomosElComercio) February 4, 2022
***
Le pusieron Cuto en su barrio, Corongo, zona difícil del Callao, por un extraño parecido. Estaba desnudo y al verlo así un amigo le dijo: “Miren, parece un cutito Dóberman”. Y quedó. Cuando tenía 16 años llegó a la ‘U’ gracias al profe Luis Bolaños, luego de probarse en Cristal y Alianza. El primer día que entrenó con el primer equipo, el Puma Carranza y el León Rodríguez lo molieron a patadas. Y al día siguiente, el mismo Puma le regaló sus primeros chimpunes Umbro nuevecitos. Su papá, Domingo Guadalupe Montalván, abandonó a su familia cuando tenía 5 años. Soñaba tener una bicicleta en Navidad, y tuvo que conformarse con soñarla. Fue Roberto Martínez su primer compañero de concentración, en 1995 y allí, en un cuarto del hotel Ariosto, le enseñó cómo ser un gran capitán. Waldir Sáenz, goleador histórico de Alianza, es uno de sus buenos amigos. Mide 1.93m, jugó 16 partidos con la selección y en 2007 llegó a costar 350 mil euros, según el sitio de fichajes Transfermarkt. Fue 2 veces campeón en Perú (98 con la ‘U’ y 2011 con el Juan Aurich). El músico Piero Brescia compuso “La fe es lo más lindo de la vida” para Spotify y lo puso a cantar. El Flaco Menotti, campeón del mundo con Argentina en 1978, lo dirigió en Independiente. “Y hoy, hermano, ya sé lo que se siente ser periodista”, dice.
—Fuiste a Barranquilla a ver el triunfazo de Perú. Tú fuiste seleccionado. ¿Es diferente ver un partido desde la tribuna que jugarlo?
—¡Parecía un chibolo que ha ido por primera vez a un partido soñado! Hermano, es totalmente diferente. Fue una sensación única a mis 45 años. Tenía una sensación de ‘palteado’, ver a la gente, el banderazo. Allí los entendí a ustedes los periodistas, lo que se siente. Y también por qué la hinchada de Perú es la mejor del mundo.
—¿Por qué?
—No sabes lo que me pasó. Llegué al banderazo, tranquilo, como un hincha más y me reconoció El Caminante, un hincha de la selección que va a todos lados, como el Israelita. “Cuto, no sabes, me he comido diez días caminando”, me dijo. El hombre estaba ardiendo, estaba loco por ver a Perú. Cuando quieras anda a mi restaurante Cuto 16, le dije. Mis respetos.
—¿Por qué esta selección está haciendo historia? ¿Acaso todo es fe?
—Nooo. Para nada. Son unos guerreros. Juegan. Perú va a jugar a todos lados como si fuera David contra Goliat. Con humildad. Y tiene jugadores en estado de gracia. Ya todo lo saben pero te diré uno: Renato Tapia. Es un general. Tiene físico, personalidad, juego. Va a la guerra en cada pelota. Intuye las jugadas. A mí solo me tocó ver un líder así cuando jugaba en la ‘U’: el Puma Carranza. Ojo, no los comparo. Pero esa personalidad viene a unos pocos.
—¿Dirías que vamos a clasificar?
—Mira, te voy a decir algo. El triunfo en Colombia vino de arriba. Para mí son cosas que están pasando... los colombianos fueron incrédulos, soberbios. Yo tenía a uno detrás mío que jodía y jodía. Hablaba y hablaba, con su cerveza en la mano. Me sudaba todo, no sabes. Pero yo estaba orando, porque yo sé qué es lo que puede hacer el Bravo. Lo mismo me pasó con Aurich, en 2011, cuando nació la frase: La Fe es lo más lindo de la vida.
PERCY ROJAS Y SU INCANSABLE LUCHA:
***
Juan Aurich fue campeón nacional 2011 ante Alianza Lima, básicamente, por su fe. Era un duelo disparejo: un club provinciano versus un histórico limeño. El presidente tenía fe: ex titular de la FPF y hoy envuelto en un problema judicial, Edwin Oviedo convenció personalmente a Luis Guadalupe de jugar en Chiclayo. “Te necesito como líder, dime qué necesitas”, le dijo, los dos sentados en su oficina. Los jugadores tenían fe: por ese instinto que algunos grandes tienen -por eso, por grandes- coincidieron en un mismo grupo Diego Penny, Ricardo Ciciliano, Luis Tejada, Renzo Sheput, Nelinho Quina, Roberto Merino, Mauricio Montes, Roberto Guisazola; buenas personas. El técnico tuvo fe: alguna vez debería contarse con detalle la charla post derrota 0-1 en la final de ida contra Alianza, allá en Chiclayo, que dio el colombiano Diego Umaña.
Y claro, por sobre todo, la fe de Cuto.
“Es una frase que salió desde el fondo de mi corazón —dice Cuto—, pero si quieres que sea sincero, yo soy una persona con mucha fe. Creo en Dios. Por mi experiencia, todo lo que he logrado en la vida, siempre ha tenido conexión con él. Le pedí alguna vez ciertas cosas y él me las ha cumplido. Esa frase la dijo él. Yo soy solo un instrumento”.
—¿No la habías ensayado antes?
—Nooo, hermano. No estaba planificado nada. Yo veo el video y también me sorprendo. Fueron frases muy seguidas y muy bonitas. Eso vivíamos en aquel 2011, frente a un grande como Alianza Lima y nosotros éramos un equipo chico, el Juan Aurich, que nunca había salido campeón. Los daban a ellos como favoritos, estaban festejando en Matute antes del partido, ya tenían todo listo para su celebración. Nosotros solo teníamos una fe enorme. Cuando perdimos en Chiclayo, no hubo nadie en el hotel. Se fueron todos, se alejan en la mala. Nosotros solo confiábamos en Dios y en nosotros. La fe es lo más lindo de la vida. Qué iba a pensar que aún hoy se usa todo el tiempo.
—¿Esa misma fe te salvó en diciembre?
—Es verdad. Fue hace poquito. Me pude morir, el Bravo me salvó de que un parásito que probablemente tenía alojado desde un viaje a la selva del 2015 acabe con todo. La historia es así: me invitan al décimo aniversario del campeonato del Juan Aurich en Chiclayo. Inicios de diciembre. De pronto, me siento un poco mal. No podía respirar, por un momento pensé en Covid pero bueno. Me pusieron unos antibiótico que me calmaron un par de días pero ya no resistía el dolor. Grave error fue eso. Yo soy cobarde para los hospitales, no creas, pero me llevaron a la clínica. Tenía 39 de fiebre. Me hicieron todas las pruebas del mundo, hasta VIH. No me encontraban nada. Hasta que hicieron una Junta Médica. De emergencia una resonancia con contraste y mi doctor detectó lo que estaba fallando: el hígado. Tenía un parásito alojado allí, se veía una mancha negra en el hígado. “Por lo que tú has tenido, otros se mueren”, me decían los doctores. No sabes: a mi esposa la llamaban dándole el pésame. Las redes sociales son crueles, habían dicho que yo me había ido.
—¿Qué dijeron?
—QEPD Cuto pusieron. Eso no se hace.
—En paralelo fue naciendo tu programa en Trome, La Fe de Cuto.
—Es verdad. El viaje a Barranquilla, por ejemplo, ya estaba planificado. Esto de ser conductor de un programa me ha acercado a la gente y también a entenderlos a ustedes. Se vive de otra manera el fútbol. Y si no fuera por lo que está haciendo la selección, imagínate lo que sería del país. Así como tenemos esperanza en la Blanquirroja, también debemos tener fe en el país. Pero de verdad, en serio. No solo de pose.
—¿Cómo definirías el estilo de La Fe del Cuto?
—Es un programa entre amigos. Conversamos, con respeto, para conocer más a los entrevistados. Tengo la suerte de poder tener muchos amigos a quienes admiro y conozco. Desde Melissa Klug hasta el Loco Vargas. Mi capitán el Puma. Waldir. Ha conectado con la gente, que les encanta el aguadito, como yo le digo: saber más de sus ídolos del fútbol.
—¿Aceptarías que tu frase sea usada por un partido político?
—Noooo. Y no sabes: ahora más que nunca me llaman: hasta he visto que ya algún partido la usa. Yo sé por qué me buscan, soy muy cuidadoso con ello. Yo solo pido, Dios mío, mándanos una legión de políticos que por fin hagan lo que tienen que hacer.
—¿Entrarías tú a política, digamos, como el Puma alguna vez?
—Si viene una gente seria, escuchas. cual sería el equipo, a qué apuntan. No es malo escuchar.
—¿Tienes patentada la frase? Es tuya y nadie debería lucrar con ella.
—He estado en el proceso pero es un poco difícil. Todavía no he tenido respuesta. Pero sí, ahora que lo preguntas, lo voy a retomar. Hace poco mi mamá me decía: Hijo, quiero hacerte una pregunta. ¿De dónde salió la frase? “Es de Dios, mamá”, le respondí. Yo puedo haberla dicho pero es de Dios.
—Tú eres creyente de siempre. Recuerdo en tus primeros años en la ‘U’: nunca te quitabas el rosario.
—Me lo regaló mi mamá, que me decía: Hijo, Dios lo puede todo. Ella reza todos los días el rosario, hermano. Y tú sabes que cuando una persona lo hace, los demonios se retuercen.
—¿Lo conservas?
—Ya no. Pero hace poco viajé con mi hija mayor a México y llevamos a bendecir unos rosarios a la Virgen de Guadalupe. Yo estoy protegido.
DEBATE: Radiografía de un Perú sin chocolate, por Mario Fernández
Cueva, Qatar y la selección
—¿De dónde nace la relación con Christian Cueva?
—Todo empieza días antes de la pandemia, a través de un amigo en común. Christian quiere conocerte, tío, me dijo. Harry Potter, como yo le digo, jugaba en Sao Paulo. Nosotros no nos conocíamos ni nada. Entonces a los días vino al restaurante pero no llegó solo: invitó al utilero, a Ryan Salzar, a Atilio Muente, a Jorge Huamán, sus excompañeros del primer equipo en que jugó, la San Martín. Pagó toda la cuenta. Ese día me di cuenta que es un hombre agradecido. Eso define a alguien, eso lo distingue.
—¿Por eso se hicieron cercanos?
—Sí. Yo le dije, él lo sabe: “Tú vas a ser el líder de la selección, pero tienes que confiar en ti”. Es un viejo, habla como si hubiera jugado 30 años al fútbol y es un muchacho aún. Con André Carrillo igual. Todos en el fútbol saben quién es quién, el respeto uno se lo gana. Y en el fútbol, que es un planeta aparte, uno nunca debe crucificar a alguien porque se equivoca. Mira lo que ha hecho Ricardo Gareca con él: es un crack. Mira lo que hizo con Zambrano y cómo jugó ante Colombia. Un día nos vamos a dar cuenta de todo lo que está haciendo. Cuando eres futbolista estás viviendo en otro planeta. Tienes la posibilidad de brillar y que la gente te quiera y tienes la chance de reinventarte.
—¿Qué otro futbolista de la selección representa para ti La Fe?
—Lapadula. ¿Tú sabes cómo duele la nariz cuando te cae un pelotazo? Imagínate que te la rompan. Ni siquiera un boxeador aguantaría tanto.
—¿Cómo es la relación hoy con Jefferson Farfán, tu sobrino?
—Yo no me hablo con él. 6 años ya. Lo he dejado en manos de Dios. Hay gente que le maneja sus cosas y es difícil llegar personalmente. Te diré que las puertas de mi casa están abiertas de par en par. “Oye, Cuto, te estás regalando pues”, me decían unos amigos. Nada. Cuando se termine su carrera, él se va a dar cuenta de que la familia es primero, segundo y tercero. Ahora está rodeado de mucha gente que solo le lleva el amén. Cuando se dé cuenta que realmente está más solo que Marco, ahí veremos. Mi familia lo extraña. En la vida uno debe tener gratitud y respeto. Sino, no tienes nada.
—¿Irás a Qatar?
—Eso ya está planificado con el programa. Iremos todos. Y cuando digo todos me refiero también a la selección.
MIRA: Luis Guadalupe y cómo nació La fe de Cuto, el programa de entrevistas más visto de YouTube
Esto también debes saber:
HIT. A los 45 años, Luis Guadalupe vive en estado de gracia. Su restaurante Cuto 16 se llena de lunes a viernes y su programa La Fe de Cuto tiene 2M de seguidores. “En el mundo del fútbol, todos saben quién es quién”, dice Cuto.
PRESENTE. El Puma Carranza fue otro de los grandes invitados de La Fe de Cuto, e hizo más de 300 mil reproducciones en redes. Este alcance ha hecho que, por ejemplo, la firma Fritz Sport, de Fritz Durand Falcón, sea su principal auspiciador rumbo a Qatar 2022.
ÉPICA. “Tengo hambre”, “Ahhhh, soberbios” y, sobre todo, “La fe es lo más lindo de la vida”, nacieron este día, el 14 de diciembre del 2011. Allí, el Aurich de Chiclayo con Guadalupe como capitán superó a Alianza Lima en un duelo definitivo, envuelto en circunstancias extrañas de las que hoy Cuto se ríe.
LA CASA. ¿Quieres ir a Restaurante Cuto 16? Apunta: Calle Lizardo Montero 282, Urb. Astete. La Perla, Callao. Teléfono: 986952215. Abre de 12 a 5 p.m.
VIDEO RECOMENDADO
MÁS HISTORIAS EN SOMOS
- Liga 1: cuentas de Twitter para seguir los partidos del torneo local, que este año será descentralizado
- “Ante Ecuador apareció el Chapulín Colorado: Edison Flores, un jugador que tiene algo mágico”
- Nació en Alemania, creció en los Alpes austriacos y representará al Perú en los Juegos Olímpicos de Invierno 2022
- Luis Guadalupe y cómo nació La fe de Cuto, el programa de entrevistas más visto de YouTube
Contenido Sugerido
Contenido GEC