Se estrenó la segunda temporada de Luis Miguel, la serie, y mientras Hispanoamérica pone una y otra vez la canción “Hasta que me olvides” en el Spotify, hay otro gran consenso entre el público y la crítica: qué bien escrito está el show. El responsable es el escritor Daniel Krauze, quien también se hizo cargo de la primera temporada en el 2018 y con quien Somos conversó entonces. Tres años después lo hemos vuelto a buscar para conocer con detalle el proceso de creación de los ocho capítulos que ya empezamos a ver a través de Netflix. Esto nos contó.
—¿Cuán desafiante fue escribir la segunda temporada dado el éxito descomunal que tuvo la primera?
Fue un desafío inmenso y padrísimo. Desde que terminó la primera yo tenía muchísimas ganas de participar en la segunda, pero la verdad es que no había pensado en la cantidad de retos que esta nos iba a plantear. Y han sido muchísimos, desde el hecho de no poder contar con Luis Rey. También sabíamos que debíamos cambiar la estructura de la serie. La verdad es que si alguien tiene quejas enormes y amargas del por qué se demoró tanto entre la primera y la segunda temporada, que hable conmigo. Yo soy el responsable. Pero lo cierto es que los guiones tenían que cocinarse a fuego lento.
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—¿Afectó la pandemia la escritura de los capítulos?
No, porque estuvieron listos antes de la pandemia. Pero igual nos demoramos en escribirlos más de un año.
—¿En qué se han basado para escribir esta segunda temporada? ¿En el nuevo libro ‘Oro de rey’ de Javier León Herrera y Juan Manuel Navarro?
Esa es una buena pregunta. En la primera temporada tuvimos una hoja de ruta, que fue el libro “Luis Mi Rey”, de Javier León Herrera. Hablaba mucho de la infancia de Luis Miguel y englobaba las líneas de tiempo que utilizamos la vez anterior: de 1980 a 1992. Pero el libro termina ahí. Entonces, para esta segunda temporada ya no teníamos aquello (’Oro de rey’ acaba de publicarse), así que salimos a investigar, a entrevistar. No puedo decirte a quién entrevisté, así como el resto de mi equipo, pero se hizo. Fue un trabajo de la producción completa.
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—¿Hubo nuevas entrevistas con Luis Miguel? ¿Cuán involucrado estuvo en la escritura de los guiones?
Con él siempre hay un canal de comunicación abierto, pero como comprenderás, no es que me conteste el Whatsapp. Se trata del artista más hermético que hay en Latinoamérica. No funciona así. Lo que te puedo decir es que claro que hay un canal de comunicación. No hay que olvidar que su amigo de toda la vida, Miguel Alemán Magnani, es también productor ejecutivo de la serie. El mismo Luis Miguel es productor ejecutivo de la serie. Sabemos por dónde ir, por dónde no. Así que, sí. El sol está presente.
—En la primera temporada hubo tres líneas de tiempo: Luis Miguel niño, Luis Miguel adolescente y Luis Miguel joven. En la segunda, dos: al cantante se lo ve en 1992 y, luego, en el 2005. ¿Por qué decides usar el recurso de los tiempos paralelos para esta historia en concreto?
A mí me gusta muchísimo el contraste porque me parece que evidencia cómo la fama, y la vida que propicia la fama ese calibre, va cambiando con la maduración. En la primera temporada vimos un niñito que vivía en una situación precaria, que cantaba… pero luego ves al joven en que se ha convertido en una supernova. Entonces, junto a los productores, quisimos replicar este recurso. Nos parecía que una manera interesante de lograrlo era irnos con el Luis Miguel de 22 años y el de 35, y plantear el reto, que siento Boneta que ha conseguido con éxito, es decir, el interpretar a dos personajes diferentes. Ha sido esta la mejor manera con la que podemos mostrar cómo la fama cambia tanto a alguien con el tiempo.
—¿Quién es el antihéroe de esta temporada: el mismo Luis Miguel, los managers que quieren aprovecharse de él…?
Hay algo de cierto en lo primero que dices. Recuerdo que Diego (Boneta) lo mencionó alguna vez. El primer Luis Miguel que interpretó era el bueno, simplemente por estar en contraste con Luis Rey. Nos parecía, ahora, que un Luis Miguel con clarososcuros iba a ser más interesante. Y más real. Lo natural es crecer y dejar atrás la inocencia de la niñez y la adolescencia. Me tranquiliza que quienes han visto ya los primeros capítulos entiendan eso. Quería que estas sombras de las que hablamos estuvieran en los guiones. Creo que se logra gracias, además, a los actores y a la dirección.
—Hay una escena en el segundo capítulo, cuando Luis Miguel está internado en un hospital, herido por el accidente auditivo que tuvo, en la que el manager le pregunta: “¿quieres que llame a alguien? Y él le replica, entre resignado y fastidiado, “¿¡A quién!?”. ¿Es la soledad el gran drama de la vida del protagonista a fin de cuentas?
No creo que haya un gran drama. Hay varios. Creo que Luis Miguel ha tenido una vida muy dramática. Pero, a la vez, muy interesante al menos para escribir. Es lo que te podría decir desde mi perspectiva. En este segunda temporada, creo que uno de los dramas principales es el balance entre la vida familiar, por un lado, y la supernova de fama que tiene, por el otro. Para mí, que no me conoce nadie en la calle, se me dificulta conjugar mi faceta profesional como escritor con el hecho de ser papá de una niña de cuatro años, imagínate para un hombre de ese calibre de éxito y de popularidad. Cómo combinas tus responsabilidades artísticas con ser novio, hermano, padre. Me parece que es un conflicto muy interesante.
—Supongo que no nos puedes decir cómo han solucionado en la trama el tema de Aracely Arámbula y los hijos que ambos tienen. Pero al menos nos puedes contar, ¿cuánto trabajo demandó buscarle una solución?
No puedo responder nada... En lo que responda, estaba pensando ahorita, me meto en problemas. Lo siento, Gabriela.
—Entiendo. ¿Qué capítulo de los ocho escritos te ha dejado más satisfecho?
A los ocho les tengo muchísimo cariño. Trabajamos tanto… te diría que le tengo un aprecio especial al capítulo 4. Yo no lo escribí, pero sí mi equipo. Somos siete escritores.
—La pregunta de rigor: ¿es posible pensar en una tercera temporada?
Mira, yo duermo con el teléfono al lado esperando una llamada de Netflix y de producción que me digan “va”. Desde de mi punto de vista claro que se puede hacer una tercera temporada. Ojalá suceda. Yo estoy listo para tener esta conversación contigo, pero sobre la tercera temporada, en unos años más. //
MÁS SOBRE DANIEL KRAUZE
Daniel Krauze estudió la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana (México) y la maestría en Dramatic Writing en la Universidad de Nueva York (NYU). Además de escribir guiones para televisión, ha publicado tres novelas: “Cuervos”, “Fallas de origen” y “Fiebre”. Su último libro “Tenebra” (Planeta, 2020), una historia que involucra corrupción, política y poder ya se vende en las principales librerías peruanas. Hoy es columnista de El Financiero y co editor de la revista Letras Libres.
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Los secretos del regreso de Luis Miguel, la serie.
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