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La cita es a las siete de la mañana en la estación Poroy, en Cusco, a diez minutos en auto del centro de la ciudad. Pero nos piden llegar cuarenta minutos antes para pasar un estricto control de bioseguridad. Luego de llenar una declaración jurada sobre nuestro estado de salud, formamos una cola, nos miden la temperatura y esparcen alcohol en nuestras manos y en el equipaje. Unos círculos dibujados en el suelo señalan la distancia que debemos mantener entre una y otra persona.
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Al interior, la capacidad del vagón opera a un 50% y tanto pasajeros como el personal de atención llevamos mascarillas y protector facial. Estamos a bordo del Belmond Hiram Bingham, famoso por incluir uno de los servicios de tren más lujosos del mundo. Como parte de los protocolos, solo dos personas se pueden sentar en sus cómodas mesas, ubicadas al lado de un amplio ventanal que ofrece inmejorables vistas del paisaje.
Antes de partir, nos indican que el trayecto hasta Machu Picchu tomará cerca de tres horas y media. Perú Rail e Inca Rail son las dos únicas empresas de trenes que llevan a Aguas Calientes, puerta de entrada a la ciudadela inca. Ambas ofrecen servicios turísticos de buena calidad y venta de pasajes por Internet. Ambas, además, han tenido que acatar una nueva normativa para volver a operar.
“Lo que nos interesa es brindarle seguridad al pasajero. Que sienta que puede viajar con seguridad y sin ningún tipo de riesgos. Nosotros cumplimos con todos los protocolos emitidos por el Minsa y el MTC para la operación ferroviaria”, nos cuenta Yuri Rodríguez, sub gerente de servicio a bordo de Inca Rail.
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Hay que tener en cuenta que no podremos beber ni comer ningún tipo de alimento, por lo que recomendarnos viajar bien hidratados (y desayunados). “De acuerdo con el reglamento, no vamos a entregar alimentos ni bebidas. Esto con la finalidad de que la gente no se saque la mascarilla o el protector, pues su uso es permanente y obligatorio", explica Rodríguez. Y complementa: “Antes ofrecíamos un menú de tres tiempos, con bebidas alcohólicas. Lo que nosotros teníamos en operación era un coche-restaurante. Pero imagino que en con el tiempo las medidas se irán ablandando y siendo menos restrictivas”.
Los operadores también ha reducido su personal para la atención de pasajeros en la cabina. “Normalmente tenemos a dos tripulantes que atienden un coche al 100%, pero como se ha reducido el aforo a la mitad también hemos reducido la cantidad de personas a bordo, a solo una persona. Además, como no hay servicio de alimentos y bebidas, no contamos con ese personal”, comenta Yuri Rodríguez.
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Si nuestro viaje a Machu Picchu es de ida y vuelta, recomendamos llevar un equipaje ligero. Aunque todo luce bastante pulcro, aconsejamos llevar productos para mantener nuestras manos y las superficies limpias. Para este tipo de viajes, June McKoy, médica y profesora asociada de Medicina en Northwestern Medicine, recomienda empacar desinfectante de manos, toallitas húmedas desinfectantes, guantes descartables y pañuelos de papel.
Si acatamos las recomendaciones, el viaje en tren ocurrirá sin mayores mayores sobresaltos y en el tiempo estimado. Para el retorno, las medidas a considerar son exactamente las mismas. La experiencia, a pesar de las circunstancias, es bastante recomendada. //